La defensa del derecho a una vivienda digna inundó ayer las calles de Hego Euskal Herria en una jornada de movilización contra los desahucios convocada en el conjunto del Estado español por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Con la certeza de que «sí se puede», los manifestantes reclamaron la aprobación «sin recortes» ni «limosnas» de la ILP admitida a trámite el pasado martes para poner fin a un drama que afecta ya a miles de familias.
Respondiendo a la convocatoria de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) en el conjunto del Estado español, miles de personas salieron ayer a la calle en las capitales vascas para defender un derecho fundamental como es el de la vivienda. Donostia y Gasteiz fueron testigo de las movilizaciones por la mañana, mientras que en Bilbo, Iruñea y Tutera las protestas tuvieron lugar por la tarde.
La reivindicación fue la misma en todas las ciudades: la aprobación de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) impulsada por la PAH para poner fin a la «dramática situación en la que se encuentran miles de familias que no pueden pagar la hipoteca».
En la manifestación que recorrió las calles de Donostia bajo el lema «Por una vivienda digna», los asistentes dieron muestra de su enfado coreando gritos como «Bancos delincuentes, Gobierno complaciente» o «Queremos solución, banqueros a prisión». La indignación se hizo más patente al pasar ante las oficinas de Kutxabank. «Esos delincuentes desahucian a la gente», coreaban.
«No queremos limosnas»
Terminada la manifestación, representantes de Stop Desahucios Gipuzkoa exigieron la aprobación de la ILP. Señalaron que dicha iniciativa «agota todos los mecanismos que ofrece el sistema para cambiar una ley injusta» y que su contenido recoge «demandas de mínimos» como la dación en pago retroactiva, el alquiler social y la paralización inmediata de los desahucios.
En este sentido, enviaron un mensaje directo a los partidos políticos representados en el Congreso de los Diputados, a quienes reclamaron la aprobación y tramitación de urgencia de la iniciativa popular. «De no ser así les señalaremos como responsables del genocidio financiero que estamos sufriendo. Aumentaremos las acciones de denuncia y de desobediencia civil», advirtieron.
También apuntaron que no aceptarán ningún recorte en la ILP. «No queremos limosnas, no aceptaremos rebajas. Queremos unas leyes que garanticen el derecho a la vivienda y la dignidad», sentenciaron.
«Gente sin casa y casas sin gente» fue una de las consignas más coreadas durante la protesta. Un hecho que -según criticaron los presentes- «no se entiende». Denunciaron que «las entidades bancarias acumulan miles de viviendas vacías mientras miles de personas se ven abocadas a la calle».
Alertaron de que este hecho cobra especial importancia, ya que mientras hay una gran cantidad de viviendas vacías, el Gobierno se hace «cómplice» de la banca haciendo que «la responsabilidad de la crisis recaiga sobre los más vulnerables», mientas «destina miles de millones de euros a la banca».
Marea verde en Barcelona
En la misma línea, Barcelona, cuna de la PAH, acogió ayer por la tarde una multitudinaria manifestación que partió de la céntrica plaza Universitat y acabó ante la sede del PP catalán, blindada por vallas y furgones de los Mossos d'Esquadra. Los asistentes -entre 80.000 y 100.000 según los organizadores y 12.500 según la Guardia Urbana- llegaron al grito de «¡Culpables!» y «¡Escrache!», que es la forma de protesta anunciada por la PAH, en forma de seguimiento y presión a los encargados de tramitar la ILP contra los desahucios, es decir, a los diputados. Sobre todo si estos intentan rebajar las demandas de la Plataforma, tal y como se prevé.
Ese fue, de hecho, el principal mensaje de la manifestación de Barcelona, cuyo final ante la sede del PP no fue, desde luego, gratuita. Visiblemente emocionada, la portavoz de la PAH, Ada Colau, recordó a los presentes que, de momento, ya han conseguido «lo que parecía imposible», es decir, la rectificación del PP y su apoyo a la tramitación de la ILP. Pero insistió en más de una ocasión que eso no garantiza nada y que el PP tratará de aprovechar la tramitación por vía de urgencia para rebajar las demandas, que volvió a calificar de «innegociables».
Es por eso que enfatizó la «importancia» que tienen las próximas semanas y la necesidad de «mantener la presión» sobre los diputados del PP, ya que es «el único partido que ha dicho que no aceptará las medidas de la ILP enteras». Declaró, por ello que «la campaña de señalar diputados irá a más», a lo que los manifestantes respondieron con el consabido «¡Sí se puede!», convertido ya en el grito de guerra del movimiento.
La manifestación, teñida de verde por las camisetas de la PAH y a la que asistieron, entre otros, representantes políticos de la CUP, ERC, ICV-EUiA y PSC, transcurrió con normalidad por las calles del Eixample barcelonés, serenidad solo alterada cuando se reconoció entre los manifestantes a un policía de paisano, al que no se tardó en expulsar de la movilización para, acto seguido, retomar uno de los lemas más repetidos a lo largo de la jornada: «casas sin gente, gente sin casas, ¿cómo se entiende?».
Unas cuarenta personas se concentraron ayer ante la sede central de Kutxabank en la Gran Vía bilbaina convocadas por el colectivo «Los miércoles al sol». Aunque inicialmente tenían previsto ocupar la sucursal bancaria, al llegar a la misma se encontraron con las puertas cerradas, por lo que decidieron realizar un acto de protesta en el exterior. Los representantes del colectivo hicieron un llamamiento a la ciudadanía a que cierre sus cuentas y retire el dinero de Kutxabank, ya que -según señalaron- se aleja mucho de ser una entidad con «proyección pública» y centrada en la obra social.
Los concentrados colocaron unos cartones en el suelo en los que dibujaron la silueta de un cuerpo y en el interior escribieron el nombre de personas que se han suicidado en las últimas semanas cuando iban a ser desahuciadas. Posteriormente leyeron un comunicado en el que acusaron a Kutxabank de seguir con los desahucios a pesar de haber anunciado públicamente que renunciaban a seguir con esta práctica.
Por todo ello, rechazaron la gestión de Kutxabank y abogaron por un modelo de finanzas ético y público. GARA