Tomas de departamentos en San Pedro de la Paz, en Villa Futuro de Chiguayante y ahora en Mirador del Pacífico de Talcahuano. Una y otra vez vuelven a la palestra, a las noticias matinales los sin techo que se toman edificios abandonados, buscando apurar la eterna promesa de una vivienda propia.
Los casos de Villa Futuro y Mirador del Pacífico son similares: se trata de torres de departamentos que se encuentran con daños estructurales que son tomados por los “nadie”, muchos de ellos y de ellas sin techo, sin trabajo y alguno que otro seducido por el mundo del hampa.
En pleno 2023, en nuestro moderno país, sigue apareciendo el fantasma del sin casa que sin muchas opciones, se va a tomar unos departamentos para tener la posibilidad de dormir bajo un techo.
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Años, incluso décadas esperando un subsidio habitacional. Esa es la realidad de miles de familias chilenas que no tienen el tiempo, ni la paciencia, ni los recursos, quizás tampoco el trabajo, de quienes los critican por tomarse edificios abandonados.
Y es que la vida les ha enseñado que no pueden depender de promesas si la realidad los apremia.
Hoy Mirador del Pacífico fue desalojado. Probablemente los próximos días volverán a ser tomados departamentos que están con riesgo de derrumbe. Porque la solución habitacional hoy escasea y los subsidios de arriendo no están alcanzando para los arriendos que hoy están por las nubes. Esa misma necesidad se puede ver, por ejemplo, en el campamento levantado por pobladores frente a las pesqueras en Talcahuano, junto a la Población Libertad.
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Probablemente las políticas de asentamientos precarios, los programas de las fundaciones no se han enterado de estas realidades. La pobreza como objeto de contemplación y fuente de recursos públicos es más seductora que la pobreza real.
Otra es la historia de esos departamentos.
Muchos de los que se encuentran abandonados fueron incluso conseguidos pagando grandes cantidades de dinero, para que a las semanas se comenzaran a filtrar, a desarmar, a destruir. Fueron construidos para entregarse a los damnificados del terremoto del 2010 y terminaron siendo damnificados, también, de la constructora que levantó las torres.