Quién puede negar que el cine de Tarantino ha permanecido en Latinoamérica como abanderado del cine violento Hollywoodense, y es que tal cual la traducción de su mítica película noventera, los tiempos violentos han azotado a nuestra región de generación en generación, son parte de nuestro cotidiano, estamos acostumbrados a ello; y si le sumamos el humor, que entrega tras entrega ha impreso en sus cintas, nos amortigua sus impetuosas tramas, extremosidad más o extremosidad menos. Y claro, la explicitud de sus escenas queda a la vista, ya que no tiene pudor en mostrar charcos de sangre, balazos por doquier y muertes en cada una de sus películas.
Diego Rodríguez Urra / resumen.cl
En 2017, el director estadounidense S. Craig Zahler (abreviatura de Steven), encabezaba el estreno de su segundo largometraje como director, de la película Brawl in cell block 99. Su primera obra fue Bone Tomahawk, un western con pintas de terror, protagonizado por Kurt Russell, novedoso y bien recibido por la crítica mundial, aunque no por ello, se catapultaba su carrera, al contrario, seguía siendo mediáticamente hablando, un director desconocido. Esa etiqueta, le dio la libertad al creador para tomar sus propias licencias, y generar tamaña película que analizaremos a continuación.
No mentiremos, esta película no es grandiosa, ni tampoco merecía portadas en las temporadas de premios, es más una buena cinta de las que no esperas mucho, y terminas gratamente sorprendido. Vince Vaughn es el protagonista, que personifica a Bradley Thomas, un exboxeador, venido a menos por la pérdida de su empleo y su inminente quiebre matrimonial, decide por falta de opciones, recurrir a trabajar para un amigo narcotraficante. La cinta se toma su tiempo para ir explicando las condiciones en las que Bradley se introduce en el mundo delictual. También, se lo presenta como un hombre tranquilo, pero que ante la presión, o una situación clímax, es capaz de reaccionar violentamente por defender su integridad.
Violencia en estado puro
Hay una rama muy conocida en el cine, un subgénero si se quiere, que es el Gore, en el que la violencia gráfica extrema es su principal motor. Sin embargo no es expuesto de manera masiva, ya que el público preparado para obras con este contenido es menor respecto a su género principal (terror), además de convivir con las constantes censuras en distintas latitudes; siendo Evil Dead II, Cannibal Holocaust o la controversial A Serbian film algunas de las abanderadas del Gore. También aprovechando el área, podría considerarse el mismo Terror como un cine violento, ya que su naturaleza es de conflicto, muertes y fuertes imágenes. La violencia eso sí, no es exclusiva del horror o de los otros géneros mencionados, ya que la vemos presenta de una u otra forma en el Western, ciencia ficción, bélico o como es el caso de Brawl in cell block 99, en el cine de Acción.
Y Craig Zahler, lo sabe, y también sabe que si repites la fórmula, mueres en el olvido. Entonces, es su estilo el que llama la atención, primero al convocar a Vince Vaughn, un actor identificado con la comedia hollywoodense, que pocas veces se desenvuelve en papeles dramáticos, acompañado de Don Johnson y un reparto no comercialmente conocido. Segundo, al explotar al máximo la violencia, deja en evidencia sus influencias, pero no siendo una copia de directores anteriores, sino que tomando la posta del cine tarantinesco, prosigue el legado de explicitud de cada escena. No hay reparos en la forma, y aunque con pocos recursos, aprovecha cada secuencia para demostrar su valía en la materia, poseyendo una turbia atmósfera de serie b. Ahí recaen las principales diferencias y logros de este creador, que al no girar su cinta alrededor de grandes actores, consigue que los intérpretes dancen ante el ritmo del guión creado por él mismo.
Las críticas a su lentitud, o a lo largo del metraje, pueden estar bien hechas, pero no es casualidad que la parsimonia de la primera media hora, desemboque en un desenfrenado festival de huesos rotos y planos abiertos de peleas tan crudas, que uno al verla queda pasmado. Pues claro, la conformación del personaje no auguraba un destino tan sangriento, siendo entonces es una sorpresa llegar a la segunda mitad de la película con tan descarnado giro. Podríamos llamar a este filme, como una revitalización del cine de explotación o de Grindhouse, ya que usa de las herramientas características, en este caso la violencia explícita, pero entregándotelo en tu pantalla, con el envoltorio de acción drama, muy bien preparado y estructurado. Este director con tan solo tres películas en su historial, es digno de ser reconocido.
Quizá no recomiende ver esta película un día Domingo con la familia tras el almuerzo, pero hay que verla, para comprender y disfrutar la diversidad en creadores e intérpretes, que pueden entregarte un material fresco e intrépido a pesar de que se cree que en el cine todo ya está inventado. Como anécdota final y a modo personal, comentar que vi la película en un notebook, viajando en bus desde Concepción a Santiago. Sin duda después de eso, Santiago no me pareció tan peligroso, y aprendí a no confiar más en un póster de película.Foto extraída de vanyaland.com