Julián Avaria-Eyzaguirre nos lleva en esta novela “Wayna, el chakra llank aq” por una epopeya personal ambientada en una comunidad andina, situada en una época especial, singular y al mismo tiempo borrosa; antes de la llegada de los hombres–bestias. Ese es el dato que importa, pero tampoco es de vida o muerte, porque lo que se cuenta acá trasciende los tiempos.
Juan Ignacio Colil
Julián nos habla sobre una vida distinta a la que llevamos. Nos habla del aprendizaje, del rol del maestro y el rol del aprendiz, de la relación del ser humano con la naturaleza, con sus sueños, con sus temores.
Wayna es un niño que nace marcado, desde sus inicios verá la vida con otro prisma. Su marca de nacimiento pudo ser un rechazo, pero también le abrió las puertas del aprendizaje. Pasará por varias etapas desde sus primeros años hasta convertirse en un hombre con un papel dentro de su comunidad. En eso el autor nos va llevando por una especie de Odisea, donde Wayna va enfrentando y superando desafíos; pero no se trata de desafíos de astucia o fuerza como los héroes griegos; sino son desafíos personales que lo enfrentan a sí mismo, a su ego, a la vanidad, al individuo. Wayna irá aprendiendo del valor de la comunidad y de lo que significa cumplir un rol para el cual debe prepararse.
Ese es otro punto importante en este texto, el valor de la comunidad en la realización personal, o tal vez el valor de la persona solo se ve en la medida que forma parte de una comunidad, y cuando hablamos de la comunidad no me refiero a instituciones formales, a grupos de opinión o generacionales; sino a los seres con los que se comparte, y esta concepción incorpora como seres no solo a las personas, sino también al mundo vegetal, animal, a los elementos del ambiente que son considerados como fuerzas con voluntad propia y no solo como recursos que debemos proteger.
Wayna irá avanzando a lo largo de las páginas en su proceso personal, irá conociendo el mundo que lo rodea y a las personas que serán piezas importantes en su desarrollo.
En esta obra podemos apreciar cómo era esta vida tan distinta a la nuestra. Para los descendientes de los hombres bestias, la forma de vida descrita en la obra se valora como algo distinto, que merece conocerse, vivirse por un tiempo; a veces pienso que esa buena voluntad es solo eso: una buena voluntad; pero que no llega al fondo del asunto.
La vida en comunidad no es solo una forma económica de organizarse, no es solo un mecanismo justo de repartición; sino que apunta a entender al otro, a relacionarse con el otro desde un plano de igualdad y donde cada cual tiene un rol que asumir.
Otro aspecto que es importante destacar es el rol del mundo de los sueños en la formación de Wayna, como los sueños y los personajes que se le aparecen lo van guiando, lo van desafiando, a veces uno como lector también cae en estas trampas y aparece en medio de los sueños.
La lectura de “Wayna, El chakra llank aq” es una oportunidad de abrirse hacia otra forma de entender las relaciones humanas, hacia otra forma de entender la comunidad y el papel de cada cual. Insisto en el aspecto temporal, porque si bien se entrega un dato, lo narrado en la novela podría estar ocurriendo siempre en los márgenes. Los invito a dejarse llevar por la lectura de esta historia.
“Wayna, el chakra llank aq”, Julian Avaria-Eyzaguirre, Ediciones del Callejón, Argentina, 2023