PARTE 1
PARTE 2
Siempre, desde la antigüedad, se ha sabido que las personas, humanas o jurídicas, revelan su verdadera valía cuando enfrentan una gran adversidad. Eso, mientras luchan contra ella, y, más aún, cuando tienen que asumir con habilidad y dignidad una derrota.
Dicho en otras palabras, aquellos que se ponen histéricos de rabia o de miedo, no sólo son perdedores. Además son malos perdedores.
Mire Ud. lo que pasó con el magnífico imperio de la Atenas de Pericles. Los ricos aristócratas, convencidos de que tenían el ejército más poderoso del mundo, decidieron enfrentarse a su rival Esparta, que tenía prestigio pero era más pobre y sólo podía movilizar ejércitos menores.
Los políticos atenienses, ensoberbecidos, comenzaron por lanzar guerras de dominio. Sobre todo una expedición contra Egipto, y luego otra contra Sicilia. Ambas guerras, además de innecesarias, fueron carísimas. En Egipto, tuvieron finalmente que retirarse, tratando de disimular su derrota.
Pero en Sicilia sí sufrieron una derrota inesperada. Miles de jóvenes atenienses perecieron en combate y muchos miles más fueron vendidos como esclavos.
Esparta entonces convocó a otras naciones que habían sufrido la prepotencia de Atenas. Y, por supuesto, los atenienses sufrieron la derrota total que puso fin a la Guerra del Peloponeso. Cuando Atenas cayó en manos de sus enemigos, los aliados de Esparta pidieron que la ciudad fuese destruida por completo y que todos los atenienses fuesen reducidos a la esclavitud.
Pero los jefes espartanos y otros líderes vencedores se negaron a destruir a esa nación que había sido ejemplo de libertad, de justicia, de eficiencia y hasta de elegancia y hermosa manera de vivir, y que había combatido valientemente.
Fue así como se salvó Atenas, pese a la derrota y a la necia arrogancia de sus últimos líderes. Atenas supo perder y se ganó el respeto de los vencedores. Bueno, Atenas sigue existiendo en nuestros días, es la capital de Grecia, mientras que las ciudades de los vencedores ya son sólo vestigios arqueológicos.
Por cierto no pretendemos comparar a Washington con Atenas, ni a Barak Obama con Pericles Alcmeónida. ¡Claro que no!... Pero sí es un buen ejemplo del efecto histórico que puede tener un gobierno que sea lúcido y sereno para enfrentar un tiempo adverso plagado de pseudo victorias que en realidad son derrotas.
Aterrizando en nuestros días, vemos cómo para Estados Unidos la impasible tranquilidad de Rusia ha llevado a que Washington se sienta no sólo frustrado sino también humillado. Y el asilo que Rusia le otorgó al denunciante prófugo Edward Snowden, ha llevado al aparato político estadounidense a un estado de histeria muy próxima a lo irracional.
Particularmente los parlamentarios han ofrecido un espectáculo que, pese a su dramatismo, sigue resultando vagamente cómico. Un senador demócrata afirmó que Rusia, por haber cumplido con sus propias leyes y no someterse a Estados Unidos, les había asestado una puñalada por la espalda, y que cada día que pasa en que Edward Snowden goza de libertad en Rusia, es como si Moscú le revolviera el cuchillo en las entrañas a Estados Unidos. ¿Qué tal? … Podría ser la letra de un corrido malacatoso, ¿verdad?
Y ayer, un paquete de 76 de los 102 senadores de Estados Unidos, le presentó al presidente Barak Obama un petitorio demandándole que lance de inmediato un ataque militar masivo contra Irán.
Otro senador, John McCain, exigió que además se apliquen duras sanciones contra todos los países que ofrecieron asilo a Edward Snowden. Y además, que se envíen cuanto antes armas de alta potencia a los rebeldes sirios y que eventualmente Estados Unidos invada militarmente a ese país árabe.
En fin, recordemos que si bien, según las encuestas, el presidente Barak Obama ya no tiene mayoría a su favor, en el caso del Congreso la opinión pública es demoledora. Una encuesta realizada por la CBS mostró que apenas un 13% de la gente piensa que los senadores y diputados hacen bien su trabajo. Los demás, el 87%, opina lo contrario. Y una encuesta de Gallup y USA Today, muestra que un 80% de los estadounidenses consideran que los congresistas le están causando un daño grave a su país.
Como lo representa la publicación conservadora Infowars, en estos momentos el Congreso de Estados Unidos es, lejos, la institución más despreciada por los norteamericanos.
Como fuere, la coyuntura específica del asilo político a Edward Snowden realmente parece marcar un cambio de época para Estados Unidos. Un antes y un después de Snowden. Y eso, principalmente porque Estados Unidos en realidad ha tenido que asumir su total impotencia ante Rusia.
De partida, el hecho de que Rusia le haya otorgado asilo temporal a Snowden, no es de ninguna manera un “remilgo” del Kremlin. No. Se le otorgó asilo temporal porque eso es exactamente lo que Edward Snowden solicitó. Durante el año, el prófugo gozará de todas las libertades y derechos de un ciudadano ruso. La única limitación que se le impuso fue que se abstenga de publicar más secretos importantes del Gobierno de Etados Unidos.
Y sobre eso, Snowden se siente muy tranquilo, pues al menos un duplicado del inmenso contenido de los discos duros que él se llevó, está en poder de otros aliados, que se encuentran en diversos países del mundo.
Por lo pronto uno de los que tiene en su poder una inmensa parte del tesoro informático que se llevó Snowden, es el célebre y galardonado periodista, abogado y escritor británico Glenn Greenwald, columnista del diario The Guardian.
Y por cierto Greenwald sabe que los hombres de negro andan por ahí buscándolo, y por ello los tiene muy bien notificados sobre el destape monstruo que se produciría y a él llegara a sucederle algo malo.
Tal como lo reconocieron los más altos jefes de la Agencia Nacional de Seguridad del gobierno, Snowden es una persona con habilidades geniales, que fue capaz de pasearse a su antojo por el interior de los laberintos cibernéticos, abriendo cerrojos encriptados, copiando no sólo los salvoconductos, claves y protocolos de cada etapa y zona de seguridad. Además obtuvo los procedimientos, los algoritmos y todos los elementos secretos empleados para encriptar y desencriptar, y los sistemas con que se manejan vastas operaciones, no sólo del espionaje del gobierno sobre las comunicaciones de la gente, sino de zonas completas de la cibernética militar y espacial.
De hecho, todos están conscientes de que, si así lo hubiese querido, Edward Snowden podría haber implantado, en rincones indetectables de ese universo abstracto, diversos virus, troyanos y otros micro-instrumentos que él podría activar cuando lo deseara para realizar faenas con efecto catastrófico para Estados Unidos.
Uno de los oficiales de más alto rango a cargo de la investigación sobre el hackeo de Snowden, comentó que su trabajo fue tan perfecto que simplemente casi no dejó rastros de los sitios en que penetró. No se sbe hasta dónde llegó, ni que fue lo que hizo allí.
¿Se da cuenta Ud. de lo que podría hacer Edward Snowden si realmente fuera un traidor dispuesto a atacar a su propia patria?
En realidad, el presidente Obama no sólo se siente decepcionado. Está furioso y humillado. Pero ciertamente ha logrado controlar su emocionalidad. Ya el viernes pasado, el vocero de la Casa Blanca, Jey Carney, utilizó casi calcadas las palabras del presidente ruso Wladimir Putin, sobre el caso. Carney dijo que las relaciones y contactos entre Rusia y Estados Unidos se basan en asuntos mucho más importantes que el caso Snowden, y que el gobierno de los Estados Unidos no dejará que Snowden destruya los puentes que se han construido.
Sin embargo, Carney admitió que Barak Obama está resentido hasta el concho. Y que se está reflexionando sobre las medidas a tomar, que expresen claramente la indignación del Gobierno.
Pero, por supuesto, eludió especificar cuáles podrían ser esas medidas de intención sancionadora. Hablando así como conjetura personal, mencionó que quizás Obama podría anular su reunión personal con el presidente Wladimir Putin, haciendo un aparte durante la cumbre del Grupo de los 20 que se realizará en septiembre en San Petersburgo.
Pero esa suposición más bien provocó algunas sonrisas de incredulidad de los periodistas.
De hecho es Estados Unidos el que tiene una agenda más urgente para conversar con Rusia. El desarrollo de los convulsos procesos que se están dando en el Oriente Medio, incluyendo Afganistán Pakistán Irak y las repúblicas del Cáucaso en el Asia Central. Todo ello depende del entendimiento entre los intereses de Estados Unidos y los de Rusia.
Igualmente, el recién elegido gobierno de Irán ya está en conversaciones avanzadas con Moscú para adquirir armamento defensivo ruso con tecnología de punta, y además existe un proyecto de construcción de una nueva planta nuclear aún mayor que la de Busher.
Mientras tanto, incluso los servicios de inteligencia de Arabia Saudita ya han informado que a guerra civil en Siria está ganándola el ejército leal al gobierno del presidente Basher Assad, y por ello se le cerró el paso a los envíos de armas y mercenarios que estaba haciendo Qatar, y se ha arrinconado fríamente al primer ministro turco Tayyip Erdogán.
Justamente en los momentos en que informábamos sobre la victoria del ejército leal de Siria en la ciudad de Homs, definida por los rebeldes como la Capital, otras dos noticias pasaban desapercibidas. Una, que el gobierno golpista de Egipto envió una petición de visita al presidente ruso Wladimir Putin, quien accedió y se le espera en El Cairo en pocos días más.
Se cuenta con que Rusia sea un factor decisivo para evitar la guerra civil y producir un entendimiento entre los fundamentalistas sunnitas y el ejército con su gobierno en comisión de servicio. Es decir, una tarea en la que ni el secretario de Estado John Kerry ni su equipo consiguieron avanzar.
Y la otra noticia fue la cordialísima reunión del príncipe Bandar bin Sultán, de Arabia Saudita, el más importante personaje del reino después del propio rey Abdullah. Por supuesto, lo que conversaron quedó en secreto., pero se sabe que hablaron de Siria, de los kurdos, de Palestina y de las muy frágiles posibilidades de afianzar la paz en la región.
En tanto en Afganistán hay verdadera euforia por los avances a la construcción de un nuevo ferrocarril, con capitales y tecnología de Rusia, que conectará a todo el país desde su frontera con el Cáucaso, hasta la India, con ramales hacia Pakistán y China.
Este ferrocarril complementará el gran oleoducto que llevará petróleo de Irán y el Cáucaso, a los mercados de la India y China, abasteciendo de paso a los mercados locales.
¿Se fija Ud.?... ¿Puede Estados Unidos prescindir del inmenso aporte que está haciendo Rusia para el reordenamiento del Oriente Medio después de las masacres desatadas por las intervenciones de Estados Unidos y la OTAN?
¿Qué represalias y sanciones podría realizar Estados Unidos?... en realidad esta pregunta ha provocado chistes y bromas. ¿Decretar zona de exclusión aérea sobre Rusia?... Aplicar sanciones a los que compren petróleo y gas de Rusia, es decir, a toda Europa?... ¿Poner más bases de misiles en las fronteras rusas?
Algunos de los congresistas furiosos propusieron boicotear las olimpíadas de invierno en Sochi, al sur de Rusia, pero de inmediato se alzó la protesta multitudinaria, ya que esa medida sería un castigo para los atletas estadounidenses y no para los rusos.
En realidad, quedó patéticamente claro que el gobierno de Barak Obama simplemente se encuentra sumido en la impotencia cuando se trata de castigar a Rusia.
E incluso en el propio Washington, el respetado y prestigioso “trust de Cerebros” conservador conocido como el Centro de Interés de la Nación, señaló a los periodistas que fue el propio gobierno de Barak Obama el que cometió el error de presionar excesivamente a todo el resto del mundo, en su desesperación por atrapar a Edward Snowden.
Y señalan que era obvio que Rusia por ningún motivo iba a permitir que Washington apareciera imponiéndole a Moscú sus decisiones, incluso cuando esas implicaban transgredir las propias leyes rusas.
Está ahora claro que sí, que efectivamente Estados Unidos está enfrentando un cambio de era en la historia de su presencia internacional.
Básicamente, está enfrentado a su impotencia imposible de ocultar. La coyuntura de Snowden dejó desnudo al gobierno de los Estados Unidos en una desnudez implacable. Lo desnudó como espía de su propia gente y como invasor de la privacidad de las naciones que supuestamente son amigas, como es el caso de Gran Bretaña, Alemania, Holanda y Francia.
Lo desnudó como manipulador desesperado, cuando azuzó a cuatro países europeos a realizar la maniobra circense e inútil de bloquear el avión presidencial de Bolivia.
Pero, encima de esa desnudez, resaltó finalmente la desnudez del gigante impotente.
Al día siguiente de conocerse el asilo otorgado por Rusia a Edward Snowden, la agencia noticiosa Xinjua, de China, emitió un análisis sobre el hecho, en los 20 idiomas en que se transmite.
En su análisis la agencia oficial china señala que el Gobierno de Beijing celebra que el presidente de Estados Unidos le haya puesto freno a las truculentas expresiones de los congresistas.
Destacó además que Estados Unidos ha ido quedando en un mal pie ante las demás naciones del mundo, particularmente por el enorme espionaje sobre su propia gente y la de otros países.
Y, finalmente, le deseó al presidente Obama que tenga éxito en estos momentos en que sin duda está reflexionando sobre los propios errores cometidos por su gobierno.
Suavecito, ¿verdad?
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