Cine negro y novela negra: Dimes y diretes

El cine negro es un invento de los franceses. A ellos se les ocurrió apelarlo así. ¿Por qué? Un poco de historia. El año 1946, liberada Francia del dominio nazi, se estrenan en París las siguientes películas venidas de USA: El halcón maltés de John Huston basada en la novela de Dashiell Hammett, con Humphrey Bogart como el detective Sam Spade; Laura de Otto Preminger, versión de la novela de Vera Caspary; Adiós muñeca de Edward Dyytrick, sobre la novela de Chandler (Dick Powell hizo de Marlowe); Pacto de sangre de Billy Wilder, sobre la novela de James M. Cain; La mujer del cuadro dirigida por Fritz Lang, con Edward G. Robinson. Los franceses se enloquecieron con estas películas, ya que las suyas estaban dominadas por lo que llamaban “cinéma de papa”, reaccionario, fome y convencional. Los críticos llamaron film noir a la novedad venida de América.

Wilberio Mardones* / resumen.cl 

Cine negro y novela negra

Ese cine negro es deudor de la narrativa negra, de los llamados pulp, sobre todo del cuento, aunque también de la novela. Es heredero también del viejo cine mudo de gángsters de los años 20, que conoció obras notables como Chinatown Nights de William Wellman y Underworld de Josef von Sternberg. Sus temas eran, por cierto, la prohibición del negocio y consumo de alcohol, el contrabando, la trata de blancas, el crimen por encargo y otras fechorías. Novelas de W.R. Burnett como Pequeño César y La jungla de asfalto conocieron versiones fílmicas por los años 30.

Un momento clave para el cine negro fue la introducción a mediados de los años 30 del llamado “Código de Producción de Películas”, una severa censura a los temas del sexo, la violencia y la corrupción, que hizo que mucha de la fuerza que había adquirido el cine de gángsters se viera opacada por una estricta vigilancia, ahora no solo de los grupos conservadores sino del estado mismo.

Carácter

El cine negro clásico es, en estricto rigor, el cine norteamericano de los años 40 y 50. El concepto ha sido un poco abusado. El cine negro es, sobre todo, el cine de los detectives privados creados por la narrativa negra. La literatura mantendrá su libertad frente al cine negro, sobre todo en materias sexuales. Sin embargo, se muestra generosa frente al fenómeno del cine y proporciona temas, personajes, ambientaciones y sucesos. Amén de escritores colaborando como guionistas.

El cine negro se vio limitado por la censura y el puritanismo imperantes en la postguerra. Se caracteriza además porque permitió una complicidad, un entendimiento entre directores y productores, que pocas veces se ha dado en la historia del cine norteamericano. El cine negro es, repito, heredero aunque no equivalente del cine policial o el cine de gángsters. Esto tiene que ver con varios factores:

-No es un cine documental de los procedimientos de lucha contra el crimen

-Mantiene distancia frente a objetivos didácticos o moralistas

-Su punto de vista suele ser el del asesino o el delincuente

-El detective privado del cine negro está más cerca del hombre común que del policía de uniforme

-Se halla subordinado a la narrativa negra, sus autores actuaron a menudo de guionistas y adaptadores (Raymond Chandler y James M. Cain, por ejemplo).

-Es insólito, cruel, erótico, ambivalente, cínico y onírico

-Practica abiertamente una estilización del crimen, está lejos de mostrarlo de manera realista.

Héroes

Sus personajes masculinos no son héroes positivos sino más bien antihéroes, como el gángster, el asesino, el chantajista, el verdugo, el ex convicto. Los actores duros reemplazan a los dulzones buenos mozos del cine convencional. George Raft, Edward G. Robinson, Robert Mitchum, Humphrey Bogart, James Cagney, representan a tipos maduros, golpeados por la vida, borrachines, pendencieros, machistas. Los personajes femeninos son por lo general también de la línea dura: mujeres perversas, fatales, traidoras, seductoras y amorales, implacables, a menudo asesinas. No son muñecas frágiles Barbara Stanwyck, Bette Davis, Laureen Bacall o Gene Tierney.

[caption id="attachment_103643" align="aligncenter" width="500"] Infierno en la bahía de San Francisco[/caption]

Estilo

El estilo del cine negro viene del expresionismo alemán. Blanco y negro, contrastes, planos dramáticos, actuaciones intensas. Diversos directores migrados desde Europa cumplen su rol de introducir el estilo: Josef von Sternberg, Billy Wilder, Otto Preminger, Fritz Lang. Aportó además una capacidad de síntesis respecto a la narrativa negra, que normalmente contiene demasiados elementos criminales. Al llegar a Estados Unidos huyendo de la barbarie nazi (muchos de ellos eran de creencia y raigambre judía), se dedicaron a producir películas incorporando los elementos propios de ese estilo, que se manifestaba sobre todo en lo visual, con decorados al borde lo fantástico, actuaciones melodramáticas (heredadas del cine mudo), una preferencia por lo desquiciado y chocante, un deseo de expresar las diferentes formas de la maldad.

Hay pues una cierta hibridez en el cine negro, es el producto de esas dos corrientes inspiradoras: el cine de gángsters y el expresionismo alemán. Fue el aporte de cineastas de primera línea como los venidos de Europa, aunque hubo muchas cintas hechas por realizadores locales que estuvieron en los orígenes del film noir y siguieron produciendo, hasta llegar a la época llamada “clásica” de este cine. Cabe señalar que logró un fenomenal éxito de público, cosa que encantó a los productores.

Elemento clave fue el inteligente uso del lenguaje popular, incluido el argot de las mafias y los delincuentes. Esto unido a un esfuerzo por filmar en exteriores o en crear ambientes convincentes, como apoyo fundamental al desarrollo de las tramas, fue la razón de la tremenda empatía que logró el cine negro entre el público de los países que lo acogieron, desde Estados Unidos, a Europa y América Latina.

Éxito

Vino luego el éxito artístico, en Francia primero. Los inteligentes críticos quisieron saber de los escritores que había detrás, a los cuales tradujeron, publicaron y hasta importaron. Nació así un apelativo, el “roman noir” (novela negra), que es el que se utiliza hasta hoy. Los franceses apreciaron a Cornell Woolrich (William Irish), Chester Himes, Hammett, Chandler, Cain y los otros, bastante más que los propios gringos. Tanto disfrutaron los franceses, que un movimiento cinematográfico, la “nouvelle vague” (nueva ola) se dedicó a hacer “cine negro de autor”, con carácter experimental, en los años 60, adaptando de manera impertinente y más bien intelectual, a David Goodis, Jim Thompson, Charles Williams y los mencionados. Estos realizadores se llamaron, dentro y fuera de la “nueva ola”, Truffaut, Godard, Chabrol, Clouzot, Melville...

Hasta aquí como introducción polémica al tema. Más adelante abundaremos en el desarrollo de este tipo de cine en la historia del arte, y en los aportes de sus diversas escuelas. (Hay un llamado neo cine negro). Por ahora me permitiré recomendar, para terminar, algunas películas clásicas para quien se interese en entrarle al tema del cine negro y pueda identificar a realizadores, actores, actrices, guionistas, músicos y todo ese mundo aparte que significa esta fascinante corriente del séptimo arte.

Lista

Pues aquí va una lista de 10 películas a mi juicio ápices del cine negro clásico. Aunque hay muchas más. El orden es arbitrario, no indica ranking ni preferencia. Tampoco pongo descripciones latas ni detalles, hay bastante información en la red virtual (Internet).

[caption id="attachment_103644" align="aligncenter" width="1240"] Manos peligrosas[/caption]

1. Infierno en la bahía de San Francisco (Hell in Frisco Bay), director Frank Tuttle, adaptación de la novela de William P. McGivern, música de Max Steiner, con Alan Ladd, Joanne Dru y Edward G. Robinson, 1955

Ladd es un ex policía recién salido de prisión injustamente acusado de asesinato y que no le perdona a su esposa (Dru) un episodio de infidelidad. A destacar el anticuado color y el formato de época, que dan pintoresquismo a las imágenes del puerto y sus cerros, así como la confrontación de rutinas de actuación entre Ladd y Robinson; más la belleza intemporal de Dru, a ratos deslumbrante. Interesante la banda sonora.

2. Manos peligrosas (Pick Up on South Street), director Samuel Fuller, música de Leigh Harline, con Richard Widmark, Jean Peters y Thelma Ritter, 1953

Un ejercicio de estilo por un director como Fuller que tanto aportó al cine de Hollywood. Esta vez también como guionista. Una historia vista desde la perspectiva de un ladrón del metro interpretado por Widmark, de poderosa presencia, aunque su rol es de comedia. Notables actuaciones del elenco femenino, Peters y Ritter. Un elemento de guerra fría de la época aporta otra dimensión a los actos del carterista.

3. Nido de ratas (On the Warterfront), director Elia Kazan, guión de Budd Schulberg, música de Leonard Bernstein, con Marlon Brando, Eva Marie Saint, Lee J. Cobb, Rod Steiger y Karl Malden,1954

En el marco de disputas entre dirigentes sindicales corruptos, obreros portuarios y la autoridad, el director Kazan se juega por el virtuosismo actoral de Brando y la ingenuidad angelical de Eva Marie Saint. Notable ambientación, detalles étnicos (irlandeses en los muelles de Nueva York) y ambigüedad política, hacen fascinante este clásico entre clásicos. Una notable partitura de Bernstein se hace notar, como cimiento de las diversas escenas.

4. Laura (Laura), director Otto Preminger, sobre la novela de Vera Caspary, co-guionista Ring Lardner Jr., música de David Raksin, con Gene Tierney, Vincent Price y Dana Andrews, 1944

Todo es opresivo y mentiroso en esta adaptación algo teatral, aunque hábilmente conducida por Preminger de la novela de Caspary, con la figura extravagante de un escritor y columnista de éxito que maneja los hilos. Detalles de ambientación, quiebres argumentales, un tema musical repetitivo y una dirección de actores que enfatiza el efecto marioneta (¡esos sombreros!), hacen de la película un ítem de culto del noir.

5. Pequeño César (Little Caesar), director Melvin Le Roy, sobre la novela de W.R. Burnett, con Edward G. Robinson y Douglas Fairbanks Jr., 1931

La figura del gánster de Chicago de Robinson no ha sido superada y sus parlamentos pueden ser repetidos como lemas. Ni hablar de la expresión corporal y la gesticulación facial. El actor llena la película y supera los escollos de una dirección rutinaria y la recién instalada censura. Lo suyo es aguar la fiesta a los ricos y poderosos, para serlo él mismo. El primer gran antihéroe en el mero nacimiento del cine negro.

6. Retorno al pasado (Out of the Past), director Jacques Tourneur, basada en una narración de Geoffrey Homes, co-guionista James M. Cain, con Robert Mitchum, Jane Greer, Virginia Huston y Kirk Douglas, 1947

Otro antihéroe, un ex detective metido en la frontera entre el bien y el mal (Mitchum), cae en las garras de una bella y fina femme fatale (Greer) impidiéndole rehacer su vida con una joven pueblerina (Huston). Un mafioso simpático (Douglas) lo va hundiendo en una espiral de crímenes, mientras Mitchum fuma como chimenea y mueve su corpachón con soltura. Un film noir altamente apreciado por la crítica.

7. Cada amanecer muero (Each Dawn I Die), director William Keighley, con James Cagney, Jane Bryan y George Raft, 1939

Cagney y Raft dan vida a una de las primera grandes películas de tema carcelario. Cagney es un periodista dedicado a la denuncia de corruptelas empresariales en el rubro construcción, condenado tras un choque mortífero fraguado por sus enemigos. Un auténtico malandro (Raft) lo ayuda a planear une escape que culmina en masacre. Una dimensión particularmente idiosincrática del cine negro, el infierno de la cárcel.

8. Alta Sierra (High Sierra), director Raoul Walsh, sobre la novela de W.R. Burnett, co-guionista John Huston, música de Adolph Deutsch, con Humphrey Bogart, Ida Lupino, Alan Curtis, Arthur Kennedy y Joan Leslie, 1941

Un ex ladrón de bancos (Bogart), recién salido tras años de prisión en Chicago, lo primero que hace es unirse a una banda que organiza un atraco en la lejana California. Debe lidiar con un puñado de ineptos, dos damas veleidosas, un paisaje grandioso, un socio moribundo, un joyero tramposo, la policía motorizada y un perro con jetta. Típico de Bogart, cara pétrea en marco de tragicomedia. Walsh es hábil para dirigir un grupo grande de actores y actrices.

9. El terror del hampa (Scarface), director Howard Hawks, basada en la novela de Armitage Trail, co-guionista Ben Hecht, con Paul Muni, Ann Dvorak, George Raft, Karen Morley y Boris Karloff, 1932.

Otra obra maestra del cine de gángsters que influyó poderosamente en la eclosión de cine negro. Producida antes del código de censura, fue sin embargo prohibida en varios estados. Los productores debieron negociar cambios. Aparte de su temática criminal y violenta (la guerra de la cerveza, por ejemplo), es una cinta de sofisticada cinematografía. Las actrices (Dvorak, Morley), fenomenales. Tics de actuación de cine mudo dan al filme un toque onírico.

10. Pacto de sangre (Double Indemnity), director Billy Wilder, sobre la novela de James M. Cain, co-guionista Raymond Chandler, música de Miklós Rózsa, con Fred MacMurray, Barbara Stanwyck y Edward G. Robinson, 1944.

El respetado director Wilder, el peso de su co-guionista Chandler y las alabanzas de Cain, la han hecho un caso de aclamación unánime como obra muestra del cine negro. Se sostiene en McMurray, Stanwyck y Robinson (que llegaron a sus papeles por descarte), firmes actores, si bien poco atractivos. El suspenso está sólidamente construido. La película postuló a varias categorías del premio Oscar y no ganó ninguna. Pero su prestigio sigue intacto.

*Wilberio Mardones es un librero y crítico panameño avecindado en Chile

Este artículo ha sido publicado en el sexto número de la revista que puede ser adquirida a través de su sitio web trazasnegras.cl

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