Cuando Fidel visitó la CAP ACERO

Jorge Ayala / resumen.cl

La muerte de Fidel Castro no dejó indiferente a nadie en el mundo, tampoco en Chile. El deceso del líder de la Revolución Cubana fue, en cierta medida, la despedida de uno de los últimos líderes mundiales del siglo XX y de la época de la guerra fría. Sin duda, Fidel Castro será recordado tanto por sus detractores como también por sus adherentes, como uno de aquellos líderes que cambiaron el curso de la historia a nivel mundial, parte de aquella generación de políticos a escala mundial que poco abundan en la actualidad, quienes sostenían el liderazgo en base a su sabiduría política, gran conocimiento de los problemas de la humanidad y, por supuesto, consolidados como referentes a través del carisma.

Algo fundamental de este tipo de liderazgo y particularmente, del que caracterizó a Fidel Castro, es que este líder de la Revolución Latinoamericana no solamente puede ser contemplado desde la vereda de aquellos dirigentes que sólo se movían entre los espacios de las élites mundiales y nacionales, en los palacios de gobierno, los encuentros internacionales de mandatarios o las reuniones en grandes hoteles de lujo. En ese sentido, el estilo de hacer política en los espacios públicos que adoptó Fidel, se destacó por romper con los esquemas instaurados por el establishment político que imperaba en aquella época, optando siempre por desarrollar un vínculo directo entre las masas populares y la dirigencia revolucionaria, tanto en su país como en otros a los que era fraternalmente invitado, visitando los distintos territorios para conocer la realidad de los sujetos y actores populares con los que pretendía entrar en diálogo, situación que se mantuvo desde el comienzo de la revolución Cubana hasta sus últimos días de mandato.

Tal situación, que puede parecer poco relevante, resulta de suma importancia para tratar de ponernos en una lógica de construcción y reproducción política que predominaba en tiempos pasados en nuestras sociedades, esta forma de actuar y de hacer política en espacios públicos produjo que los procesos de politización en los distintos territorios se hayan visto potenciados, al posibilitar el diálogo o debate de manera ampliada, involucrando a las masas populares y actores sociales con las dirigencias políticas y revolucionarias, haciéndoles participe de aquella historia que marcó a las sociedades en sus grandes procesos de conflicto social y de lucha por la autonomía de los pueblos. Dichos hechos, que repercutieron fuertemente en el devenir histórico de aquellas naciones que vivenciaron sus propios procesos de lucha y que tuvieron la fortuna de tener a Fidel Castro visitando sus localidades, actualmente posibilita ir rehaciendo parte de esa historia de los pueblos e ir rehaciendo parte de aquella memoria popular que ha quedado en los recuerdos individuales de las personas.

Tras la reciente muerte de Fidel, distintas personas han rememorado aquel momento en que el líder Cubano visitó Chile, pocos meses después de que Allende asumiera la presidencia, realizando una de sus salidas más prolongadas fuera de la Isla en calidad de Jefe de Estado. En dicha ocasión, que revolucionó el debate público a escala nacional y a todas las tendencias políticas y medios de prensa, Fidel se dedicó a recorrer Chile desde el norte, en Iquique, hasta el sur patagónico, en la ciudad Punta Arenas, visitando campos, universidades, instituciones del Estado, empresas y ciudades, sólo con el objetivo de poder conocer el proceso político chileno en terreno y presenciar el proceso de cambios que se estaba viviendo nuestro país.

En el caso de la región del Bio Bio, el líder de la Revolución Cubana vino a conocer de manera muy cercana el gran Concepción y sus comunas periféricas: Penco, Tomé, Talcahuano, Concepción, Lota, Coronel y Curanilahue, realizándose grandes actos de recibimiento y gestándose distintas instancias de intenso diálogo. Fidel recibió consultas políticas por parte de los actores sociales de la zona, mostrando sus apreciaciones respecto al proceso político chileno y de los problemas concretos de cada realidad local que visitaba. En la actualidad podrían escribirse bastantes notas sobre la visita de Fidel Castro a Chile y a la zona, pero con el fin de ir reconstruyendo parte de su estadía con un lugar particular, sería prudente reconstruir el caso de la historia que significó la visita que realizó a la industria de Huachipato, mejor conocida como CAP ACERO (Compañía de Aceros del Pacifico) y en qué contexto histórico-económico se encontraba esta empresa.

CAP ACERO había sido una industria fundada bajo las políticas impulsadas por la CORFO, bajo el modelo de desarrollo de Industrialización por Sustitución de Importación (ISI), el Estado apostó por crear un conjunto de industrias estratégicas estatales o de propiedad mixta, con el objetivo de modernizar el país e intentar romper con el subdesarrollo imperante en la época. Dicha mega-industria, que tenía más de 5.000 trabajadores en sus dependencias, instaladas en la bahía de San Vicente, en sus inicios tuvo en su propiedad un 53% de participación los agentes privados y el 47% restante le pertenece al Estado, pasaría a ser estatizada en un 99,02% a los pocos meses de que Salvador Allende asumiera la presidencia. Esta política de estatización, se presentó de forma pública a todo el país, el día 27 de marzo de 1971, el presidente Allende transmitió en vivo por televisión un mensaje a escala nacional, comunicando la decisión de nacionalizar el hierro, lo cual se llevaría a cabo a través de la estatización del complejo minero-siderúrgico que lideraba CAP a escala nacional. Sostuvo que esto “se había consumado –por acuerdo mutuo- la nacionalización de los minerales de hierro hasta ese momento en poder de la Bethelehem Iron Mines, nombre para Chile de la norteamericana Bethelehem Steel Corporation, uno de los tres más poderosos trusts siderúrgicos del mundo capitalista” (Punto Final, 1971, n° 129).

A partir de este proceso de transformaciones, meses previos, el 10 de diciembre de 1970 habría asumido la presidencia de la compañía Carlos Matus, ingeniero y uno de los cuadros administrativos en el plano de la economía del Partido Socialista, quien fue asesor económico de las Naciones Unidas y que en el año 1959 trabajó en Cuba como colaborador de la CEPAL, teniendo la oportunidad de poder conocer al “Che” Guevara como encargado del Banco Central de la Isla, conociendo además el proceso de transformación económica que se impulsó durante los primeros años de la revolución.

En este contexto de transformaciones en las relaciones sociales de producción de la CAP ACERO, Fidel Castro realizó su visita cuando vino a esta zona del sur de Chile. El día 17 de septiembre desembarcó en el aeropuerto regional de Concepción, recibiéndolo el ministro de Economía Pedro Vuskovic Bravo, quien lo acompañó en su estadía. Su primera visita fue a la Usina de Huachipato a partir de las 14:00 hrs aproximadamente, fue recibido directamente por el presidente de la empresa, Carlos Matus, en el de patio de colada del segundo alto horno, allí sostuvo una entrevista con el diario El Sur. En la oportunidad compartió un breve momento con un grupo de periodistas que lo querían entrevistar, dando en primera instancia un gran saludo a los campesinos del Bio Bio y manifestando sus mayores agradecimientos por la bienvenida bien organizada que le habían dado. Posteriormente, el dirigente cubano accedió a distintos puntos de la empresa para ver su funcionamiento hasta las 15:30 hrs., en el transcurso se dedicó detalladamente a tratar de dimensionar y comprender el funcionamiento de uno de los mayores complejos industriales con los que contaba Chile.

Tras ello, Fidel fue trasladado al estrado para que pudiera compartir con los acereros por medio de un acto de bienvenida que le había preparado la comunidad industrial, dando por abierta la actividad, el presidente del sindicato único de Huachipato y militante del Partido Radical Osvaldo Cerda, quien expresó “Compañero Fidel, Huachipato se viste de gala para recibirlo con un corazón alegre y Fraterno”, para que posteriormente tomara la palabra el gobernador de Talcahuano, del Partido Socialista, Estanislao Montoya, quien muy brevemente, pero más efusivo, le señaló al líder Cubano “Te expresamos nuestro saludo y nuestra admiración por la consecuencia revolucionaria que has demostrado. En este puerto los hombres y mujeres de trabajo están contigo, la gente del petróleo, los pescadores, los pobladores y la juventud tiene fe en ti… En ti vemos la lucha de Camilo Cienfuegos, de los hermanos Peredo, de Elmo Catalán y el “Che” Guevara. Por eso nos regocijamos y te decimos que estás en tu casa y que los chilenos estamos poniendo nuestra cuota para terminar con el imperialismo y la explotación. Y estamos poniendo nuestra bandera para hermanarnos con Cuba y el socialismo”.

Finalmente, una vez terminados los discursos de bienvenida oficial, Castro con un Casco de CAP ACERO, se veía cansado y agotado, procedió a dar su discurso de agradecimiento por la hospitalidad, manifestando su más caluroso saludo a los obreros de la usina, que en ese momento eran más de 1.500 obreros, de los 2.000 que estaban en las faenas a esa hora, estaban todos con su uniforme y su casco de trabajo.

Una vez manifestado los agradecimiento, Fidel expresó en su discurso que lamentaba el poco tiempo que habría tenido para conocer la compañía, puesto que por querer conocer mucho, ello le generaba que tuviera que estar muy apurado en los distintos eventos y, a la vez, planteó que se sentiría frustrado por irse a Cuba sin haber comprado una lámina de acero producida por la industria que estaba visitando. “Me voy defraudado por ello, y todo por causa de la ambición que llega cuando uno quiere hacer muchas cosas en poco tiempo. Apenas he podido estar unos minutos lo que me impidió conversar con los trabajadores. Y además me voy apesadumbrado y entristecido porque nosotros no vamos a poder comprar un metro cuadrado de láminas de vuestro país”. Aquella demostración de descontento, posteriormente la explicó sosteniendo que esto se debía a que el acero que producía esta empresa, no alcanzaba a satisfacer las necesidades nacionales ni aunque llegaran al millón de toneladas. En ese sentido, esto lo sostuvo fundamentando que el problema de fondo que existía en estas sociedades, es que la salida de divisas -que lamentablemente tienen a los países latinoamericanos en una situación de subdesarrollo-, se daba porque la nación no producía lo suficiente para abastecer el mercado nacional, aunque destacó que Cuba estaba mucho más atrasada en esta materia, por lo que sería conveniente intentar aumentar la producción para superar estos desfases que estaban viviendo nuestras sociedades. Esto lo ejemplificaría concretamente, sosteniendo que “Este rubro tiene una gran importancia para su país. Ayer, visitando el puerto pesquero de Iquique, supimos que la hojalatería no les alcanza, a pesar de que están a un 30% por ciento de la producción a plena capacidad. Y estoy pensando solamente en pescado. Hay cientos de otros envases que llevan hojalatería”.

Luego de terminar su discurso, Fidel procedió a despedirse de los obreros del Acero, reiterando su gratitud por el buen recibimiento que había tenido y en medio de grandes aplausos. Durante el pequeño transcurso de su visita fue recibido por muchos obreros, quienes deseaban sacarse fotos con él, mostrando sus cascos y sus banderas políticas. Un obrero de la época y delegado del Sindicato Único de Huachipato, el militante del MAPU Manuel Araneda, tuvo entre sus principales recuerdos de la época de la Unidad Popular, el momento de la visita de Fidel Castro el mismo día y cuando era un obrero de la CAP ACERO. Incluso, este dirigente cuando se le preguntó por que él se definía de izquierda, señaló que esto lo definía el momento cuando Fidel Castro visitó la industria y él con sus compañeros se habían vestido con su uniforme de militante y su bandera del MAPU, para visitar orgullosos toda la planta, con la comitiva cubana que estaba conociendo la CAP ACERO.

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