Cómo afrontar y sobreponerse ante las situaciones de crisis

En Salud

altDespués de una situación de crisis o emergencia, como el terremoto y maremoto ocurrido en Chile, se suele hablar de recuperar o restablecer el bienestar emocional, por lo que resulta pertinente dedicarle algunas líneas a este concepto.

Bienestar emocional no necesariamente significa estar del todo bien, sino suficientemente bien, es decir, estar en capacidad de reconocer el estado emocional en el que uno se encuentra y en función a eso organizar los recursos personales. En el caso particular del período post terremoto y maremoto, se trata de poder afrontar y sobreponerse ante lo ocurrido.

Afrontar lo ocurrido implica reconocer que frente a un evento tan impactante –como lo es un desastre natural– se presentarán reacciones emocionales y cambios en el comportamiento comunes a todos los afectados, toda vez que el mundo tal como se conocía se ve severamente alterado. Por ello, parte importante de la recuperación se asienta en la reconstrucción de la noción de seguridad, ya que esta facilitará que paulatinamente se retome el control sobre lo que ocurre en la vida cotidiana. Restablecer las rutinas es un acto que permite reorganizarse según lo conocido, y ello va configurando un escenario en el cual uno empieza a reconocer en sí mismo recursos para sobreponerse, tanto como recuperar la confianza en que existen otros que –a la par que se sobreponen– pueden ayudar a otros a lograr tal fin. Así, se establecen redes de soporte que garanticen el bienestar no sólo individual sino también colectivo.

Lo señalado anteriormente se refiere a la experiencia, vale decir, todo aquello que ocurrió y ocurre desde el momento mismo del desastre. De igual manera, cada quien tiene un registro particular del evento en términos de vivencia, la misma que necesita ser procesada. Procesar una vivencia implica poder dar cuenta de ella, y así reconocer lo que necesita ser atendido. Compartir con otros resulta fundamental, ya que aquello que no logra expresarse es aquello que no logra ser resuelto. Ahora bien, este compartir con otro implica hacerlo con alguien que esté en disposición y capacidad para atender los contenidos a expresar. En tal sentido, los adultos pueden compartir entre ellos, así como atender la necesidad de expresión de niños y adolescentes, pero nunca colocarles en la posición de sostener a los adultos.

Cada quien desde su rol (padres, educadores, dirigentes comunitarios, etc.) puede formar parte de la red de soporte que permita afrontar y procesar tanto las experiencias como las vivencias suscitadas a partir del terremoto y maremoto, donde desarrollar esta labor de manera suficientemente buena hará que sobreponerse resulte no sólo en recuperarse emocionalmente sino que se disponga de una mejor actitud frente a situaciones de desastre, toda vez que lo acontecido significa un aprendizaje en términos de prevención y promoción de la capacidad para salir adelante no importa cuáles sean las dificultades que toque afrontar. Y es que la vida, aunque no siempre nos traiga terremotos ni maremotos, nos enfrentará a situaciones que requieran de nosotros la capacidad de ser recolocarnos en una posición segura desde la cual mirar de manera optimista el futuro.


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