[resumen.cl] Este sábado 5 de septiembre, diversas organizaciones de Coronel desarrollaron una marcha por las calles de la comuna manifestándose contra la contaminación que asola la salud de los habitantes de la ex zona minera, ahora “basurero” industrial.
Fueron principalmente los vecinos del sector sur de Coronel, aledaños a la Planta Termoeléctrica Santa María de Colbún apoyados también por pescadores artesanales, los que se reunieron en Calle Erratchou con Orompello, para luego marchar por Erratchou hasta la calle Jarpa para finalmente tomar la carretera hasta llegar a la Termoeléctrica Santa María, lugar en el que se manifestaron contra el principal foco de contaminación industrial del sector. Cabe recordar que Santa María está emplazada frente al Hospital de Coronel y a varias poblaciones.
Los vecinos denuncian a Santa María de Colbún de envenenarlos con su polución de material particulado. Se han organizado y han denunciado a la Termoeléctrica al servicio ambiental y estarían prontos a presentar una demanda contra la energética del grupo Matte. Las movilizaciones se han reactivado demandando que no se abra la segunda unidad de la termoeléctrica, próxima a ponerse en funcionamiento y los vecinos señalan estar dispuestos a continuar para que se detengan la completamente las operaciones de la energética que ha provocado serios daños a la salud de los pobladores.
Además de la contaminación atmosférica, a la energética se le ha denunciado por absorber recursos hidrobiológicos a través de sus ductos y cambiar la temperatura del agua que devuelven al mar destruyendo los recursos que históricamente extraían algueras y pescadores artesanales.
Los efectos sobre la vida humana de este tipo de centrales provocan serias dificultades a la salud humana. Las más notorias son las irritaciones del aparato respiratorio, el agravamiento de las alergias, la reducción de la función pulmonar y el empeoramiento de enfermedades respiratorias crónicas. Todos estos efectos se agravan principalmente en niños y adultos mayores. Por otra parte, la contaminación química arrojada a la atmósfera también baja a la tierra con la lluvia, contaminando los cursos de agua que beben animales y los cultivos agrícolas.