Las tropas leales del gobierno de Siria mantienen su avance, difícil y lento, pero inexorable, para liberar los dos barrios de la ciudad de Aleppo que seguían copados por fuerzas insurgentes financiadas y equipadas por Estados Unidos, la OTAN y las monarquías petroleras de Arabia.
Hasta ahora, los grandes medios de la prensa transnacional continúan su narrativa y sus “descripciones entretenidas y emocionantes”, según las cuales los insurgentes son unos idealistas libertarios que cuentan únicamente con precario armamento liviano. Es decir, que son una especie de súper héroes a los que les basta disparar sus rifles Kalashnikov de fabricación rusa para derribar helicópteros artillados, reventar carros blindados de combate y hacer volar casamatas de concreto armado.
En cambio, según el relato de las mismas transnacionales noticiosas, las tropas leales del gobierno sirio serían tan extremadamente tontas y tendrían tan mala puntería, que a pesar de ser numerosas y contar con armamento sde cuado, todavía no logran desplazar a los rebeldes y dar comienzo a lo que “será una masacre”, según profetizó la agencia noticiosa norteamericana Associated Press.
En realidad, la guerra mediática lanzada en contra del gobierno sirio ha llegado a extremos tan caricaturescos que ya son muchos los medios noticiosos, tanto de izquierdas como derecha, que han comenzado a revelar las verdades.
Incluso una publicación de la derecha norteamericana, Infowars, llega a calificar de “mentirosos profesionales” a los periodistas de esos medios, y destaca cómo en el lenguaje de aquellas noticias, ahora los terroristas sólo son “disidentes”.
De hecho, menciona cómo la misma BBC de Londres, antes tan respetada y respetable, ahora llegó al extremo de ilustrar uno de sus relatos sobre la supuesta brutalidad del presidente Assad, con imágenes de soldados disparando contra la población… pero, oiga, lo que muestra, en realidad, son imágenes de archivo, tomadas por un camarógrafo italiano, y las tropas que aparecen corresponden a la invación a Irak en 2003.
La verdad ya se ha vuelto inocultable, y en parte ha sido reconocida por el propio gobierno de Estados Unidos. Ya se admite que el gobierno de Siria, encabezado por el presidente Basher Assad,. Ha resistido durante ya un año u medio, el ataque invasivo y sangriento de decenas de miles de mercenarios provenientes de diversos países, pagados y equipados por los reyes árabes petroleros, recibiendo entrenamiento de combate en bases militares en Turquía e Irak.
Fuera de eso, las fuerzas rebeldes o insurgentes están permanentemente recibiendo colaboración operacional del Ejército de Estados Unidos, de parte de la CIA y del MI6 bitánico, incluyendo la información del espionaje satelital que detecta todos los desplazamientos de las fuerzas armadas sirias, a fin de que los insurgentes puedan conocer de antemano la ubicación y el número de las unidades militares, y así elegir las rutas más seguras para tenderles emboscadas o bien comprar las ciudades, aldeas, o barrios en las ciudades grandes, conociendo cuándo las tropas son pocas o bien cuando están desplazándose hacia otro lugar.
Han sido periodistas honestos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia e Italia los que han sumado sus testimonios a los reportes de corresponsales de otros países como la India, Rusia y China.
Según esos reportajes, indudablemente entre las fuerzas insurgentes se han infiltrado un número estimado en 100 mil mercenarios del mundo árabe, que aparecen como simples aventureros dispuestos a matar y eventualmente a morir por un salario, pero que en un porcentaje elevadísimo son en realidad jihadistas de la Hermandad Musulmana, conducidos por Al Qaeda.
Por cierto, esta realidad no niega que exista un sector de las fuerzas insurgentes que realmente están combatiendo por sus convicciones. Pero en el hecho el llamado Ejército de Siria Libre, según lo reconocen la OTAN y las Naciones Unidas, es un conglomerado de un centenar de ejércitos mercenarios más o menos privados, y sólo precariamente coordinados por el Consejo Nacional Sirio que supuestamente preside a toda la oposición contra el régimen de Bashar Assad.
Cada uno de esos ejércitos privados obedece a sus propios jefes, los cuales a su vez responden o a una alta directriz política religiosa, como Al Qaeda o la Jihad Salafista, o si no, acatan las instrucciones de los príncipes árabes que aportan los sueldos de la tropa y el equipamiento de combate, y, además, de pasadita, prometen suculentos puestos en el supuesto gobierno después de una supuesta victoria.
Entre las informaciones que en Chile Ud. Jamás ha recibido de los grandes medios sobre la guerra civil de Siria, se cuenta una entrevista a un teniente coronel del ejército de Irak, comandante de uno de los puestos fronterizos entre Irak y Siria, donde los efectivos iraquíes presenciaron sin poder intervenir, un ataque por sorpresa por efectivos insurgentes poderosamente armados con lanzacohetes y ametralladoras pesadas en transportes blindados..
El comandante irakí refirió cómo el destacamento rebelde masacró a los militares prisioneros, comenzando por el comandante capturado, un teniente coronel al que primero le cercenaron con sable las manos y los pies, delante de sus soldados, y luego lo remataron acribillándolo con disparos de metralleta apuntados no al pecho sino que al vientre, a fin de que se demorara más en morir.
Luego, ante los propios militares del lado irakí, los rebeldes sirio ejecutaron a los 22 soldados sirios.
La fuerza de los insurgentes fue estimada en alrededor de mil efectivos, y entre 150 y 200 hombres, se quedaron a cargo del puesto fronterizo en el que izaron la bandera de Al Qaeda.
Conversando con los militares iraquíes, algunos de los rebeldes se declararon miembros de la Sección de Al Qaeda del Norte de África. De hecho, la misma agencia noticiosa France Press tuvo que admitir que los protagonistas de la gran arremetida lanzada desde hace dos semanas, en su mayoría no son gente de Siria sino extranjeros reclutados para combatir en el territorio sirio.
Gran número de los combatientes rebeldes entrevistados por los periodistas se identificaron como provenientes de Argelia, Egipto, Libia, Túnez, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes y más de un centenar de ellos dijeron ser ciudadanos franceses, hijos de inmigrantes árabes sumidos en la pobreza, que se enrolaron atraídos por la buena paga. Otros se identificaron como militantes islámicos de Chechenia, Ingushetia y otros países del Cáucaso, el en sur de la ex Unión Soviética.
Cuando las fuerzas rebeldes lanzaron su más poderosa arremetida, a partir del viernes 13 de julio, llegaron a capturar 3 de los principales pasos fronterizos con Irak, que son las únicas carreteras pavimentadas por donde pueden transitar los camiones cargados de suministros procedentes de Irak, que abastecen a la población siria, en tanto que sus puertos están bloqueados por las sanciones de la Unión Europea.
De ahí que las fuerzas militares sirias tuvieron que esforzarse en recuperar esas vías esenciales, lo que se consiguió en cruentos combates. En estos momentos, los rebeldes mantienen en su poder uno de los pasos fronterizos importantes y otros dos secundarios, con caminos sin pavimentar.
En realidad, el feroz encarnizamiento de la guerra civil en Siria, se inició el 26 de junio, cuando poderosos efectivos del ejército turco se movilizaron amenazantes a la frontera siria, en forma tan agresiva e inesperada que incluso agentes de la inteligencia israelí creyeron posible el inicio de una invasión al menos para controlar una franja de territorio sirio y entregarlo a las fuerzas rebeldes.
Luego de que las defensa antiaéreas de Siria lograran derribar un avión de combate Fantom F-4, supersónico, de la Fuerza Aérea turca, que había incursiondo en el espacio aéreo sirio, el gobierno de Turquía se jugó muy ingenuamente la carta de apelar al reglamento de la OTAN que establece que todas las fuerzas militares del Tratado del Atlántico Norte, se pondrán en pie de guerra en defensa del país miembro que sea atacado.
Es decir, el primer ministro Recep Ertdogán creyó, ingenuamente, que los ejércitos de Estados Unidos y Europa se lanzarían al ataque de Siria por del derribamiento del avión.
Pero sus sueños resultaron ser sólo castillos en el aire. De hecho Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña le aconsejaron enérgicamente que se deje de boberías. Y, puesto que el mandatario turco había lanzado ya juramentos de venganza, se vio obligado finalmente a buscar un subterfugio para salvar la cara y no quedar en ridículo. Fue entonces que el gobierno de Turquía declaró a la prensa mundial “que bueno, que parecía” que en realidad no había sido la defensa antiaérea siria la que derribó el avión, y que más bien era posible que el avión “se cayó por accidente nomás”.
El mismo día de las maniobras agresivas de Turquía en la frontera siria, los servicios de inteligencia israelíes informaban tener conocimiento de que se había iniciado una operación a gran escala, con un ataque masivo de los insurgentes en plena ciudad de Damasco, capital de Siria, y que los insurgentes estaban haciendo uso de artillería pesada y carros de asalto para atacar puntos clave del gobierno.
En realidad, lo que había comenzado era una operación de esfuerzo supremo por parte de los insurgentes, que habían recibido ya suficientes armamentos, refuerzos y pertrechos para intentar de una vez por todas el derrocamiento del gobierno.
Ese primer ataque fue trabajosamente repelido, y ahí las fuerzas rebeldes sufrieron terribles pérdidas de hombres, armamento y pertrechos logísticos que fueron capturados por el gobierno.
Tras una semana de combates centrados principalmente en Damasco, el ejército leal logró finalmente expulsar a los atacantes y se preparó para iniciar una contraofensiva para recuperar las ciudades que habían caído bajo control rebelde.
Entre los prisioneros rebeldes capturados en esta ofensiva, hubo un número importante de ellos que estaban dispuestos a hablar, a contar todo lo que sabían. El personal del gobierno incluso invitó a numerosos corresponsales extranjeros para que conocieran los testimonios y los detalles de la gran ofensiva rebelde que ostensiblemente estaba fracasando.
Incluso periódicos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania y Francia dieron a conocer parte de aquellos testimonios. De ellos, fue muy relevante conocer la táctica empleada por los rebeldes para asestar golpes contra el gobierno, provocando enfrentamientos muy sangrientos y con gravísimo costo para la población civil.
Según los testimonios, los jefes insurgentes reciben información de la CIA y otros servicios de espionaje de la OTAN, incluyendo la información satelital sobre la ubicación de las fuerzas leales, sus desplazamientos y, por supuesto, aquellos puntos donde las defensas son más débiles.
Moviéndose sigilosamente por sendas trazadas a partir de la información satelital proporcionada por Estados Unidos, los contingentes rebeldes logran infiltrarse en las ciudades y aldeas, durante la noche, y de inmediato se ubican atrincherándose en las azoteas y terrazas de los edificios, donde instalan nidos de potentes ametralladoras de grueso calibre, a la vez que montan barricadas sólidas en las calles.
Luego, mediante estruendosos aloparlantes, despiertan a la población civil y comunican que todo el debe permanecer absolutamente dentro de sus casas. Los francotiradores y nidos d ametralladoras hacen disparos de advertencia e incluso apuntan contra ventanas. Y si algún osado curioso se asoma, es de inmediato acribillado. Para ellos, es importante hacer que la gente se sienta aterrorizada, y, a la vez, parten de la base de que todas las bajas de la población civil serán atribuidas por la prensa occidental al ejército leal.
Al lograr el control de la ciudad o del barrio elegido, los líderes y comandantes rebeldes se aseguran dejar túneles y otras vías de escape, en caso de que las fuerzas militares logren recuperar el lugar.
Como fuere, en cada caso los jefes tratan de entusiasmar a los combatientes asegurándoles que las tropas gubernamentales están ya extenuadas, que hay muchas deserciones, que ya están debilitadas y que las posibilidades de victoria rebelde son cada vez mayores y más concretas.
Fue en momentos en que se derrumbaba la gran ofensiva rebelde, que Al Qaeda resolvió asestar un golpe que posiblemente sería decisivo. Mediante su sistema de mensajería secretas, los jefes de Al Qaeda al parecer le dieron la orden de actuar a uno de sus agentes infiltrado durante años en el seno mismo del sistema de seguridad del comando central del gobierno sirio.
El miércoles 18 de julio, este agente detonó un poderosísimo aparato explosivo, no se sabe si en un atentado suicida o mediante un teléfono celular. La intención era básicamente asesinar al presidente Basher Assad que supuestamente estaría en reunión con cuatro de sus principales colaboradores.
Pero Assad no asistió a esa reunión y las víctimas fueron el asesor de seguridad, general Ashwat, quien era cuñado de Assad, además del ministro de defensa, el vice ministro de defensa y el ministro del interior, quien quedó vivo pero cuyas heridas le provocaron la muerte dos días después..
Pese a ser un golpe devastador para el gobierno, ese atentado terrorista, sin embargo, tuvo efectos imprevistos y muy negativos para los rebeldes. Primero, porque el gobierno se reorganizó con sorprendente velocidad, demostrando que su capacidad de reacción sigue intacta.
Segundo, porque la identidad de las víctimas demostró que el gobierno de Siria no es ni una dictadura personalista, ni tampoco una dictadura de la secta islámica alawuita, a la que pertenece el presidente Assad.
De hecho estas víctimas fueron: un cristiano, el ministro de defensa Raoul Rajinah; un sunnita, el vicepresidente Hassan Turkmani, y dos alawitas, el vicepresidente de defensa y cuñado del presidente Assad, y rl Ministro del Interior Mohammed Ibrahim al-Shaar.
Es decir, quedaba muy claro que en el gobierno sirio están participando amplios sectores de la base social, con representación de las principales religiones y posturas políticas. La comunidad cristiana de Siria, que reúne a algo más de dos millones de personas, ha participado permanentemente del gobierno, y durante la guerra civil ha apoyado al presidente Assad, y por ello ha sido víctima de terribles atentados terroristas.
De hecho, dos arzobispos católicos y tres patriarcas cristianos ortodoxos fueron asesinados en los últimos dos meses. Asimismo, la presencia de un general sunnita muestra que las otras ramas del Islam están participando también, con excepción de la Hermandad Musulmana, que entre otras cosas tiene la autoridad, al menos espiritual, sobre organizaciones como Al Qaeda y el movimiento palestino Hamás, ambas entidades declaradas violentamente en contra del presidente Assad.
La gran mayoría de l población de Siria, que bordea los 28 millones de habitantes, pertenece a grupos heterogéneos que sin embargo hasta ahora habían logrado convivir y colaborar entre sí con razonable armonía. Los kurdos sirios son entre un millón y medio y dos millones. Los sunnitas son algo más de siete millones. Los cristianos, como señalábamos, son más de 2 millones. El resto está formado por los drusos y los alawitas, que suman alrededor de 7 millones, y un número no determinado de otras sectas islámicas, incluyendo los shiítas.
De ahí que, contra las torpes consideraciones estratégicas de Estados Unidos y la OTAN, el gobierno de Bashar Assad ha sido capaz de resistir con increíble vitalidad y firmeza el ataque de fuerzas terrestres aplastantemente superiores a las que antes habían derribado el régimen de Muammar Khadaffi en Libia.
Esa realidad fue correctamente percibida por China y Rusia, que se negaron terminantemente a darle a la OTAN lo instrumentos jurídicos de las Naciones Unidas para repetir en Siria la demolición que habían perpetrado en Libia.
Y la posición de ambas potencias, que provocó la furia vociferante de Washington, es claramente compartida, sobre todo, por las demás naciones emergentes, la India, Brasil y Sudáfrica, y también por las recientes organizaciones regionales de países que se integran económica y estratégicamente, como es el caso, en América Latina, de las organizaciones UNASUR, MERCOAUR y ALBA.
Para todos ellos, el precedente de que un grupo de reyezuelos fantásticamente ricos (y brutalmente violadores de los derechos humanos) puedan de buenas a primeras aparecer en alianza con Estados Unidos y la OTAN para intervenir en cualquiera nación del mundo, utilizando la fuerza militar, el estrangulamiento económico y el aislamiento político, declarándose “en nombre de la comunidad internacional” bajo la figura publicitaria de “proteger los derechos humanos y la democracia liberal”.
La crisis de Siria pudo haberse resuelto pacíficamente en dos grandes oportunidades, con las intervenciones de la Liga Árable y la de Kofri Annan, por las Naciones Unidas. Sin embargo, ambas oportunidades fueron saboteadas desembozadamente por Estados Unidos y sus socios petroleros. De hecho, pese a haber apoyado formalmente el plan de paz de Kofi Annan, Estados Unidos mantuvo su apoyo a las operaciones militares rebeldes, incluyendo la información satelital que permitió realizar una y otra vez ataques sangrientos, siguiéndole el rastro a los inspectores de las Naciones Unidas.
Ahora ya no se sabe cuál será el desenlace, ni cuándo podrá producirse. De hecho, ya Estados Unidos está más bien angustiado tratando de encontrar una salida pacífica 1ue le permita a Washington salvar la cara por esta desastrosa y vergonzosa aventura sangrienta en Siria, la república árabe que, con todas sus fallas y errores, era la más libertaria y culta de todo el Oriente cercano. Allí, por ejemplo, las mujeres tienen acceso p`leno a la educación y el trabajo, en todas las frofesiones y oficios, y la libertad religiosa les permite prescindir de velos y tapujos.
Siria es un país que, sin tener grandes yacimientos de petróleo, ni ricos yacimientos mineros, sin embargo mantiene una economía próspera en su modestia, prácticamente no tiene deuda externa y en cambio tiene excelentes índices de distribución de la riqueza, y autoabastecimiento pleno en materia de alimentación.
Esa es la base social que le ha permitido al gobierno de Assad, resistir hasta ahora victoriosamente el ataque masivo por todas sus fronteras, de millares y millares de mercenarios bien armados y financiados, dispuestos a aniquilar al gobierno.
Esa resistencia increíble es la prueba más clara de que la realidad de Siria no es aquel relato de caricatura terrorífica que han estado propalando las multinacionales noticiosas y propagandísticas.
¿Caerá el equipo de gobierno del Presidente Assad, sirviendo de chivo expiatorio para ser reemplazado por otro gobierno que básicamente estará integrado por los mismos grupos que hoy gobiernan?
Todavía es posible, pero no es muy probable.
Por otro lado, ha surgido un nuevo protagonista inesperado: el pueblo kurdo, una nación de más de veinticinco millones, cuya patria fue desmembrada y repartida brutalmente por las potencias coloniales occidentales.
La patria kurda fue entregada en su mayor parte a Turquía, donde actualmente viven alrededor de 15 millones. Otra parte pasó a dominio de Irán, con 6 millones, y otra parte fue entregada a Irak, con más de 6 millones. Por último, una pequeña parte del territorio kurdo pasó a dominio de Siria, en el nor-este del país, haciendo fronteras con Turquía e Irak, y allí moran aproximadamente un millón y medio de personas.
De hecho, por un silencioso tratado entre el gobierno de Assad y los líderes kurdos, ese territorio ha pasado a tener carácter de Estado Autónomo Confederado de Siria. Es decir, con ello se da un paso decisivo para el surgimiento de una patria kurda.
El norte de Irak, el antiguo territorio kurdo con capital en Mosul, posee grandes yacimientos de gas y petróleo,y en estos momentos ya tiene ese carácter de autonomía prácticamente independiente del resto de Irak, y, además, tiene a Turquía agarrada de los fondillos, pues ya pasó a ser uno de los principales abastecedores de combustible para los turcos, a la vez que importa anualmente cerca de 10 mil millones de dólares en productos producidos en Turquía.
De hecho, ya Turquía tuvo que parar por completo sus sangrientas incursiones militares persiguiendo a los combatientes kurdos que mantiene sus guerrillas en territorio turco. Y por supuesto, ahora los kurdos del norte de Siria constituyen un temible tapón para el contrabando de armas y mercenarios.
El laberinto sangriento que Occidente provocó en Siria, como vemos, puede tener alcances inimaginables. De hecho, Israel no siente ninguna alegría por la perspectiva de que sea derrocado el régimen de Basher Assad, con el cual se ha llegado a establecer una relación estable incluso a pesar de la permanente tensión.
Está claro que si la Hermandad Musulmana llega a tomar el poder en Siria, establecerá sus alianzas naturales, primero con las potencias islámicas sunnitas, es decir, las monarquías petrolera árabes, más las mayorías dominantes de Egipto, Túnez, Argelia y el reino de Marruecos, a lo que se suman las poderosas entidades belicosas de Hamás e Palestina, y el Hizbollah, en el Líbano.
Sin reconocerlo abiertamente, los estrategas israelíes se preguntan si se está formando un gigantesco, rico y militarmente poderosísimo Califato Musulmán ocupando prácticamente todo el Oriente Medio.
¿Y qué pasaría si ese califato, que tiene dinero para comprar prácticamente cualquier cosa que esté en venta, se compra ahora el arsenal atómico que anhela poseer, y después de tenerlo siente que se está enojando contra Israel?
Hay mucho que pensar para entender cuál será el desenlace de la brutal aventura de Occidente en la República de Siria..
Pero para reflexionar y entender, es preciso saber la verdad de lo que ocurre.
Por fortuna pareciera que las grandes megaempresas de la propaganda, las noticias y el entretenimiento a prueba de tontos, han comenzado a darse cuenta de que la gente se está dando cuenta.
Son muchos los que están quedando en vergüenza. Desde empresarios mediáticos hasta políticos premiados con Premio Nobel. Están quedando en vergüenza, pero, ¿tendrán en realidad la capacidad de sentir vergüenza?