Por Felipe Pérez Solari"Chilenas y chilenos no confían ni en sus instituciones ni en personas que no conocen" es una tesis que se repite con insistencia en la prensa corporativa y los medios para las masas. Como fuente se señalan muchas veces encuestas de opinión tipo “pesca de arrastre”; pocas veces, ciencia rigurosa. Para arribar a dicha tesis habitualmente se busca cuantificar la confianza o señalar su existencia en valores absolutos. Confía o no confía, sí o no, blanco o negro.
¿Pero es sólo lo que sucede en Chile una “crisis de confianza”, es decir, que hay más individuos que desconfían que los que confían? ¿Es sólo un problema entre sí/no, entre confiar/no-confiar? ¿Es la confianza algo que se “deposita”, como el dinero en un banco, pudiéndose cuando ya no “se cree”?
Confiar significa reducir la enorme complejidad de la vida cotidiana mediante la fijación de expectativas predictivas hacia individuos o sistemas. Se confía en el carnicero para conseguir buena carne; mientras se confía en la carnicería, un sistema organizacional, para el mismo fin. El esquema confiar/no-confiar, aquí todavía funciona. El problema es cuando se debe arriesgar el recomendar a otro confiar en individuos o sistemas sociales, sean organizaciones o sistemas orientados a funciones específicas como la economía (satisfacer necesidades) o la política (decidir vinculando colectivamente). La confianza, de esta manera, se hace reflexiva pues “porque confío” puedo “recomendar a otro/a confiar”. Se confía en la experiencia de confianza del otro. Se confía en la confianza. Sin embargo, el opuesto también es perfectamente posible. Si las expectativas predictivas permiten reducir complejidad mediante el “desconfiar”, perfectamente se puede recomendar “desconfiar”, pues se “confía en desconfiar”. Se confía en la experiencia de desconfiar del otro. Dicho en corto: “Yo no compro carne ahí porque ha salido dos veces mala, aún conociendo a los carniceros”.
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Dicho lo anterior, pareciera ser que chilenas y chilenos, más que no confiar ante desconocidos o instituciones, confían en desconfiar. Puesto de otra manera: al verse obligado a recomendar a otro el cómo fijar expectativas predictivas, se opta por desconfiar antes que confiar. Palabras como “montaje” o “cocina” ahorran explicaciones al posicionar la confianza en la desconfianza en el sistema jurídico y político. Para remarcar el punto dos ejemplos: Pedro Urdemales, visión folclórica del peón latinoamericano, podía engañar hasta al mismo diablo. Vicente Huidobro señalaba sobre el sistema jurídico chileno ya en 1925: "Una justicia que lleva en un platillo de la balanza la verdad y en el otro platillo, un queso. La balanza inclinada del lado del queso".
Si resulta ser cierto que chilenas y chilenos sí tienen mucha confianza, pero en desconfiar, cabría preguntarse cómo impacta esto desde el 18 de octubre de 2019 hasta la fecha. Posicionamos dos preguntas: ¿Recomendaría Ud. a otra/o confiar/desconfiar en Carabineros? ¿Recomendaría Ud. a otra/o confiar/confiar en los partidos políticos?
Para explicar por qué se confía en desconfiar podría echar mano a las incuestionables violaciones a los derechos humanos cometidas por Carabineros de Chile, policía de carácter militar (gens d'armes), o relatar la serie de “cocinas” acordadas por partidos políticos. Tomaré otra opción. Responderé personalmente por qué recomendaría confiar en desconfiar como respuesta a ambas preguntas. Confiar en desconfiar, me permite ante Carabineros fijar la siguiente expectativa predictiva. Creo que si usted, lectora o lector, o yo mismo, nos vemos envueltos en un hecho en el cual una o un Carabinero comete un delito, se desencadenaran los siguientes eventos: 1. Carabineros negará o relativizará la comisión del hecho; 2. El Gobierno se posicionará como espectador, señalando que es “problema de la justicia”, obviando el olor a queso; 3. La “justicia” tardará inexorablemente en llegar a una sentencia inculpatoria o exculpatoria; 4. La prensa, si es que lo hace, comunicará la decisión jurídica sobre un hecho del cual ya nadie recuerda. Le recomendaría confiar en desconfiar. Ante la segunda pregunta: toda añoranza, deseo, idea, argumento, proyecto que desee escribirse en una constitución debe hacerse en forma de artículos. Artículo 1, artículo 2, etc. Ningún partido firmante del “Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución” tiene respuesta a la pregunta: Ante un lápiz, un papel en blanco y la constitución existente: ¿qué van a escribir en forma de artículos?
Finalmente, le recomendaría confiar en desconfiar pues el sistema político se encuentra en una contradicción imposible de resolver: criminalizar la rebelión tratando a los rebeldes como enemigos políticos o reformar el sistema político prometiendo un futuro que se niega a comenzar. ¿Qué hacer entonces? Parta por tomar un lápiz, un papel y redacte el primer artículo de su constitución. Pídale a otro u otra que haga lo mismo y discuta.