Por Edmundo Arlt
El progresismo celebra. Publica fotos del futuro presidente en portadas de diarios extranjeros, ojalá europeos. Las razones son evidentes: el pinochetismo, nuestro fascismo local, fue detenido ante las puertas de La Moneda. Ahora bien ¿Qué características fundamentales tiene el pinochetismo actual?
La primera característica de éste es su cambio de actores políticos. Si hasta 1998 era representado por Pinochet mismo como comandante en jefe del Ejército y hasta el 2016, año de la salida de Kast, por la UDI, hoy se encuentra en el Frente Social Cristiano (FSC) de Republicanos y Cristianos Conservadores con 15 diputados y un senador.
También puedes leer:Opinión | La estrategia de la ultraderecha internacional fracasó en Chile
Esto se confirma al atender a las declaraciones del presidente de RN, Francisco Chahúan, buscando desmarcarse de Kast: El FSC es una coalición distinta a Chile Podemos Más, pero existe un acuerdo parlamentario en pos de la “gobernabilidad”. Sí, para la derecha el pinochetismo es necesario para la “gobernabilidad”.
En concreto: sin el pinochetismo resulta imposible una oposición al nuevo gobierno pero es necesario mantener (ahora) una distancia de él. Nos encontramos, entonces, ante una derecha que se desmarca del “legado de Pinochet” pero se une para “defender su modelo”. Esa particular combinación entre “dictadura liberal” y “democracia protegida”.
La segunda característica de este pinochetismo es ser un mecanismo para arrastrar a la izquierda al centro mediante dos tipos de amenaza: una democrática y otra dictatorial. La amenaza democrática significa que, de ser necesario, la derecha abandonará su “centro” y su “liberalismo” para entregarse completamente al pinochetismo. Toda reforma no será respondida con conservadurismo dialogante, sino que con reacción golpista. Algo así como: dialoga con nosotros como lo hizo la Concertación o chocarás de bruces con el Partido Nacional que junto a la DC derrocó a Allende. La amenaza dictatorial significa, ya no poner a militares en la calle mediante estados de emergencia constitucionales para apoyar el terror policial, sino que azuzar la desestabilización lo suficiente como hacer plausible la pregunta de si los militares están con el gobierno o con la oposición.
¿Dónde está el pinochetismo hoy? debe ser una pregunta constante para la izquierda. No para dejarse extorsionar mediante amenazas, menos para atemorizarse, sino para saber en qué están y cómo hacerle frente.