[resumen.cl] EEUU vive las jornadas de protestas callejeras más grandes de sus últimos 50 años de historia. Entre las razones más importantes del descontento se encuentran la Privatización de la salud, la extrema pobreza y el racismo. Tras el brutal asesinato de George Floyd, Breonna Taylor y otras personas más a manos de la policía, han retumbado las manifestaciones en muchas ciudades del país. A propósito de esta coyuntura Kelly Baur, documentalista norteamericana, que vivió durante años en Chile, nos describe el contexto que se vive hoy en medio de las múltiples protestas y el cuestionamiento general que vive la policía en Estados Unidos.Por Kelly Baur desde Portland, Oregon, Estados Unidos para resumen.cl
Estamos ahora por cumplir 3 semanas de protesta aquí en Estados Unidos y por parte del gobierno nacional sólo vemos represión, llamando a la guardia nacional para salir a la calle con las policías locales y regionales.
Además el presidente está llamando a clasificar a la organización “Antifa” como un grupo terrorista pese a que ni siquiera sea una organización en sí, sino un adjetivo que significa antifascista. A la vez, el conocido grupo racista del Ku Klux Klan que ha matado a las personas negras a lo largo de la historia de Estados Unidos nunca se ha considerado como tal, ni ahora ni antes. Así se ve lo ridículo que es el gobierno.
O sea, si quieren llamar a la gente antifascista como terroristas y el gobierno supone ser anti-terrorista… llegan a ser anti-anti-fascista que al final es como declararse fascista de una forma muy enredada. Por esa misma reacción de Trump, la gente protestando ha ido radicalizando su discurso en la calle, pidiendo cada vez más.
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Durante la primera semana de protesta aparecieron imágenes con policías arrodillándose (supuestamente en solidaridad con la gente, aunque igual se puede malinterpretar ese gesto como solidaridad con el policía que mató de esa forma a George Floyd) y gente abrazándose con la policía.
Aquí en Portland también se escuchó el 5 de junio muchos gritos de “take a knee” y hasta dejaron hablar a un policía por el megáfono, a pesar de la presencia de una máquina llamada LRAD, un parlante gigante que se usa para emitir mensajes y también como “sonic weapons” (armas sónicas) hacia la gente protestando. Pero ya una semana después no se está abrazando a los policías. Ese cambio puede haber sido por la dura crítica de esa práctica en redes sociales y también porque efectivamente se ha transformado en dos protestas paralelas: la pacifista y la que no lo es.
Todos los días aquí en Portland se ha visto una marcha pacifista durante el día y de noche, con más presencia policíaca. Al parecer ya la gente de la marcha pacifica no está llegando tanto a la manifestación que según la policía es violenta. El 7 de junio se escuchó a través de la LRAD que los policías decían “hay crímenes sucediendo en este grupo, si eres una persona protestando pacíficamente, es hora de irse”.
Así para decir que cuando se vaya los manifestantes pacíficos ya la policía tiene el derecho a reprimir violentamente a los “manifestantes violentos” porque los violentos "merecen" la violencia y están esperando esa lógica también del público en general.
Les sirve la reacción del gringo promedio diciendo que “está bien protestar, pero sin violencia, sin saqueo, sin quemar nada.” Pero después de ya dos semanas, no se está abrazando policía y tampoco se escucha tanto esa reacción porque estamos logrando cambios bastante reales ya.
Al principio de la revuelta decir “no queremos más policía” era todavía un escándalo, pero ahora se ve que la ciudad de Minneapolis, donde mataron a George Floyd, se está disolviendo la policía de la ciudad. Aquí en Portland, todas las escuelas y liceos municipales han decidido también sacar la policía de sus establecimientos.
Hay demandas ya en todo el país para bajarle el poder a la policía. Por supuesto hay distintos niveles de demandas, desde desmilitarizar, cortar los fondos hasta disolver y abolir la policía. En este momento el llamado para recortar los fondos está agarrando más fuerza y se está viendo mucha noticia tratando explicar que no es lo mismo que “abolir la policía”, sino una redistribución de sus fondos a otros sectores de la salud y trabajo social para reemplazar un porcentaje de la policía con otros empleos del Estado. Empleos en donde los y las funcionarias no van a estar armados pero pueden igual responder a emergencias de distintos tipos.
Pero ojo, la demanda de cortarle los fondos a la policía viene del discurso de la abolición. Así que ahora los llamados “liberales” están intentando suavizar la demanda para que en la práctica sea un cambio muy sutil entre lo que tenemos ahora y lo que sería después de “cortarle los fondos.” Aun así, esta conversación en sí marca un gran cambio en las prioridades de la gente en Estados Unidos que hemos estado acostumbrados a gastar grandes porcentajes de los presupuestos estatales y nacionales en supuesta protección para la gente, o sea, invertir en el ejército y la policía para mantener y seguir imponiendo con más fuerza los proyectos de imperialismo y capitalismo en todo el mundo.
Aquí se ve un gráfico de los gastos en la policía por ciudad. ¡Hay ciudades como Oakland que están gastando hasta un 41% de su presupuesto en la policía! La policía ha llegado ser la máxima prioridad del Estado mientras el descontento de la gente va creciendo cada vez más.
Y bueno... ¿a dónde vamos con esto si en todo caso la policía no es el único problema que tenemos en Estados Unidos, pero aun así siguen siendo el enfoque más importante de estas protestas? ¿Por qué nos cuesta tanto imaginarnos un futuro sin policía?
Bueno, es que, en el discurso de abolir la institución de la policía, siempre se habla de que tiene que ir en conjunto con un cambio radical en la sociedad. No podemos esperar que, si sacamos la policía de sus puestos hoy, mañana va a estar todo bien si la gente sigue siendo tan racista, individualista, machista, etc.
En fin, no podemos hablar de acabar con la policía si no estamos hablando de acabar con el sistema capitalista y transformar nuestra sociedad en su totalidad. Un organizador de una agrupación en Mississippi dijo, “si las relaciones sociales fundamentales no cambian, entonces esta reforma servirá como un medio temporal para aplacar a la gente, lo cual será atacado por los operativos del Estado rápidamente para debilitar el intento, para transformarlo en un desastre con el fin de crear un ejemplo negativo para convencer a la gente de que esta alternativa no es posible”.
Entonces, a lo que vamos ahora es que no basta la demanda de cortarle los fondos a la policía, sino que tenemos que seguir aumentando esa demanda para llegar a entender que hay que abolir la policía, y para lograr eso, necesitamos una revolución.
Si se puede haber aprendido algo de Chile es “¿con todo, sino pa' qué?”