Autor del libro-hecho pelicula-, «El Edificio Yacoubian» y de «Chicago», Alaa el-Aswani es un intelectual cairota reconocido. Igualmente dentista, sale a las calles todos los dias para participar a lo que llama la «revolucion egipcia». Entrevista.
Rue89: ¿Cual es la situacion en esta noche de domingo?
Aviones de caza y helicopteros sobrevelan el Cairo desde esta tarde pero eso no nos preocupa: si quisieran matarnos, no lo harian desde sus Mirages, darian la orden de disparar a los oficiales que estan en la plaza Tahrir...
Hoy habia tanta gente como los otros dias. Por lo demas, el numero de manifestantes ya no es el punto. Lo importante es que en todas las ciudades de Egipto, la gente salga a pesar del toque de queda, que pasemos la noche en las calles. En Alejandria, Suez, en el Cairo, y en todas partes, es la palabra del pueblo.
¿Ha participado Usted a todas las protestas?
He participado a todas las protestas desde el principio de la revolución egipcia, el martes 25. Cada vez, la gente me pide que tome la palabra, me dice que es también gracias a nuestras novelas políticas, a los intelectuales del país que están aquí. Es el honor mas grande que se le puede rendir a un escritor.
Salir a la calle es mi deber de escritor, ya que he escrito novelas contra la dictadura y por la libertad. Es también mi deber de ciudadano.
¿Usted habla de «revolución»?
Si, por definición lo que esta pasando es una revolución. Si hablamos de cifras, centenares de miles de egipcios, quizás millones, han salido a las calles. Si hablamos de las reivindicaciones, cuales son? Pedimos el fin de un régimen, de un sistema, queremos arrancar todas las raíces de este antiguo régimen para construir uno nuevo. Es por lo tanto una revolución, la revolución egipcia.
Egipto es mi país, vivo aquí, escribo y trabajo aquí hace tiempo pero es la primera vez que siento en Egipto lo que significa la palabra «pueblo», el sentido y la fuerza de esta palabra. Miles de personas que ya no tienen miedo, que parecen dispuestas a todo.
En la manifestación del sábado en la plaza Tahrir, vi a un joven morir a 5 o 6 metros de mi. Acababan de dispararle, delante de sus camaradas. Estos levantaron al muerto, pero no retrocedieron ni siquiera de un centímetro. Esos jóvenes son extremadamente valientes.
Por lo demás, no hay solo jóvenes: hay familias enteras. Un tercio de la gente que esta en la calle son mujeres, que en muchos caso vienen con sus hijos. Es el pueblo, en el autentico sentido del termino que esta obrando. Cuando el pueblo verdadero habla, todo el pueblo, se le debe obedecer.
¿Piensa Usted que Mubarak se ira, como Ben Ali?
Ben Ali no tenía otra elección que irse, y pienso que Mubarak también debe anunciar que deja su puesto. Es la única solución aceptable para los egipcios que están en la calle hace una semana.
El presidente tiene dos soluciones: sea decir que obedecerá a su pueblo, sea, como lo hizo en su intervención televisada, ignorar al pueblo y continuar a hablar solo de los crímenes y del estado de urgencia, esperando con ello que la gente siga teniendo miedo y se vuelva a sus casas. Pero la segunda solución no es inteligente. Si usted viene a Egipto, se convencerá que este régimen esta hoy acabado.
No tenemos miedo. No queremos a un nuevo gobierno, sino el fin del régimen. Es por esta razón que no apoyo a nadie en particular para remplazar a Mubarak. Lo que el pueblo quiere, es una democracia. Tendrá la oportunidad de hacer elecciones limpias. El nombre que el pueblo escogerá gozara de todo el respeto del pueblo.
¿Cual es la relación entre la armada y la calle?
Es muy positiva. El sábado vi a oficiales reunirse con nosotros en la manifestación. Cantaron con nosotros: «Mubarak debe partir» y «Mubarak vete!»..
¿Y la policía?
Durante tres días, los policías dispararon contra los manifestantes y mataron. Pero se dieron cuenta que eso no cambiaba nada, entonces cambiaron de táctica. Desaparecieron. Ahora están liberando a los criminales de las cárceles para que incendien, saqueen, hasta en los domicilios de la gente. Me imagino que pensaron que así la gente tendría miedo y se volvería a casa.