Cumbre de Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) en Santiago

Freno al golpe en Bolivia, freno a las acciones desestabilizadoras digitadas desde Norteamérica.

Finalizado el miércoles pasado el empate entre las selecciones de fútbol de Brasil y Bolivia en Río de Janeiro, el comentarista Alejandro Fabbri de TYC Sports describió con insospechada claridad lo que por estas horas ocurre en Bolivia: “una alegría para Bolivia que vive horas difíciles, porque a un grupo de loquitos se les ocurrió que quieren ser autónomos, justo ahora, que por primera vez gobiernan las mayorías”. Un resumen ajustado y certero, pero  que en los medios informativos no encontramos, especialmente en Chile, donde la prensa a ocultado la masacre de Pando.

Un Golpe de nuevo tipo

Los últimos acontecimientos en Bolivia fueron nada más y nada menos que un “golpe suave” anunciado con tiempo, y como parte del esquema de la contrainsurgente “Guerra de Baja Intensidad” (GBI)...

a la que estamos sometidos todos los países de América Latina y el Caribe. Todo esto en la Nueva Doctrina de Seguridad Nacional de Estados Unidos y sus esquemas de la Seguridad Hemisférica.

En Bolivia se ha puesto en escena de un nuevo tipo de golpes, que no necesariamente requiere del típico esquema de los militares saliendo de los cuarteles y apropiándose de los gobiernos.  Un “general” con un micrófono y un canal de TV de amplia cobertura es hoy mucho más útil que un tanque y tiene menos resistencia en la población,
que es “atacada” con una saturación informativa.

Mientras la Oligarquía y sus bandas fascistas de mercenarios, incluidos paramilitares peruanos y colombianos, asesinan a más de 30 campesinos indígenas, dejando decenas de heridos de balas y mas de 100 desaparecidos en un departamento como Pando de tan solo 52.000 habitantes.

Las fuerzas Armadas bolivianas, mientras se cometía esta masacre, estaba como lo señalo Chávez “en un paro de brazos caídos”, y es que gran parte de la oficialidad blanca y racista del ejercito boliviano, lo que esperaba es que el caos se agudizara, para así justificar un golpe militar contra Evo Morales, con el argumento de restaurar el orden y salvaguardar la unidad del país.   Solo cuando Hugo Chávez señalo, que el no permitiría por ningún motivo un golpe de estado contra el legitimo gobierno de Bolivia, el máximo responsable del ejercito  el general Trigo saco el habla y pasando por encima del ministro de defensa, interior y cancillería, responde a las palabras de Chávez, diciendo que no aceptaran intromisión extranjera, acto que muestra una ruptura de la subordinación de la fuerza militar al gobierno de Evo.

Morales estaba atado de manos, desde principios del 2007 la derecha viene implementando este plan de desestabilización, que ha ido en escalada progresiva, comenzando en Sucre, con el cerco a la asamblea constituyente y el incendio a instalaciones publicas, incluidas la policía, luego los golpes de calle se extendieron a Santa Cruz, Riberalta, Trinidad, Cobija, Tarija.  Pero, a partir del 10 de agosto, dichos golpes de calle fueron coordinados para la toma de instituciones teniendo como plazo máximo de ejecución, este viernes 12 de septiembre.  Los planes criminales son coordinados desde las propias prefecturas opositoras, los paramilitares y las armas con las que el 11 y 12 de septiembre desataron una masacre en la región de Porvenir, Pando, fueron trasladados al lugar en camiones de la Prefectura de ese departamento, según las investigaciones realizadas por las autoridades bolivianas.

De no ser por la clara advertencia tanto de Chávez, de intervenir militarmente si fuera necesario y la de Lula “no toleraremos una ruptura del ordenamiento institucional boliviano”, y la rápida reacción argentina en apoyo a Morales la situación se habría precipitado, a favor de los fascistas de la media luna.

 El nuevo escenario en Bolivia tras el revocatorio

La derecha se vio obligada a replegarse, tanto por la reacción internacional, como por la resistencia interna que los fascistas encontraron en las propias provincias opositoras, recordemos que en la ultima elección Evo no solo venció en forma aplastante en los departamentos del altiplano La Paz (83%); Oruro (83%) y Potosí (85%), venció en los dos departamentos de los valles Cochabamba (71%) y Chuquisaca (54%), pero además venció incluso en el propio departamento oriental de Pando (52,5%), empato en Tarija (49,83% con Evo) y solo fue derrotado en San Cruz y Beni, donde sin embargo Morales subió notablemente su votación del 16% al 43,7% en Beni, y del 33% al 40,7% en Santa Cruz.  Lejos de lo que dice la prensa, el contundente triunfo de Evo Morales en la última elección con el 67,5% del total de los votos, no divide el mapa de Bolivia entre el gobierno y los departamentos opositores de la denominada “Media Luna”.  Lo que hizo fue vivir el mapa de los Fascistas de la “media luna”, que mientras en Santa Cruz con sus hordas intentaban dominar las calles por el miedo y la violencia, se encontraron con la fuerte y decidida resistencia de pobladores de muchos barrios y con el cerco que los campesinos de la provincia levantaron sobre la ciudad.

La prensa insiste en mostrar un mapa de Bolivia dividido por la mitad, inflando a los grupo oligárquicos y fascistas, lo que mantiene atado al gobierno boliviano no es el apoyo popular con que cuente la derecha en el oriente Boliviano, es la actitud abiertamente golpista de las fuerzas armadas bolivianas, que ante un choque entre el gobierno y la oposición, sin duda actuaran a favor de estos últimos.  El pueblo boliviano espera pasar a la ofensiva, ocupar fabricas, y fundos, nacionalizar empresas, en algún momento se rumoreo en La Paz la ocupación de la embajada norteamericana, Lo que el gobierno Boliviano espera, es ganar tiempo, permitir el poder dual que se vive en los 5 departamentos opositores, mientras logra sacar adelante la nueva Constitución Política del Estado, el plazo se ha extendido hasta febrero, y así dotarse de un marco jurídico que le permita avanzar en algunas áreas, especialmente referidas a la propiedad de la tierra y el control de las empresas estratégicas.

 

El contexto regional de la crisis

Mientras Bolivia ardía, en una escalada de violencia alentada y organizada por Washington.  Venezuela, a su vez, enfrenta la posibilidad de un golpe militar, también orquestado en Estados Unidos.  En cuanto a Paraguay, Fernando Lugo denunció la preparación de un golpe y sigue sometido a la presión de EE.UU. que le exige “bajar” a su ministro de Relaciones Exteriores.  Argentina, por su parte, enfrenta un proceso montado en Miami contra un delincuente estadunidense-venezolano que introdujo ilegalmente en Buenos Aires una valija con 800 mil dólares. A pesar de que éstos fueron incautados por la aduana argentina, sin ser utilizados, y a pesar de tres pedidos de extradición de la justicia bonaerense que ni siquiera recibieron acuse de recibo, el FBI trata de montar un caso para favorecer a la derecha argentina alegando el financiamiento ilegal a la campaña de Cristina Fernández. En Chile Bachelet es sometida a cuestionamientos, por documentos filtrados por el gobierno títere que EE.UU. mantiene en Colombia.  Todo esto mientras los yanquis reactivan su Cuarta Flota en el caribe, que con el pretexto de combatir el narcotráfico, patrullará no sólo las costas de los países latinoamericanos sino que planea surcar nuestros ríos.

Sin duda el imperio se resiste a perder el control de su “patio trasero”, los últimos días del gobierno Bush serán los más peligrosos, incluidos aquellos, que van después de las elecciones presidenciales, hasta el traspaso del mando.

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