El bondadoso Lobos

El domingo reciente en una entrevista al diario El Sur, el Intendente Víctor Lobos habló sobre la economía regional, defendiendo por cierto, los avances, mejoras y proyectos de la región. Bajo un hálito de optimismo sospechoso, planteó su defensa al modelo económico, hablando de ciertas deficiencias pequeñas que hay que mejorar.

 

Llama la atención, además de este optimismo exacerbado y la complaciente entrevista del periódico, que el Intendente no hable de problemas estructurales. Señala los positivos números en términos de empleo, pero deja en el tintero no solo los pequeños detalles que ponen en duda la calidad del empleo-recordemos que la encuesta de empleo del INE y su reciente modificación apuntaba a medir este aspecto y no solo quien tiene o no tiene empleo- y, más importante aún, relativiza el problema del desempleo en Lota y Coronel. El sistema funciona, los márgenes de desempleo son aceptables, hay que disfrutar las bondades del modelo.

 

¿A qué bondades del modelo se referirá el Intendente?

 

Uno de los aspectos más llamativos de este neoliberal local, además de su lacaya obediencia al mandato del gobierno central, es su decidido apoyo a proyectos generadores de energía, sin siquiera comentar el tema de ahorro de energía o mejor utilización de energía disponible. Sin ser salpicado por el escándalo de la aprobación del proyecto termoeléctrico Pirquenes, en Laraquete, sin Estudio de impacto ambiental, fue más allá y decidió acompañar a la corte Suprema a los accionistas del proyecto para que fuera aprobado. ¿Cuáles serían las bondades del modelo para Laraquete? ¿Cuáles son las bondades del modelo para Coronel, con las Termoeléctricas Bocamina y Santa María? La generación de energía para la acumulación de Capital de Endesa y Colbún, para su especulación en la bolsa.

 

Este representante del aparato de Estado, no teme en señalar que el motor de la economía local es el sector privado. Y su conservadurismo extremo se muestra complaciente con una especie de funcionamiento mecánico del mercado. Confiado en que el sector inmobiliario seguirá dando crecimiento, ignora la burbuja inmobiliaria que se viene anunciando hace meses. Hace lo políticamente correcto, que las cosas sigan igual, porque así funcionan.

El problema fundamental es que tras toda esta maquinaria está la infelicidad de nuestra región. Empleos mal pagados, problemas de generación de empleo a nivel estructural, aprobación de una Ley de Pesca que privilegia el control monopólico de 7 familias sobre nuestro mar, iniciativa que el apoyo y que reconoce como logro de Longueira, protección y prolongación del patrocinio a los grupos económicos forestales que transformaron el campo cultivable en miles de hectáreas de monocultivo forestal, cierre de colegios municipales mientras a funcionarios del gobierno se les pagan horas extras que habrían hecho en pleno terremoto, erradicación de poblaciones para la instalación de proyectos viales, comerciales o inmobiliarios. Todo ello se corona con la visión de que el empresariado salvará esta situación, como único posible modificador de las condiciones de vida.

El empresariado hace y deshace.

 

El mefítico Lobos ignora que con la instalación de centros comerciales se perjudica al comercio minorista, o prefiere ignorarlo. Hace un par de años, en EEUU, un grupo de investigadores concluyó que con la instalación de Wal-mart 1,4 trabajadores del comercio minorista era reemplazado por 1 de esa tienda. Basker, uno de los investigadores, señala que si bien se observa un aumento del empleo de 100 puestos en el primer año, la mitad de la ganancia desaparece luego de cinco años producto de la contracción y cierre de otros establecimientos.

 

Como señala Javier Ruiz-Tagle, Académico Departamento de Urbanismo de la UdeChile, “A su vez, Basker (2005) observa que el empleo mayorista disminuye en 20 puestos debido a la integración vertical de Wal-Mart, y que no hay efectos de chorreo en sectores minoristas en los que Wal-Mart no compite. En resumen, un gran supermercado como Wal-Mart no genera economías de aglomeración en el mercado minorista.”

 

El intendente no opina sobre el reciente escándalo de pagos irrisorios de patentes municipales de las grandes empresas, que tributan en Santiago. No hay palabras sobre eso, en su discurso no hay un ápice de crítica al modelo.

Representante de la gran empresa a nivel local defiende las bondades. Las bondades que se le dan a la gran empresa.

En sus palabras, como sus proyectos, el pueblo de nuestra Región no existe. Y no existirá.



Foto: www.estrategia.cl

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