En las privatizaciones de distintas empresas del Estado, se utilizó una herramienta que los teoricos llamaron Capitalismo Popular y que consistió básicamente en que, al momento de privatizar la empresa, sus trabajadores también podían comprar acciones de ésta.
El economista Hugo Fazio ha dicho que este método “cumplió la función de entregar una "caluga" a los trabajadores e intentando reducir la resistencia a los proyectos de privatizaciones”.
Por ejemplo, los trabajadores de CAP pudieron comprar el último 3% de propiedad estatal, luego que se les entregara a privados el resto de la empresa, con una pérdida para el fisco de más de 700 millones de dólares, según la propia Contraloría, en 1990. En el caso de los trabajadores de ESSBIO, también pudieron acceder a comprar el 3% de las acciones de la sanitaria, cuando ésta comenzó a privatizarse el 2000, aunque con resultados nefastos.
Emma Ríos, presidenta del sindicato de técnicos y profesionales de Essbio, narra que el año 2000, después de los más de 500 despidos, “para que no hubiese mucho ruido, dieron la posibilidad de que los trabajadores participaran en el proceso de privatización y se nos ofreció que compráramos acciones con un préstamo del Banco del Estado, equivalente a la cantidad de nuestra indemnización. Además, CORFO ofreció un préstamo a 18 años, por casi cuatro veces la indemnización de cada uno. Como resultado de esto, cada trabajador que compró acciones en esa fecha, se endeudó en una cantidad cercana a cinco veces su indemnización”.
Ese préstamo tenía que devolverse en 5 años y la plata iba a salir de las ganancias que se conseguirían con el aumento del valor de nuestras acciones. La CORFO estableció que si las supuestas ganancias no alcanzaban a cubrir el costo de este préstamo, podría cubrir hasta el 40% de la deuda. (Decreto 681 de julio 2001)
Así fue como 399 trabajadores compraron acciones con un 20% de descuento, pagando al fisco $154 por ellas, a diferencia de Thames Water (primera empresa que compró ESSBIO) que pagó $194. Sin embargo, nada salió como les había dicho la CORFO, en voz de Felipe Sandoval (DC): “que era un negocio a futuro y que debían tener la completa seguridad de que se lo estaba diciendo una persona de Gobierno que quería ayudarlos”, recuerda Hugo Worner, secretario sindical.
Cuando llegó el 2005, la inglesa Thames Water había sido comprada por la alemana RWE, por lo que era ella la dueña de la porción de Essbio privatizada. Ese año, los trabadores se dieron cuenta que la acción estaba a $100, es decir, se había devaluado y su deuda no había sido pagada, sino que había aumentado, pues la tasa de interés, aplicada por el Banco del Estado, fue de un 5%, cuando en el mercado estaba a 2%.
En conclusión, habían comprado las acciones sobrevaloradas, por lo que no recuperarían la plata. De hecho, el 2006 RWE vendió a Sounthern Cross (los mismos que hoy son dueños de los supermermercados BIGGER) las acciones, por el valor de $80 y el 17 de mayo de 2007, ésta hace el negocio redondo, vendiendo a Ontario Teachers (una caja de profesores jubilados de Canadá) sus acciones, al precio de $120 cada una. Pero todos estos precios no alcanzan el valor al que los trabajadores compraron; $154 por cada acción.
El 2005 recibieron de parte de la CORFO el desconocimiento del acuerdo pactado, donde ésta se haría cargo del 40% de la deuda y la presión del Banco del Estado de pagar la deuda, a toda costa. Y aunque consiguieron que fueran sacados de DICOM y que les redujeran las tasas de interés, la deuda ha crecido igual. Además de que, al ser considerados “sobrendeudados”, no tienen acceso a créditos, necesarios para adquirir una casa, pagar la educación de sus hijos, contratar servicios de salud, etc.
Los préstamos, hoy son deudas que suman más de 8 mil millones de pesos, entre todos. Los más endeudados llegan a deber hasta 200 millones de pesos. “Queremos salir de esto, pero no podemos”, manifiesta Hugo.
Felipe Sandoval (DC), que desde CORFO indujo a los trabajadores a comprar acciones de la sanitaria y que de la Subsecretaría de Pesca, durante el gobierno de Bachelet, pasó a ser ejecutivo de la salmonera AquaChile este 2010, hoy se consagra como el símbolo de la “puerta giratoria” y, para estos trabajadores, como el ícono de esta desgracia, junto a E. Frei y R. Lagos.
Actualmente, Ontario Teachers, son los propietarios del 57% de ESSBIO, generando utilidades que han llegado, el primer trimestre de 2009, a $15 mil millones de pesos. En tanto, estos “accionistas minoritarios”, no han podido sacar las mismas cuentas.
Emma Ríos cuenta que han establecido una demanda en contra de CORFO y del Banco del Estado para que se les indemnice por el daño que han sufrido. Son 251 trabajadores que están demandando, pero se les ha tramitado a tal punto que todavía esperan por el fallo. Después del terremoto, la causa se ha trasladado a Santiago a petición de CORFO y “desde el jueves 30 de Diciembre de 2010 estamos solicitando una entrevista con el Vicepresidente Ejecutivo de CORFO, señor Cheyre, pero ha sido inútil”, afirma Emma.
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