Cuenta pública en una ciudad sitiada

Guillermo Correa Camiroaga / resumen.cl Desde las seis de la mañana de hoy sábado primero de junio Valparaíso amaneció sitiado por un exagerado “perímetro de seguridad”, con rejas papales dispuestas en doble y triple anillos en algunas calles, aislando el Congreso Nacional varias cuadras a la redonda.   La Cuenta Pública desde años se ha transformado en una “cuenta privada”, presenciada in situ solo por la clase política y algunos personajes y grupos escogidos de personas autorizados a estar presentes. Las señales, los gestos, valen más que mil palabras y el hecho de que se obligue a los ciudadanos y ciudadanas a permanecer alejados los más posible de donde se desarrolla este evento, precisamente es muy elocuente.     Las dificultades de libre tránsito que deben sufrir las porteñas y porteños poco importan. La tradicional Feria Agrícola de la Avenida Argentina, cuyo funcionamiento es los días miércoles y sábados, esta vez tuvo que realizarse el día viernes, debiendo los locatarios acatar a regañadientes lo determinado por las autoridades regionales, lo que les significó, según manifestaron algunos de ellos, pérdidas económicas notorias. El Terminal Rodoviario de esta ciudad “patrimonio de la humanidad”, que se ubica frente al Congreso, fue cerrado, y los buses que normalmente salen desde allí hacia Santiago, al norte y sur del país, debieron improvisar paraderos en las estrechas calles aledañas, sin ninguna seguridad ni comodidad para los pasajeros. La locomoción colectiva de la ciudad de Valparaíso fue desviada de sus recorridos habituales, provocando atochamiento vehicular y dificultades de desplazamiento. Estos son solo algunos ejemplos concretos de las incomodidades provocadas en esta “ciudad sitiada”, que busca generar una “ciudad segura”, para lo cual, como expresó a los medios de prensa el General de Carabineros Hugo Zenteno Vásquez, Jefe de la V Zona “serán más de 1500 los efectivos presentes, reforzados con contingente proveniente de Santiago y Rancagua”.     Podemos agregar así dos nuevos conceptos: “gobierno seguro” y “ciudad segura”. La pregunta que debemos hacernos es segura para quiénes, ya que el elevado número de efectivos y vehículos represivos cumplen la labor de impedir la libre expresión de las personas y su derecho a manifestarse en las calles. Esto nos está indicando de qué seguridad se trata. Las limitaciones de los recorridos y de los espacios por donde deben desplazarse los manifestantes, incluyendo los horarios entre los que se debe marchar, dan cuenta de una libertad de expresión “en la medida de lo posible”.       En efecto, la marcha convocada por la Confech, el Colegio de Profesores, la Coordinadora Feminista 8 de Marzo, la Coordinadora No Más Zonas de Sacrificio y la Coordinadora No Más AFP no fue autorizada para que se realizara a partir de las 18 horas, pretendiendo las autoridades regionales que se realizara en otro horario, de manera que su término fuera a las 17,30 horas, indicación que no fue aceptada por los convocantes, ya que el objetivo es precisamente demostrar, en forma paralela a la Cuenta Pública, el descontento frente a los problemas que los aquejan en los ámbitos de la educación, la salud, el trabajo, las jubilaciones, la discriminación, el racismo, el ambiente, etcétera.   Mucho antes de la hora convocada para congregarse en la Plaza Victoria, la presencia policial en las distintas calles ubicadas alrededor de la plaza era numerosa, incluyendo vehículos policiales, micros, carros lanza aguas, carros lanza gases, mientras Carabineros en moto recorrían la ciudad y desde el aire un helicóptero completaba el aparataje de control.   A las 18 horas comenzaron a reunirse las y los manifestantes en la Plaza Victoria, lugar que se encuentra bastante alejado del Congreso Nacional, llegando a congregarse una cifra cercana a mil personas, las que al intentar marchar por Avenida Pedro Montt fueron disueltas brutalmente con el uso de agua y gases lacrimógenos .   Aún así, las manifestantes y los manifestantes continuaron protestando, realizando barricadas en las calles vecinas a la plaza, para posteriormente desplazarse a distintos lugares del plan de Valparaíso, continuando la movilización y realizando cortes de calles y nuevas barricadas en otros sectores de la ciudad.       Mientras tanto en el Congreso Nacional, iluminado con potentes focos, se podía constatar la ausencia total de personas en las veredas habilitadas para acceder a las cercanías del Parlamento, reafirmando lo planteado al inicio de esta crónica, en donde manifesté que se trataba de una Cuenta Pública de “carácter privado”.
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