Un nuevo Día Nacional del Teatro, por antonomasia el arte del encuentro entre las personas. Física, sensorial, intelectual y emocionalmente. Significativo en un 2022 ad portas de una Nueva Constitución, en donde se vuelven a abrir las salas en su máximo esplendor, y los espacios públicos convocan a esa diversidad de habitantes y paseantes, materia de nuestra observación, fuente de inspiración y acción.
Por Sidarte
Todo habla en el Teatro, cada gesto, silencio, objeto, palabra o movimiento significan algo, y nos hace conscientes de nuestra forma de relacionarnos. Entre nosotros, con el entorno y con lo imaginado. Lo imposible se hace posible, las situaciones se desarrollan, los conflictos tienen desenlaces, y a través de él vemos como sigue el curso de la historia, en donde no se detienen los procesos sociales, como diría uno de los grandes protagonistas de nuestra obra truncada, en ese once más aciago que el de hoy.
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Que se abran entonces las grandes infraestructuras públicas por donde pasen trabajadoras y trabajadores de las artes teatrales, a ocupar esos espacios vacíos, a ensayar, a crear, a transmitir el oficio y a encontrarse con su comunidad, intercambiando los saberes de sus territorios, resguardando y desarrollando su cultura.
Así también, que cada núcleo social, en cada comuna de cada provincia, cada junta vecinal, tenga un teatro, una sala, un espacio de encuentro libre, de reflexión y expresión. El Teatro y sus múltiples dimensiones sigue aportando, incólume ante los acontecimientos, adaptándose a las formas, y persistiendo como la llama encendida, el fogón que reúne a la tribu, para iluminarnos y observarnos, inherente y necesario. Seguirá convocando ejecutantes y espectadores, estudiantes, profesionales y aficionados, mezclando dimensiones, documentando y encendiendo el foco para ayudarnos a ver.
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