DANZA| Acéfalas: "desconectada de un cuerpo vivo, pero desmembrado".
En Cultura
Acéfalas[/caption]
- En el texto que orientó el desarrollo de Acéfalas se plantean dos observaciones fundamentales, una respecto a la situación política actual y, la otra, acerca del significado de los cuerpos que la modernidad y el capitalismo han establecido. Háblanos de eso.
Acéfalas está enmarcada en el contexto de una sociedad desprovista de cabeza, no porque no la tengamos, sabemos que existe un gobierno, pero precisamente las decisiones de esta “cabeza” tan carentes de humanidad, de dignidad, de diálogo, generan en gran medida una sensación de vulnerabilidad, somos algo así como un contenido sin nada que nos contenga. Vivimos durante mucho tiempo en la maquinización, siendo eficientes, productivos, con un gobierno que vigila y orienta nuestro comportamiento individual, con estrictas normas corporales, de una manera de actuar, de obedecer, de ser exitosa, pero en completa desconexión con nuestro cuerpo.
Así estallamos, nadie lo esperaba, sin síntomas, pero con un sinfín de razones, el “son tantas cosas que no sé qué poner” nos hizo sentir sumamente identificadas durante el proceso creativo. Ahora bien, surge algo interesante con la cuarentena voluntaria-obligatoria, muy bien descrita por el sociólogo y antropólogo Le Breton, en “Antropología del cuerpo”, material que utilizamos para hacer este cruce entre situación política actual y la asimilación (o no asimilación) de nuestros cuerpos, escritos en donde el autor se refiere precisamente a las experiencias límites de privación de la libertad, es decir entrar en el espacio desconocido del confinamiento, sumado al toque de queda, genera en primer término una lucha contra el propio cuerpo. La crisis del capitalismo, y de tantas otras estructuras nos invita a pensarnos transparentes, a convencernos de que hemos sido vulnerados y no somos vulnerables, esa transparencia de nuestro cuerpo para la conciencia que sólo se da en momentos de crisis, de excesos: dolor, cansancio, heridas, imposibilidad física de llevar a cabo tal o cual acto o, incluso, la ternura, la sexualidad, el placer, o, para la mujer, por ejemplo, las menstruaciones, el parir, etc. Para el caso de Chile, es difícil alcanzar la consciencia de la corporeidad, mientras exista un sistema que claramente no antepone al cuerpo, ni su bienestar y esto es alarmante porque si no me conecto con mi territorio, conmigo misma, ¿de qué me agarro? Sabemos que el neoliberalismo es una pandemia, pero ¿a cuáles salidas nos conectamos?, ¿cómo nos emancipamos?
- Acéfalas nos muestra un espacio cerrado donde se expresan movimientos secuenciales carentes de armonía. ¿Qué mensaje les interesa proyectar con la obra?
Me parece importante preguntarnos primero qué es armonía, porque no fue una idea preestablecida, no fue un elemento que buscáramos proyectar con el trabajo. La decisión de trabajar en un espacio cerrado responde específicamente a la restricción de la libertad, a la cuarentena obligatoria, a crear desde nuestras casas y ajustarnos a esas limitantes, que en definitiva se transformaron en una oportunidad para explorar el espacio que hemos habitado todo este tiempo. El movimiento está orientado a la repetición, en una primera parte, como el cuerpo se resiente en este estado permanente, cómo explota y en consecuencia despierta la singularidad de mi danza, que aún estando desconectada forma parte de un todo, ese me parece un buen punto de llegada.