Los Hermanos Musulmanes redujeron ayer por la tarde a 66 muertos y 700 heridos el número de víctimas producidas la madrugada anterior en choques contra la Policía en las inmediaciones de la plaza de Rabaa al-Adawiya, en el distrito de Nasr City, tras informar anteriormente de la muerte de más de 200 personas. El vicepresidente egipcio de Exteriores designado por los militares, El Baradei, se vio obligado a condenar «el uso excesivo de la fuerza».
Al menos 66 personas murieron en la noche del viernes y la madrugada del sábado, y unas 700 resultaron heridas, en choques entre partidarios del derrocado presidente Mohamed Morsi y la Policía en el distrito cairota de Nasr City, según informaron a los medios los Hermanos Musulmanes.
En una rueda de prensa, el portavoz de la Hermandad Ahmed Aref no descartó que el número de fallecidos aumente. Anteriormente, los islamistas habían informado de más de 200 muertos y 4.500 heridos en los disturbios.
La Hermandad, que citó fuentes del hospital de campaña de la plaza de Rabaa al Adawiya, señaló en su página web que la mayoría de las víctimas presenta disparos de bala en la cabeza, el cuello y el pecho. Dicho hospital ha cerrado sus puertas porque no puede atender a más víctimas por estar desbordado. Fue levantado en Rabaa al Adawiya, donde los seguidores de Morsi están acampados, entre ellos los principales dirigentes de la cofradía, todos ellos puestos en busca y captura por las autoridades surgidas del golpe.
Un portavoz del grupo de jóvenes de los Hermanos Musulmanes explicó que en ese centro sanitario hay un gran número de cadáveres y heridos, y faltan medicinas y médicos especialistas.
El Ministerio de Sanidad egipcio, por su parte, ha dicho que al menos 65 personas murieron y 269 resultaron heridas en los choques entre partidarios del derrocado presidente Morsi y la Policía en El Cairo. Según el diario estatal «Al Ahram», el portavoz de ese departamento, Jaled al Jatib, elevó la cifra de fallecidos en disturbios en Alejandría, en el norte del país, a nueve.
En función de la versión de las fuerzas de seguridad, los trágicos choques de la capital comenzaron cuando partidarios de Morsi intentaron bloquear el puente 6 de Octubre.
Según los islamistas, la Policía abrió fuego contra los seguidores de Morsi cerca del monumento del soldado desconocido, en el camino de Nasr City, en las proximidades de Rabaa al Adawiya, donde los Hermanos Musulmanes y grupos contrarios al golpe de los militares mantienen una acampada.
Una fuente oficial aseguró que la Policía intentó dispersar con gases lacrimógenos a los manifestantes, que respondieron arrojándoles piedras y con disparos de perdigones.
El viernes, Egipto vivió marchas multitudinarias a favor y en contra de Morsi, derrocado en un golpe de estado militar el pasado 3 de julio. En la capital, los islamistas llevaron a cabo concentraciones en Rabaa al Adawiya y en la plaza del Nahda, en Giza, mientras que decenas de miles de ciudadanos se congregaron en la plaza Tahrir y sus alrededores para respaldar a las fuerzas armadas.
Además de en El Cairo, nueve personas murieron el viernes y 147 resultaron heridas en choques en Alejandría, en el norte de Egipto, según el Ministerio de Sanidad. Los choques comenzaron en las inmediaciones de la mezquita de Al Qaed Ibrahim, una de las principales de la localidad, junto al paseo marítimo, y se extendieron por la zona de Ibrahimiya.
La masacre de manifestantes obligó a los gobernantes europeos a mover ficha haciendo públicas condenas que difícilmente resultarán creíbles para en entorno de los fallecidos. Así, la ministra italiana de Exteriores, Emma Bonino, expresó su «más firme condena» por la escalada de violencia y pidió que comience lo antes posible «un diálogo serio» entre las distintas fuerzas políticas tendente a la reconciliación.
«No existen atajos»
«No existen atajos o alternativas a una negociación política seria de carácter integrador entre todas las fuerzas políticas, a cuyos líderes se les debe permitir la plena libertad de movimiento y de expresión», agregó. Cabe recordar que Morsi está secuestrado por los golpistas, en paradero desconocido.
La responsable de la política exterior de la Unión Europea, Catherine Ashton, lamentó las muertes y pidió a las autoridades interinas que garanticen unas manifestaciones «pacíficas y ordenadas». La jefa de la diplomacia europea expresó su «preocupación» por los últimos acontecimientos y pidió a todos los implicados «que se abstengan de la violencia» y se ajusten a los principios de unas «protestas pacíficas y no violentas».
Incluso los partidarios del golpe tuvieron que mostrarse contrariados por la matanza. El vicepresidente egipcio de Relaciones Exteriores, Mohamed el Baradei, tuvo que condenar «rotundamente el uso excesivo de la fuerza y la caída de víctimas». Quien fue designado vicepresidente por el mandatario interino de Egipto, Adly Mansur, tras el golpe de estado del pasado 3 de julio, agregó que trabaja «con todos los esfuerzos y en todas las direcciones para acabar con los enfrentamientos de forma pacífica».
La institución suní de Al Azhar, la más prestigiosa del mundo islámico, instó ayer a «los sabios y los más razonables» de todas las organizaciones egipcias a sentarse en la mesa de diálogo. En un comunicado, Al Azhar consideró que ese diálogo deberá ser «serio y sincero» y que ha de ser asumido con responsabilidad y conciencia para salir de la crisis en la que está sumido el país. «La única alternativa al diálogo es la destrucción», recordó. Más en concreto, pidió al Gobierno interino egipcio que investigue judicialmente los sucesos «para castigar inmediatamente a los criminales, sean cuales sean sus tendencias o cargos».
Túnez sigue paso a paso el proceso que ha llevado a Egipto al borde de una guerra civil. La muerte en atentado de dos líderes de la izquierda en pocos meses ha hecho que miles de personas acusen al Gobierno de Nahda, que sedes de la formación islamista hayan sido destruidas y que algunos de los que se enfrentaron a Ben Ali reclamen ahora una intervención militar «a la egipcia».
El clima reinante degenera cada día que pasa. Ayer, de madrugada, la Policía mató a un vecino en Gafsa. Mohamed Mofti perdió la vida después de que le golpeara en la cabeza un bote de gas lacrimógeno disparado por la Policía, que también efectuó «disparos al aire» para dispersar la marcha, según el diario «The Tunis Times».
Las exequias por Mohamed Brahmi, diputado muerto en atentado el jueves en Túnez, comenzaron ayer en un ambiente de tristeza y cólera. El cortejo fúnebre, escoltado por vehículos militares, partió del barrio de Siriana, donde residía el parlamentario izquierdista, hacía el cementerio de Al Jellaz. El féretro fue acompañado por miles de personas que portaban emblemas nacionales y fotografías de la víctima, mientras coreaban consignas hostiles a Nahda y pedían la dimisión del Gobierno.
Poco antes, una bomba colocada en un coche policial hizo explosión en la capital sin causar heridos. GARA