Las y los autores de esta columna planteamos que tanto las formas de militarización y control sobre los desplazamientos de la población, como también las formas de urbanización sobre tierras ancestrales, son parte de un proceso de colonización territorial, en el cual se encuentran inmersos los pueblos originarios del continente y del mundo.Por Ricardo Arancibia Cuzmar, Diego Benavente Peña, Matthew Caulkins, Dante Choque Caseres, Mauro Fontana Flores, Pablo Fuentes Hernández, Yanina Herrera Juanillo, Philipp Horn, Eliseo Huencho Morales, Viviana Huiliñir-Curio (Chilliweke Trokiñ), Katherina Palma Millanao (Chilliweke Trokiñ), Bastien Sepúlveda
La muerte de Yordan Llempi, durante una intervención militar bajo estado de excepción en área rural habitada por población mayoritariamente mapuche o la división de la población aymará de la triple frontera en el norte de Chile, afectos a la actual crisis migratoria internacional, son expresiones de los mecanismos vigentes del Estado-nación chileno para sostener diferentes procesos de colonización sobre los Pueblos Indígenas. La coacción y el control de los desplazamientos de los Pueblos Indígenas han sido parte de este proceso establecido institucionalmente por el Estado, con el fin de explotar sus territorios originarios desde una lógica capitalista. Esa misma lógica se observa en otros países. El Estado Israelí va habilitando tierras para la construcción de nuevos asentamientos, mientras la Franja de Gaza se constituye en “la cárcel a cielo abierto más grande del mundo''.[1]
[caption id="attachment_121326" align="alignnone" width="4624"] Vehículos blindados/militares durante estado de emergencia, Plaza de Cañete, Región del Biobío. Fuente: Diego Benavente.[/caption]
Las y los autores de esta columna planteamos que tanto las formas de militarización y control sobre los desplazamientos de la población, como también las formas de urbanización sobre tierras ancestrales, son parte de un proceso de colonización territorial, en el cual se encuentran inmersos los pueblos originarios del continente y del mundo. La racionalidad colonial se encuentra acentuada, por cuanto operan a través de la fragmentación y desterritorialización de estos pueblos. En este marco, las expresiones de resistencia son diversas, desde la diferencia para dar continuidad a un relato propio como pueblo con, o a pesar del Estado.
A partir de esta realidad, quisimos reflexionar sobre el rol vigente de los modelos de urbanización en los procesos de colonización territorial. Junto a esto nos cuestionamos si se visualizan nuevas condiciones que permitan formas de reconocimiento jurídica, histórica, territorial, arquitectónica, espacial, sociocultural o político de los pueblos indígenas.
[caption id="attachment_121328" align="alignnone" width="2048"] Ruka Kallfulikan, La Florida, Región Metropolitana de Santiago. Fuente: Matthew Caulkins.[/caption]
Creemos que existen cuatro claves para entender los procesos de colonización estatal en territorios indígenas actualmente:
1)La fundación de ciudades fue, y sigue siendo, un mecanismo de colonización. Históricamente los procesos de urbanización han dado forma a la constitución del poder colonizador del Estado sobre territorios indígenas. A mediados del siglo XIX la fundación de asentamientos urbanos funcionó como cabeza de puente para la llegada de colonos chilenos y extranjeros al territorio mapuche durante el proceso conocido como “invasión de Wallmapu” para el relato histórico mapuche. Ese entramado comercial-militar habilitó al Estado chileno para controlar y explotar desde una lógica productivista los nuevos territorios incorporados a su soberanía. Investigaciones recientes muestran cómo estos asentamientos integraron nacientes redes ferroviarias a sus entramados urbanos para facilitar el extractivismo en el territorio indígena, haciendo tala rasa de bosques para exportar madera y trigo. Esta cuestión supuso el desplazamiento forzado de pueblos originarios, el soterramiento de sus huellas ancestrales bajo formas urbanísticas contemporáneas y el consiguiente ocultamiento y/o borrado de sus memorias significativas.[2]Te puede interesar| Wallmapu: Siches anunció más camionetas blindadas para Carabineros, más vigilancia con drones y "nuevo sistema de inteligencia del Estado"
Por otra parte, en la región de Arica y Parinacota existen actualmente proyectos que pretenden urbanizar localidades dentro de los territorios tradicionales del Pueblo Aymara. A través del Plan Regulador Intercomunal el gobierno busca cambiar el desarrollo e imagen de áreas mayormente ocupadas por adultos mayores indígenas. Dichas decisiones se han tomado sin la participación o consulta indígena, lo que demuestra el modo de control unilateral.
2) Los espacios urbanos y rurales están en constante tensión. La continuidad espacio-temporal del proceso urbano-colonizador sigue implicando procesos de despojo territorial. Los acelerados procesos de expansión de las áreas urbanas generan presión sobre los espacios rurales aledaños y abarcan cada vez más áreas tradicionalmente ocupadas por pueblos indígenas, generando tensiones en torno a la propiedad de las tierras y la permanencia de los recursos naturales ahí presentes. Al mismo tiempo, las ciudades absorben población indígena, quienes pierden costumbres de trashumancia a cambio de espacios de permanencia, muchas veces en condiciones impertinentes, áreas periféricas y/o de informalidad, como también algunas localidades sufren un paulatino despoblamiento o el establecimiento de segundas viviendas para migrantes indígenas en las ciudades en un vaivén campo-ciudad.[3]
[caption id="attachment_121327" align="alignnone" width="2326"] Ocupación informal, Cañete, Región del Biobío. Fuente: Diego Benavente.[/caption]
3) La planificación urbana-territorial se ha negado a reconocer a los pueblos indígenas. Investigaciones recientes denuncian que la planificación funciona como un mecanismo colonizador del territorio, generando procesos de asimilación y desterritorialización de la población indígena, los cuales limitan su incidencia como pueblo en los procesos de planificación urbana.[4] En el caso de Chile, país signatario del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, existe un mecanismo de Consulta Indígena (normado por el Decreto 66 de 2014) que debiera involucrar a los pueblos originarios en las fases de planificación y ejecución de las decisiones que los afectan. Un ejemplo similar corresponde a las áreas de desarrollo indígenas (ADI) creadas a lo largo de Chile. No obstante, se ha visto constantemente que son los mismos indígenas quienes han hecho el esfuerzo de exigir su participación en los proyectos ya zanjados, ateniéndose a modalidades institucionales que regulan y limitan su incidencia.[5]
4) La importancia de la resistencia de los pueblos indígenas. Frente a los procesos colonizadores, vemos una constante resistencia de los pueblos indígenas, dentro y fuera de la institucionalidad, dando continuidad a los relatos históricos como pueblos. Esa resistencia (o “agencia”, en términos sociológicos), esos lugares de interlocución y negociación se ejecutan bajo una relación vertical y violenta establecida por el Estado que privilegia lo urbano.
Los pueblos indígenas han buscado cambiar el rol de las ciudades como espacio colonizador. Junto con migrar y asentarse en áreas urbanas, han sabido crear espacios propios ligados al territorio originario, cuyas normas culturales rigen las formas de habitar, pero que, en la urbanidad, requiere especialmente ser fortalecidos y promovidos en pos de su recuperación.[6] Han creado - por autogestión o incidencia en las instituciones públicas- expresiones arquitectónicas propias en las ciudades: espacios ceremoniales, cementerios plurinacionales,[7] conjuntos de vivienda social con ciertos rasgos propios, edificios públicos con “pertinencia”.[8] Y han resignificado a otros lugares cotidianos como las escuelas,[9] los centros de salud, las viviendas,[10] desde espacios colonizadores a espacios propios. En el menor de los casos, se han investigado, re-veladas o des-cubiertas aquellas huellas ancestrales tapadas por las formas urbanas. En ese sentido es urgente empezar a repensar el impacto de la planificación urbana y la construcción de obras para la facilitación de espacios e infraestructuras que aseguren procesos autónomos de (re)construcción de su identidad como pueblos en las ciudades. En vez de más políticas públicas “étnicas” para una supuesta población “indígena urbana”, necesitamos decisiones que partan de los mismos pueblos para definir formas interculturales de habitar en áreas urbanas.
[caption id="attachment_121329" align="alignnone" width="4208"] Hospital Kallvu Llanka, Cañete, Región del Biobío. Fuente: Diego Benavente.[/caption]
[caption id="attachment_121330" align="alignnone" width="3521"] Estatua en plaza de Armas, Lebu, Región del Biobío. Fuente: Diego Benavente.[/caption]
Para finalizar, queremos plantear en forma abierta que esa realidad apunta a una serie de tareas urgentes que se pueden agrupar bajo la temática general de la descolonización. Es necesario procurar el desarrollo de lineamientos nacionales, de pueblos y de Estado en conjunto, que regulen y garanticen espacios de coexistencia entre culturas, ejerciendo la equidad e interculturalidad en la permanencia y recuperación de los espacios. Sabemos que la descolonización conlleva muchas y diversas miradas. No podemos resolver esas discusiones en este momento, pero creemos que la descolonización tiene mucha resonancia política y más potencial de receptividad en ciertos lugares, cuando entra en consonancia con otros procesos sociales que se están viviendo. Creemos que el momento es oportuno para empezar a emprender caminos hacia planteamientos concretos de acción e inversión más que hacia la reproducción de las actuales distopías y desacuerdos que vivimos.
Información sobre autores y apoyos:
Todas/os las/os autores de esta nota fueron participantes (presentadores y/u organizadores) del Primer Seminario Internacional “Descolonizando Territorios Urbanos: Procesos de colonización estatal y resistencia indígena” realizado de 22 a 24 de Noviembre de 2021 de forma virtual con el apoyo de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Geografía de la Universidad de Concepción y el apoyo financiero de ANID bajo el proyecto PAI77200023.
-
Referencias[1] Pace, M., & Yacobi, H. (2021). Settler Colonialism (Without Settlers) and Slow Violence in the Gaza Strip. Partecipazione e Conflitto, 14(3), 1221-1237.
[2]https://fondecytfrontera.wixsite.com/2021[3] Horn, P. (2021). The politics of hyperregulation in La Paz, Bolivia: Speculative peri-urban development in a context of unresolved municipal boundary conflicts. Urban Studies, 00420980211031806; Sepúlveda, B. (2020). Conflicto y (re) producción de espacio en tierra pewenche: disputas en torno a la Reserva Nacional Alto Bío-Bío, Lonquimay. CUHSO (Temuco), 30(2), 41-70.; Huiliñir-Curio, V. (2020). La huella marca la montaña: movilidades y articulaciones del Territorio Pewenche en Alto Biobío, Wallmapu. CUHSO (Temuco), 30(2), 71-97.; Choque-Cáseres, D. (2019). ¿Indígenas transnacionales o nacionales? Tensiones entre el Carnaval Andino de Arica y el desarrollo turístico en la frontera. Antropologías del Sur, 6(12), 241-260.
[4] Porter, L., & Barry, J. (2016). Planning for coexistence?: Recognizing Indigenous rights through land-use planning in Canada and Australia. Routledge: Ugarte, M., Fontana, M., & Caulkins, M. (2019). Urbanisation and Indigenous dispossession: rethinking the spatio-legal imaginary in Chile vis-à-vis the Mapuche nation. Settler Colonial Studies, 9(2), 187-206.
[5]https://www.curador.cl/2021/10/04/recurso-de-proteccion-deducido-contra-sea-por-calificar-favorablemente-el-proyecto-nuevo-puente-ferroviario-biobio-sin-consulta-indigena-es-rechazado/; Solar, J. (2021). Impacto de la urbanización en el territorio Pewenche: el caso del poblado de Villa Ralco, Alto Biobío. URBE. Arquitectura, Ciudad y Territorio, (13), 21-35.; https://www.theclinic.cl/2013/06/14/la-pelea-de-los-mapuche-de-lo-prado/[6] Herrera, Y. (2021). De lo foráneo a lo originario en la antigua frontera del Biobío: Análisis de la apropiación espacial como recuperación de identidad territorial mapuche-lavkenche en el Área Metropolitana de Concepción. URBE. Arquitectura, Ciudad y Territorio, (12), 53-68.
[7]https://ww2.recoleta.cl/inauguran-en-recoleta-primer-cementerio-para-pueblos-originarios/[8] Huencho-Morales, E. (2021). Identidad Mapuche y diseño arquitectónico en el espacio urbano. URBE. Arquitectura, Ciudad y Territorio, (13), 104-115.
[9]https://fondecytfrontera.wixsite.com/2021[10] Imilán, W. A. (2017). Luchas y demandas por la vivienda indígena urbana. Emergencia de conjuntos de vivienda subsidiada para población indígena urbana en Chile. AUS [Arquitectura/Urbanismo/Sustentabilidad], (21), 61-67.
-
Fotografía principal: Collage Concepción histórico y expansión urbana. Fuente: Yanina Herrera.