Pese a las profundas críticas hacia el exacerbado presidencialismo que adolece Chile, ninguna de las propuestas ingresadas a la Comisión de Sistema Político de la Convención Constitucional termina con esta concentración de poder en una figura a través de una sistema de gobierno parlamentario o colegiado..Por Felipe Soto Cortés
La figura de un presidencialismo fuerte y un excesivo centralismo van de la mano de la historia de Chile y del proyecto de las elites que ven en esta forma de gobierno la extensión política, simbólica y cultural del dominio del reino de España en la colonia chilena.
No obstante esta visión del sistema político chileno parece que no cambiará, tampoco, en la Nueva Constitución por lo que sucede en la Convención.
En una conferencia de prensa realizada el día de ayer, la Convencional Rosa Catrileo junto a Ricardo Montero, ambos coordinadores de la Comisión de Sistema Político de la Convención Constitucional, realizaron el cierre y evaluación de las propuestas ingresadas a la comisión y que serán votadas en general el 27 de enero y en particular, en febrero.
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Según Montero, de las 49 propuestas que ingresaron, ninguna promueve el parlamentarismo y todas las presentadas se pueden agrupar en dos grandes bloques: un grupo que buscaría instaurar un régimen con un Presidente y un vicepresidente y otro que promovería una fórmula con un Mandatario y un "ministro de Gobierno" elegido por éste y ratificado por el Congreso.
Las iniciativas, por tanto, están fuera de la posibilidad de que un parlamento más democrático o bien un gobierno colegiado con representación de las grandes zonas del país controle el poder ejecutivo, lo que significa que gran parte de los vicios del contar con un “semi rey” continuarán en nuestro sistema político.
Si bien la experiencia parlamentarista en Chile se trató más bien del mecanismo en que las elites controlaron al Ejecutivo a través de distintos subterfugios, esta forma de gobierno, mejor diseñada, podría permitir mayor participación popular en el control del gobierno. Una forma más avanzada de este control popular sobre el ejecutivo podría ser el sistema de gobierno colegiado, con miembros representantes de grandes zonas del país y participación de pueblos originarios.
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