Israel ha logrado parcialmente uno de sus objetivos, el desplazamiento forzado de la mayor parte de la población palestina, a la que pretenden expulsar al desierto del Sinai en Egipto, sin embargo, se ha encontrado con la resistencia palestina, no solo de las milicias que ya le han causado 87 bajas, reconocidos oficialmente por las autoridades sionistas, sino que además, de parte de la población civil que se ha negado a salir de sus casas y ciudades a pesar del avance de los tanques, resguardándose en instalaciones de Naciones Unidas, ya sean estas colegios u hospitales, los que igual han sido atacados.

Este jueves se cumplen dos meses de iniciada la brutal arremetida militar israelí sobre Gaza, la peor desde la creación del estado de Israel, causando más de 16 mil muertes, principalmente de niños y ancianos. Miles de personas más permanecen agonizando o muertas bajo los edificios y viviendas destruidas por el incesante y masivo bombardeo, que por cielo, mar y tierra ha desatado el Ejército sionista contra la población civil palestina.

El genocidio israelí sobre Gaza no tiene precedentes en las últimas décadas, situación reafirmada por James Elder, portavoz de la UNICEF, quien se encuentra en Gaza y declaró que en estas semanas Israel asesinó a 100 funcionarios de la ONU, muchos más de los asesinados en cualquier guerra desde la creación de la organización internacional.

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Israel ha mostrado las imágenes de la destrucción de los tribunales de justicia, del parlamento y de la Universidad en Gaza, como grandes triunfos de su Ejército. En estas últimas horas realizó un ataque relámpago a la ciudad de Khan Jounis, en el sur de Gaza, con el objetivo de tomar la casa del líder de Hamas, máxima autoridad política de la Franja: Yahia Sinwar. Acción militar hasta el momento contenido por la resistencia de las milicias palestinas. El bombardeo aéreo sobre Khan Jounis ha sido a voz de testigos internacionales, más intensos que los que se vivieron en ciudad de Gaza en los días anteriores a la pausa humanitaria.

La pausa humanitaria: Una derrota de Israel

Israel rompió unilateralmente la pausa humanitaria a pesar de que sus aliados; EE.UU. y Europa, le pedían mantenerla, varios jefes de estados europeos deslizaron críticas a la situación de Derechos Humanos en Gaza (Irlanda, Bélgica y España). Parlamentarios de toda Europa hacían llamados en sus respectivos congresos para detener la masacre. Las principales capitales europeas se llenaron con manifestaciones favor del pueblo palestino, a pesar de las prohibiciones de los gobiernos. Los propios norteamericanos, principales aliados de Israel, hacían llamados a los a la contención. El secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, manifestó que Israel puede sufrir una “derrota estratégica” frente a Hamás, si no protege a la población de Gaza.

La imagen de los secuestrados israelíes despidiéndose afectuosamente de sus captores palestinos, frente a las imágenes de los israelíes reprimiendo a los familiares que recibían a las mujeres y niños palestinos liberados de las cárceles israelíes, se constituían en otra derrota mediática que Israel decidió terminar, a pesar de las protestas de sus propios ciudadanos demandando seguir las negociaciones para conseguir la libertad de los capturados por Hamas.

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El Gobierno de Estados Unidos hoy no quiere una guerra larga en Gaza, mucho menos que esta se extienda a todo el Medio Oriente. Ya se encuentra atrapado al igual que Europa en el frente oriental en Ucrania, donde Rusia definitivamente ha apostado por una guerra larga de desgaste, para la que ha demostrado estar mejor preparada.

Washington no quiere, ni puede, gestionar dos guerras largas al mismo tiempo, mientras China se centra en el desarrollo tecnológico y en el control de los materiales estratégicos, aumentando hegemonía comercial y económica.

Pero, además, las imágenes de la bestialidad, de la brutalidad imperialista Israelí-Estadounidense en Gaza, son tan fuertes, que ha generado un distanciamiento de las naciones de Sur Global, del antaño Tercer Mundo, con respecto a Occidente. Vuelven a la retina la imagen de las antiguas potencias colonialistas occidentales y sus crímenes contra la humanidad en América, África y Asia.