Este sábado se celebró la quinta versión del Día del Campesino en la comuna de El Carmen. Roberto Seguel, presidente de la Federación de Campesinos de Ñuble planteó que por muchos años, el Indap organizó actividades para esta fecha, pero que hace cinco años comenzaron a celebrarlo de manera autónoma. La razón de esta independización ha sido el comportamiento que estas instituciones que han implementado los planes de las grandes empresas, amenzando al campesinado. 

Si bien el Día del Campesino se ha fijado en la fecha en que se promulgó la Ley de Reforma Agraria, el 28 de julio de 1967, la situación en que hoy están expresa la precarización de sus condiciones de vida, borrando la huella de conquistas alcanzadas antes del Golpe Militar de 1973. 

La concentración de la propiedad de la tierra y la expansión de los monocultivos agrícolas y forestales, son algunos de los factores causantes de la pobreza de quienes permanecen viviendo en los campos. Roberto plantea que estos factores obligan a la descendencia de los campesinos a emigrar a los pueblos o a las ciudades a abultar los bolsones de pobreza. "Si del campo ya no se puede vivir, la gente vende su tierra o la arrienda y se va, pero no para hacer algo mejor", afirma. 

El hecho que grandes empresas agroindustriales o forestales se instalen al lado o rodeando las propiedades de los campesinos, implica un deterioro en su actividad por motivos como éstos: 

-La aplicación de herbicidas y pesticidas a las plantaciones industriales caen también en los cultivos orgánicos que tienen los campesinos, contaminándolos y despojándolos del valor natural que podrían tener. En particular, la apicultura ha sufrido un detrimento significativo por la muerte masiva de abejas a causa de estos tóxicos. 

-El carácter industrial de estas plantaciones implica una alta exigencia de nutrientes y agua, despojándo al resto de estos elementos. Fue sorprendente saber que en El Carmen, muy cerca de la cordillera de los Andes, hay campesinos que deben abastecerse de agua con camiones algibe, pues sus pozos están secos. 

-La contaminación transgénica. En Chile se han multiplicado los cultivos de distintas especies modificadas genéticamente en laboratorios de empresas multinacionales, bajo el propósito de maximizar las utilidades con su siembra. En la polinización, el polen de las especies transgénicas interviene las plantas de los cultivos orgánicos de los agricultores, traspasándoles sus cualidades alteradas. Los productores chilenos ya han recibido golpes a causa de ésto, cuando Alemania rechazó toneladas de miel que contenía polen transgénico y luego con el rechazo de maiz contaminado con transgenia. Cabe preguntarse quienes consumieron o consumirán esta producción contaminada. 

Los campesinos y campesinas que se reunieron también denunciaron el interés que tienen las corporaciones agroindustriales de privatizar las semillas, impidiendo que cualquier persona las ocupe, las cambie o regale; condenándolas a que les compren a éllas en cada temporada. Para asegurar este negocio, el Estado de Chile, deberá criminalizar una práctica asentada en cualquier sociedad y las empresas venderán semillas modificadas genéticamente, impidiendo que puedan reproducirse. 

Las amenzas que se ciernen sobre los campesinos y sus dificultades actuales también repercuten sobre toda la población. Es nuestra alimentación la que ya comienza a mostrarse profundamente dañada, principalmente por la carestía y la toxicidad de lo que consumimos.

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