Con cifras diarias a tope, una segunda ola casi inminente y millones de personas contagiadas, la Covid-19 ha cambiado la vida de muchos y muchas; incluyendo a quienes se contagiaron y fueron dados de alta, pues no sólo deben pasar una larga terapia para poder volver a su vida lo más normal posible, sino que también deben lidiar con la hostilidad de las conspiraciones o incluso las pérdidas de seres queridos. Conversamos con Rodrigo Leal, penquista que pese a haberse recuperado oficialmente hace semanas, aun debe lidiar con las secuelas de la enfermedad.
Por Angeles Arriagada Saavedra
Hace ya más de nueve meses que en Chile se presentó el primer caso de Covid-19, llegado a la fecha a más de medio millón de personas con el virus, sin embargo, a diferencia de otras enfermedades, el coronavirus pareciera mantener por un largo tiempo la recuperación del sistema, incluso con secuelas de por vida. Rodrigo Leal, es un profesor que a fines de noviembre e inicios de diciembre debió estar en cuarentena tras un contagio, a pesar de tomar todas las precauciones, pues su padre requería de diálisis lo que lo transformaba en población de riesgo.
“La forma en la que yo me contagié fue porque se contagió mi padre, él era paciente con problemas hepáticos, por lo tanto se dializaba, sin embargo había estado normal durante toda la pandemia habíamos tenido muchos resguardos de todo, principalmente por él” señala Rodrigo, haciendo hincapié en que precisamente debido a esto eran particularmente meticulosos en los cuidados y que hasta hace poco recién tuvieron el contacto con el virus: “Cuando él vuelve y se repone, llaman para informar que tenía que hacer cuarentena, por contacto estrecho y en ese periodo en el que está haciendo cuarentena en su cuarto, aún así debía continuar yendo a diálisis”.
Los médicos que atendían a su padre en una de sus diálisis al verlo mal y sabiendo que había sido contacto estrecho, le realizan un examen que dio positivo e inmediatamente con su madre los envían a cuarentena, al mismo tiempo que Rodrigo comienza a presentar síntomas. Lamentablemente, su padre falleció a las dos semanas que fue diagnosticado, producto de la enfermedad.
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A pesar de haber sido dado de alta hace dos semanas, Rodrigo nos relata cómo ha sido su largo proceso de recuperación, pues si bien, no estuvo gravemente enfermo ni con mayores malestares respiratorios, aún persisten sus secuelas: “Me recomendaron que tenía que empezar a hacer un poco de deporte, salir a caminar y cosas por el estilo, eso ocurre hace 16 días a la fecha de hoy”, agregando que “Imaginaba qué podía ser cinco días, cuatro días, pero en realidad van dos semanas de eso, de una fuerte fatiga y al mínimo esfuerzo que haga, me paro muy rápido, levanto algo con peso, por ejemplo, cargar las bolsas de compra, caminar un par de cuadras, automáticamente significa un cansancio”.
[caption id="attachment_90069" align="alignnone" width="2048"] Rodrigo Leal, profesor de filosofía penquista sufre las secuelas de la Covid-19 a dos semanas de haber sido dado de alta oficialmente | Resumen.cl[/caption]
Durante toda la pandemia hemos tenido que leer diversas teorías de la conspiración respecto al coronavirus, unas más ridículas que otras, las que incluso se han transformado en una falta de respeto al dolor de las miles de familias que han sido víctimas de la enfermedad. Al respecto, Rodrigo nos comenta que para él existen dos tipos de personas, los conspiranoicos y los de duda sana: “Porque la gente puede seguir perfectamente dudando, le pueden gustar los misterios, ese es mi pensamiento, la forma que yo tengo de abordar esto. La gente puede seguir dudando, puede seguir asombrándose, cómo característica del pensamiento filosófico, pero hay una diferencia entre eso, entre la sugestión, que uno se produce cuando por ejemplo, estamos en un campamento, en una fogata, contamos historias de terror y sabemos que son mentiras pero que igual nos dan miedo o nos entretienen, hay un límite entre eso y creer cualquier cosa que dice otra persona y creerme yo mismo una especie de iluminado y que el resto de las personas son borregos, cómo dirían los conspiranoicos”.
Finalmente, nos hace un llamando al cuidado y pone sus esperanzas en las vacunas: “Para las personas que están de alguna forma felices o algunas personas que se sienten confundidas con el tema, sin tener ese pensamiento conspiranoico, que es normal que aparezcan dudas, con respecto a algo nuevo, sobre todo en este tiempo que hemos estado encerrados, es normal, que parezca toda esta forma de pensar, simplemente dudar, sentirse triste y todo lo que conlleva, y el consejo que puedo dar, tratar de ser crítico pero responsablemente, dudar de manera responsable y lo que siempre le digo a las personas, que se cuiden, no para ellos, sino en realidad para las personas que no tienen la oportunidad de tener más dificultad para sobrevivir a la enfermedad”.