El calzado nacional agoniza

altTrabajadores de la fábrica de calzados Ferrol, estuvieron por cerca de 2 meses con atrasos en sus sueldos. A mediados del mes de Octubre, pudieron recibir dineros adeudados. La situación eso sí, parece aún más seria, pues la fábrica tiene serios problemas económicos que podrían llevarla a la quiebra.

Los problemas de Ferrol vienen dados por la compra de la fábrica a Calzados del Sur, S.A. Según fuentes de Resumen, Calzados del Sur habría tenido un contrato con Guante, donde se explicita que Guante es dueño de la marca, por lo que Ferrol, tras la compra de la fábrica Calzados del Sur, está obligado a producir para Guante por tres años. Lo que hay en el fondo es un conflicto entre ambas empresas. Ferrol está amarrado a un contrato de tres años, del cual ya lleva un año y medio. A partir de eso, Guante va determinando qué producir, cómo producir y las formas de pagos, lo que ha generado una tardanza en los pagos de Ferrol y por lo tanto, problemas financieros que afectan los salarios de los trabajadores.

Los trabajadores.

Ante un posible cambio de dueño de la empresa, los trabajadores se verían protegidos por el Artículo 4 del Código del trabajo que señala que sus contratos individuales o colectivos, tendrían vigencia con los nuevos empleadores. Por lo tanto no altera los derechos, no se pierde antigüedad. Pero es una empresa que parece que es más compleja en cuanto es más “amarrete” con los trabajadores. Ello se vio reflejado en la huelga de los trabajadores de Guante en Junio, donde señalaron en un comunicado: “Fuimos parte de lo que se llamó "La Familia Guante", pero hoy somos los parientes pobres que sólo reciben migajas.”

Según fuentes, hay opiniones que señalan que lo ideal sería que Ferrol se salvara, porque de hay gente que lleva muchos años trabajando. Si hay quiebra pierden pan y pedazo.

En primer lugar, si hay quiebra lo máximo que pueden demandar son 10 años y la mayoría de los antiguos tienen 34, 40 años… pierden todos los años de servicio.

Todos los trabajadores que tienen una antigüedad superior al 14 de agosto del 81, se les paga el total y al resto se les paga solamente 11 años, mes por año, como máximo. La persona que gana 500 mil, lo máximo que puede ganar son 5 millones y medio. Aunque haya trabajado 20 años

El problema de Fondo.

Tras esta temible situación para los trabajadores, está el problema de fondo. La Cámara de Comercio de Santiago informó, que de cada 100 zapatos que se importaron, 85 provienen de Asia. Como señala Andrés Figueroa Cornejo: ”en las grandes tiendas y supermercados de venta al detalle, entre un 80 y un 90 % de las mercancías son importadas, y el 70 % tienen origen chino.”

Para la industria nacional, es prácticamente imposible competir con los extranjeros, ello se debe fundamentalmente a los Tratados de Libre Comercio que, entre algunas cosas, establecen eliminar barreras que afecten o mermen el comercio. Sin un Estado que proteja la industria nacional, controlando a través de aranceles las importaciones e impulsando la producción nacional, la industria nacional agoniza. Y hoy la Región de Concepción agoniza.

Tras las grandes crisis económicas de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, Chile quedó, completamente, sumido en los vaivenes del mercado internacional, llegando a ser considerado como el país más afectado tras la crisis del 29. Los sectores populares plantearon la necesidad de un proyecto industrializador, como una forma de autonomía y soberanía nacional.

El gobierno de Pedro Aguirre Cerda, con la creación de la Corporación de fomento, avaló también esta opinión. Es así como el modelo de Industrialización por sustitución de importaciones se transformó en uno de los pilares del desarrollo nacional. Este proyecto, a primeras luces prometedor, postergó todas las necesidades de las clases populares con la excusa del desarrollo del sistema económico chileno, lo que llevó a que la movilización social alcanzará grados envidiables de poder, llevando a Allende al gobierno y a la nacionalización de grandes empresas. Poder que chocó con las Fuerzas Armadas en 1973.

Tras el golpe de Estado, la palabra soberanía pasó a ser solo una linda palabra, pues justamente esta soberanía se ve en cuestionamiento con la prácticamente nula fiscalización y freno al empresariado transnacional. Muchos autores señalan a las políticas de la dictadura como una Desustitución de importaciones, una completa inversión del intento de autonomía del país.

Hoy, el 80% de los productos de la canasta básica son importados. Ni siquiera podemos hablar de soberanía alimentaria. La gran minería paga impuestos ridículos. Y la desigualdad ha aumentado. Un país demasiado similar al de 1910.

La introducción de productos extranjeros con impuestos casi nulos, es una política retrograda para el país, porque en primer lugar, perjudica la industria nacional, llevando a la quiebra a lo local por la imposibilidad de competir con el extranjero y por consiguiente, la fuente laboral se pierde. Por otra parte, desincentiva y perjudica los intentos de ese famoso emprendimiento.

La fábrica Ferrol, se enfrenta a esta realidad.

 Se habla de una cosa, y se hace otra. Como decía El Principito, un crítico acérrimo de la hipocresía: “Lo esencial, es invisible a los ojos”

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