Conversatorio sobre la amenaza minera en el Gran Concepción se realizará en Penco
En Penco
En el llamado a la actividad los y las organizadoras declaran que “en un ambiente de completo desconocimiento por parte de la comunidad aledaña al proyecto minero y sin contar con un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) y dos Declaraciones de Impacto Ambiental (DIA) rechazadas por el SEA, éste ha recibido el apoyo del actual alcalde de Penco Víctor Hugo Figueroa y el Ex Intendente de la Región del Biobío Rodrigo Díaz Wörner.”
El proyecto es propiedad del grupo financiero Larraín Vial a través de la empresa Minería Activa. El titular el proyecto es la empresa Rare Earth Extraction UNO o (REE UNO por sus siglas en inglés).
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Las denominadas “tierras raras”, material que pretende explotar la minera, es el nombre con el que se suele llamar un grupo de 17 elementos químicos entre los que se cuentan 15 elementos del grupo lantánidos: lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio, además de escandio e itrio.
Estos minerales se han vuelto indispensables para el desarrollo de nuevas tecnologías marcadas por aplicaciones cibernéticas, desarrollo creciente de la inteligencia artificial, nuevos materiales para dispositivos bélicos por parte del complejo militar-industrial y de programas espaciales de las potencias imperialistas. El principal país involucrado en esta industria extractivista es China con inmensos daños socioambientales generados en su territorio. En la actualidad capitales de diversos países se encuentran interesados en desarrollar nuevos puntos de extracción de tierras raras para impedir el monopolio chino de estos elementos y disputar el poder geopolítico de la potencia asiática en este rubro.
En este contexto es que grupos empresariales buscarían desarrollar en Chile la minería de tierras raras desde la óptica de satisfacer la creciente demanda global de estos elementos para el funcionamiento de nuevas tecnologías. De esta forma, la expansión de la minería industrial hacia el centro-sur del país involucraría una tendencia a rematar aún más una zona caracterizada por la depredación pesquera, expansión del negocio energético y extensa cobertura monocultivos forestales, todos rubros que han degradado fuertemente los ecosistemas y mantienen con muy escasa independencia económica y alimentaria a la población local.