Romuald Normand, sociólogo de la educación de la Université de Strasbourg de visita en Chile
Autodefinido simplemente como profesor, este experto viene de publicar una extraordinaria obra de sociología política de la educación titulada “Gobernar el éxito escolar. Una aritmética política de las desigualdades” en la que devela la lógica política de los instrumentos de reforma educacional propios de los modelos de mercado.
A veces con simples detalles podemos descubrir grandes verdades, y esta no fue la excepción. Al llegar a un hotel sencillo del barrio Lastarria, cerca del centro histórico de la ciudad –como él mismo solicitó–, el sociólogo Romuald Normand, actualmente académico e investigador de la Université de Strasbourg, reconocido por grandes de la sociología de la educación como Laurent Thévenot, Jean-Louis Derouet, o François Dubet, Agnés Van Zanten e incluso Stephen Ball, quien fuese jurado en su habilitación para dirigir investigaciones en Sciences-Po en Paris, este joven sociólogo francés , digo, simplemente escribió en la papeleta de identificación del hotel “profesor”: lo escribe me mira y me dice, entre tranquilo y bromista, “yo soy profesor”.
Romuald Normand viene de publicar una extraordinaria obra de sociología política de la educación, fruto de muchos años de un trabajo prácticamente de hormiga recolectora de fuentes, titulada “Gobernar el éxito escolar. Una aritmética política de las desigualdades”, en la que devela no sólo la lógica política de los instrumentos de reforma educacional en Inglaterra, Estados Unidos y Francia específicamente, sino también la intencionalidad y las prácticas de los expertos y de las redes que los animan: desde el uso político de las estadísticas de evaluación de los sistemas educativos (SIMCE en Chile), hasta la creación de estándares de enseñanza y aprendizaje en lenguaje/matemáticas motivados por el Banco Mundial o la OCDE.
El resultado de este pequeño libro ha llegado mucho más lejos, pues se transformó en una profunda y documentada crítica sociológica y política al modelo educacional pro-mercado, que deteriora la escuela pública, y que amenaza a toda Europa y, por qué no decirlo –pues bien sabemos que somos caso de estudio en neoliberalismo educacional–, a nosotros mismos también en Chile.
Afirma sin asomo de dudas que “la teoría del capital humano no ha cesado hasta hoy de enriquecer su corpus de conocimientos, sus instrumentos teóricos y sus métodos de análisis”. Esto es particularmente interesante para nuestro país que tiene ya una tradición de corte economicista en el gobierno de sus Ministerios de Educación y que, a causa de la movilización estudiantil, ha centrado el debate educacional para este 2014 en el cuestionamiento a la educación pro-mercado, que considera a la educación justamente como un capital humano. Es decir, como un bien de consumo y de inversión con el que perfectamente es posible lucrar.
Advierte que “la teoría del capital humano constituye hoy el pensamiento ortodoxo en economía de la educación. Se ha transformado en doctrina oficial. En esta corriente, los economistas se focalizan en medir la calidad de la educación utilizando fuertemente para ello los datos de comparación nacional e internacional de resultados. Buscan justificar la inversión en capital humano desde el punto de vista de su rentabilidad en los diferentes periodos de la formación de competencias, desde los primeros años de vida hasta la edad adulta, de los seres humanos”.
En ese sentido considera que es posible observar “la adopción de la igualdad de resultados educativos como principio superior común que ha profundamente reorientado las políticas de educación, al mismo tiempo que el Estado ha ido abandonando sus funciones clásicas de planificación y redistribución en educación”. Esto ha sido posible porque el Estado ha ido “adoptando el nuevo management público que regula los sistemas escolares a través de instrumentos de evaluación de resultados”. Sólo en apariencia la “igualdad de resultados” (SIMCE o PSU en nuestro país) es un principio democrático, porque en rigor esconde las tendencias economicistas clásicas de regulación, control y sistematización educativa promovidas por la teoría del capital humano.
Esto es posible además porque existen redes de expertos transnacionales en economía de la educación que llevan adelante un “movimiento más largo de confección de instrumentos y de recomposición de las organizaciones estadísticas en el dominio de la acción pública” para fundamentar –desde construcciones metodológicas aparentemente neutras, exactas y eficaces– sus posiciones en la alta dirección pública de los Estados, organizaciones internacionales, universidades, think tank, y oficinas de lobby. En efecto, conoce a la perfección los argumentos de los principales expertos internacionales que han estado de moda en nuestro país y que sirven de base epistemológica al denominado club de expertos que ha diseñado y gestionado la política pública en educación en nuestro país en los últimos 30 o 40 años.
Normand nos advierte que los trabajos de Hanushek, por ejemplo –verdadero gurú del club de expertos en Chile–, “sobre la calidad de la educación sirven de referencia a los economistas del capital humano porque considera que la medida de las competencias cognitivas es un buen indicador de la calidad de los sistemas educativos y de su contribución al crecimiento económico. Hanushek considera, asimismo, que los resultados de los estudiantes en los tests nacionales o internacionales son extraordinarios predictores de la performance individual en el mercado del trabajo. Además, este economista de la educación no cree que mejorando el salario de los profesores o disminuyendo el número de alumnos la calidad de la educación mejore. Como se sabe, Hanushek es actualmente el economista de la educación principal del think tank Hoover, el más conservador de la nueva derecha en los Estados Unidos”.
De todo esto, Normand sabe y mucho, pues este sociólogo anima el Programa Marie-Curie UNIKE titulado “Universities in Knowledge Economies”, y es co-editor de la prestigiosa colección Routledge “Studies in European Education”. Tiene, además, innumerables publicaciones y presentaciones en los más importantes seminarios internacionales de sociología de la educación mundial. Dos nuevas publicaciones o ya salieron o están por salir, una en francés y otra en inglés (que lo habla a la perfección) y viene llegando a Chile desde Bristol , Inglaterra, donde trabajó junto a otros investigadores el tema de la construcción (¿artilugios?) de los “rankings” de las universidades. De todas maneras, insisto, para no dejarse llevar por los prejuicios, mientras algunos en la academia hacen lo posible por inflar sus currículums (sabemos de casos patéticos), este doctor en Sociología prefiere simplemente autodefinirse como “profesor”.
* Romuald Normand dictará dos conferencias en Chile, la primera este martes 04 de marzo a las 10:00 de la mañana en la Facultad de Educación de la PUC y la segunda, el miércoles 05 de marzo, en el Departamento de Educación de la USACH a la misma hora.