[resumen.cl] La población en Perú supera los 32 millones y en Chile se acerca a 20, de los 13 países con más contagios en el mundo son los que menor población tienen. Ambos casos caracterizados por políticas erráticas y arbitrarias, alejadas de las recomendaciones de la comunidad médica y científica, así como de las experiencias de otros países.
La Directora del FMI, la búlgara Kristalina Georgieva, anunció para Chile una línea de crédito flexible por 23.930 millones de dólares por la contingencia sanitaria, los que si este gobierno sigue actuando cómo lo viene haciendo hasta ahora, seguramente en su mayoría irán a subsidiar empresas y en menor cantidad a los exiguos salarios de emergencias, bonos o canastas.
Antes de marzo, contabilizábamos 47.050 hogares distribuidos en 802 campamentos esto es: “Asentamientos precarios de 8 o más hogares que habitan en posesión irregular un terreno, con carencia de al menos 1 de los 3 servicios básicos (electricidad, agua potable y sistema de alcantarillado), y cuyas viviendas conforman una unidad socio territorial definida” (MINVU 2019). La pobreza en Chile alcanza el 8,6% (CASEN 2017) esto es 412.839 personas en extrema pobreza (ingreso mensual por persona inferior a $107.131) y 1.115.445 pobres (ingreso mensual por persona inferior a $160.696). Entre las regiones de O’Higgins y Los Lagos todas sobrepasan el promedio nacional destacando La Araucanía (17,2%), Ñuble (16,1%) y Bío-Bío (12,3%). Compare estas cifras con el “ingreso familiar de emergencia” decreciente y por 3 meses (algo así como $65.000 por persona en un hogar de 4 personas el primer mes).
Hay en Chile 13 regiones con planes de descontaminación por daño ambiental severo que abarcan 107 comunas. Hace sólo días el Centro de Microdatos de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, señaló que la tasa de desempleo en el Gran Santiago en marzo fue de 15,6%. Pero qué ocurrió en este desalentador panorama, “nos pilló marzo”.
El Presidente y Ministro de salud con estrategias por ellos mismos reconocidas como equivocadas nos han conducido al colapso sanitario, económico y social, insisten en una realidad que no es, abren el comercio, no congelan los precios de los artículos de primera necesidad, aprovechan la pandemia para seguir legislando a favor de las élites y los congresistas están muy disponibles para ello. Eliminan derechos laborales, subsidian al sector privado y en muy menor medida a esos pobres y desempleados que describíamos en los párrafos anteriores. Por eso hay que ser críticos y desobedecer las instrucciones absurdas de las autoridades, es una norma básica de autocuidado y de sobreviviencia.
La abismante precariedad y desigualdad que cada cierto tiempo leíamos en reportes y estudios no es posible maquillarla, una pandemia con estos efectos, que aún no alcanza al 0.1% de la población mundial, ha puesto en jaque a los modelos de desarrollo. La ciudadanía se expresa en la calle, protesta, prende barricadas y grita fuerte contra la desigualdad, el desamparo, el racismo, el abuso de poder de las élites, grita por una vida más digna.
Las ollas comunes, la protesta focalizada en las poblaciones, las múltiples expresiones artísticas en redes sociales denunciando la precariedad y mostrando resistencia, la pausa para reflexionar sobre el tipo de sociedad en la que vivimos y ayudamos a construir nos indica que el camino es otro y está por verse si hay algún jaque mate.
Estos días se han condenado en Concepción al primer preso político del Estallido Social, entran en operación las leyes que criminalizan a quien disiente, al que lucha por un cambio, leyes que contaron con los votos de la ex nueva mayoría, Frente Amplio y de los que se apodan socialistas. A la fecha llevamos más de 7 meses de una vida social agitada, extraordinaria, todo indica que así seguiremos...
