Este viernes, en la población Centinela 2 de los cerros de Talcahuano, parte de los vecinos, realizaron una manifestación donde expresaron sus demandas y preocupaciones ante la situación de incertidumbre que les embarga. Decimos "parte de los vecinos", porque la población vive un dramático éxodo, donde la mayoría de las familias se han ido.
Los departamentos de Centinela 2 fueron construidos el 2001 y el 2007, la ex ministra de Vivienda, Patricia Poblete condonó la deuda a los vecinos, reconociendo que los departamentos tenían "fallas en su construcción". Estas fallas provocaron el colapso de algunos bloques después del terremoto, por lo que era necesaria una nueva construcción y de calidad.
Durante todo el año vieron como, reunión tras reunión, los planteamientos iniciales fueron decolorándose, dicen los vecinos. Así es como, la presidenta de la Junta de Vecinos, Rosalba Bello, llegó a presionarles para que abandonaran sus departamentos, con la amenaza de ser desalojados por los propios carabineros.
La demolición tenía fecha para el 15 de noviembre y, de hecho, la Intendenta Van Rysselberghe la iba a inaugurar este martes 23 de noviembre, pero no pudo hacerlo porque las familias que todavía quedan viviendo ahí tenían preparada una fuerte respuesta a este "acto". Esto porque, no tienen ninguna garantía para dejar sus casas.
Los pobladores no cuentan con un subsidio de arriendo que les permita pagar una casa mientras les construyen sus nuevas viviendas, además el nuevo subsidio de 12 millones no ha sido garantizado para los propietarios y además no está al alcance de los allegados y arrendatarios que viven en la población. Es decir, en el momento de abandonar sus departamentos, las familias quedan sin nada.
Ante esta situación, diversas familias se han quedado, soportando el frío, pues los departamentos han quedado sin aislación térmica, ya que los vecinos han ido sacando las planchas que antes les protegían. También han soportado el miedo a adictos a la pasta base que ingresan a los departamentos vacios, en busca de cañerías de cobre o especies para vender y conseguir dinero.
Pero también, hay vecinos que han tenido que volver; el subsidio de 12 millones nunca llegó y no tenían plata para pagar un arriendo. Por ello tuvieron que volver a armar lo que hace días habían desarmado. "Es terrible -dice una vecina- venden las ventanas a 20 mil pesos y si es que quieren volver, las mismas ventanas se venden a 90 mil... hay gente que tenía sus departamentos con cerámica, habían hecho un montón de gastos y ahora tienen que desarmar... Estamos mal, esto nos tiene mal psicológicamente... estamos como en el aire".
Una de las muestras más dramáticas de esta situación fue el intento de suicidio de la vecina Gloria Santos, quien se tiró del 4° piso del bloque el sábado 13 de noviembre. Gloria, en estos momentos, está internada en el hospital Higueras en estado convaleciente. Resumen conversó con ella, nos comentó que eran un montón de situaciones que la tenían mal, pero que "la Rosalba y lo del departamento fue demasiado".
El hecho de que esta vecina, aun en un pésimo estado anímico, nombre a la presidenta de la Junta de Vecinos no es gratuito. Según los vecinos, Rosalba Bello, ha sido un instrumento de la Intendenta, pues "son del mismo partido político". Este viernes, los vecinos se encontraron con la sorpresa que esta dirigenta ya no vive en la población, pues se fue en la noche, sin que los vecinos alcanzaran a pedirle explicaciones por los compromisos que ella asumía constantemente.
En estos días, los pobladores recuerdan ciertos episodios. Cuando les dijo que estaba trabajado con un abogado para demandar al Estado por la mala calidad de los departamentos, pero que no les podía decir el nombre ni los avances que tenía la causa. Se acuerdan cuando se fijó que las reuniones ya no serían con la participación de todos los vecinos, sino que sólo los delegados y también evocan su rechazo a cualquier manifestación pública, por sus demandas.
Los vecinos reafirman que no se irán hasta que el gobierno les dé garantías; Un subidio para comprar otra casa y un subsidio de arriendo. Las mediaguas no las aceptan, pues las cosideran indignas. Explican que, la mayoría de ellos proviene de campamentos, e ir a vivir a una mediagua, representa un completo retroceso en la calidad de vida que han alcanzado.