[resumen.cl] Hoy lunes 7 de noviembre comienza en Marruecos, la XXII Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP22) con el objetivo declarado de realizar acciones más concretas que en la Cumbre de París de diciembre de 2015. Esta conferencia se realizará en medio de un ambiente de protestas por la trágica muerte de un vendedor ambulante de pescado en la ciudad de Alhucemas. Mientras tanto, las catastróficas proyecciones para los nuevos escenarios climáticos a corto y mediano plazo apuntan a la necesidad de cambios radicales en el sistema económico mundial.
Durante estos días, cerca de 20.000 delegados de los 196 países negociarán nuevos acuerdos climáticos para intentar reducir la capacidad industrial global de emisiones invernadero. Según señalan los organizadores, la conferencia de Marruecos, debería dar continuidad a los acuerdos de París, considerados insuficientes por organizaciones sociales y ambientales en todo el mundo.
El pasado viernes 4 de noviembre, a casi un año de haberse realizado la Cumbre de París en diciembre de 2015, entró en vigor el Acuerdo que vincula a más de 190 países y pretende que la temperatura promedio global del planeta se mantenga "muy por debajo de los dos grados centígrados" de incremento, hacia finales del siglo XXI.
Según indicó Salaheddine Mezouar, presidente de la COP22 a Prensa Latina, esta conferencia es una oportunidad para poner las voces de los países más vulnerables frente a los cambios del clima, en particular los países africanos y estados insulares. Es urgente actuar ante estas cuestiones relacionadas con la estabilidad y la seguridad', señaló.
Las negociaciones de esta semana se llevarán a cabo en un ambiente de protestas desencadenadas por la muerte del vendedor ambulante Mouhcine Fikri, quien falleció triturado por un camión de basura mientras intentaba recuperar su mercadería confiscada por la policía. Según indican agencias, al vendedor le fue confiscada en la ciudad de Alhucemas, media tonelada de pez espada, una especie que se encuentra con prohibición de pesca entre los meses de octubre y noviembre en el país norteafricano. Medios señalan que en otras oportunidades, el pescado requisado va a parar a instituciones de caridad, tales como orfanatos. Sin embargo, en esta ocasión, la policía trituró el cargamento a la vista de todos los transeúntes, según se ha indicado, debido a la probable operación de una mafia que controla el mercado de pescado y busca dar escarmientos públicos.
Catastróficas proyecciones climáticas indican la necesidad de cambios radicales.
La normalidad del sistema capitalista global y las enormes magnitudes involucradas en las emisiones totales de gases invernadero, aumentan progresivamente el riesgo de de una peligrosa interferencia en el sistema climático de la biosfera.
La concentración en la atmósfera de CO2 ha aumentado desde 270 partes por millón en la época preindustrial hasta los actuales 400. Entre 1990 y 2015 el forzamiento radiativo –que provoca el aumento en la temperatura promedio global– experimentó un incremento del 37% a causa de los gases de efecto invernadero de larga duración, tales como el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), resultantes de la actividad industrial global.
El sector energético es uno de los principales responsables de las emisiones de gases invernadero a nivel global y está basado principalmente en el uso de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) Pese a las escuálidas y nominales restricciones que se han discutido desde las más recientes cumbres climáticas, este uso de combustibles fósiles se incrementa a nivel global, aumentando las emisiones de gases invernadero, y se prevé que estos combustibles continúen siendo por lejos, la principal fuente de generación de energía durante las próximas décadas. Otros sectores como el transporte o agroindustria vegetal y animal, responsables de gran parte del cambio de uso de suelo que degrada la absorción de CO2, tampoco muestran signos de decrecimiento.
Pese a los acuerdos negociados por gobiernos, compañías y organismos supranacionales, la crisis se agrava con la continuación del negocio de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), la negativa a establecer restricciones e impuestos a la operación de mega-compañías contaminantes, el crecimiento y la profundización de la capacidad extractivista de los Estados, el aumento de los consumidores (y no el aumento de la población) y su capacidad de consumo en el sistema urbano-agroindustrial global, la acidificación de los océanos, la pérdida de selvas tropicales y biodiversidad asociada, la depleción de la capa de ozono, el desbalance en el ciclo global del nitrógeno y el fósforo, entre otras problemáticas.