Escrito por Eric Holtaus para Slate, traducido por resumen.cl
Esta semana, por primera vez, científicos en Medio Oriente tuvieron acceso a un banco de semillas diseñado para el apocalipsis.
La guerra civil siria, sobre la que un estudio este año sugirió que fue precipitada en parte por una sequía masiva que se tornó peor por el cambio climático, ha generado una horrible crisis de refugiados. Ahora, los expertos temen que una importante colección de semillas se pueda haber perdido. Incluso si aún se encuentra sin daños, los científicos a cargo de la colección señalan que no hay modo seguro de acceder a ella.
El banco de semillas estaba ubicado en la sede el Centro Internacional para la Investigación Agrícola en Áreas Secas, en Alepo, Siria. Los científicos del centro lo reubicaron en Beirut después que los rebeldes empezaran a ocupar el lugar el 2012. Pero dejaron atrás una importante colección de semillas resistentes a la sequía conservadas en frío. Los duplicados de cerca del 87 por ciento de esas semillas fueron enviadas a una bóveda de semillas en el Ártico, en Svalbard, Noruega, antes del 2012, una vez que era obvio que la guerra significaba una amenaza para el centro. Pero el otro 13 por ciento podría ser irrecuperable.
Las semillas que los científicos quieren devuelta del lugar de almacenamiento en el Ártico son específicamente apropiadas para producir grandes rendimientos de trigo, cebada y otros cultivos principales en áreas especialmente secas, y son críticos para la futura habitabilidad de la región a medida que el calentamiento global se intensifica. Al poner en peligro el banco de semillas sirio, los combatientes pueden haber hecho la región más vulnerable al cambio climático en el largo plazo. Esto es exactamente lo que el Pentágono quería decir cuando indicaba que el cambio climático es un “multiplicador de amenazas”.
“No creo que las semillas vuelvan a Siria pronto, por lo que van a tener que re-establecer ese banco de genético ahora”, señaló Cary Fowler, fundadora de la Bóveda Global de Semillas Svalbard”.
Los científicos sirios necesitan reaprovisionar su nuevo sitio con las semillas que enviaron previamente al Ártico para su conservación-y así es exactamente como se supone que funcione el proceso. Cuando un desastre golpea, la bóveda en el Ártico constituye una especie de política de seguridad planetaria. El periódico noruego VG reportó inicialmente la retirada de semillas bajo el titular “día histórico para la bóveda de semillas en Svalbard”.
La bóveda ártica fue diseñada para ser a prueba de desastres, recientemente ha luchado con una falta de fondos que ha puesto a su ambicioso mandato –asegurar el suministro alimentario del planeta para siempre- en duda. Científicos de bancos de semillas más pequeños alrededor del mundo, como el de Siria, regularmente deben plantar las semillas guardadas y cosechar nuevas semillas para mantener la colección. Si fallan, por la razón que sea, esas variedades se pueden perder para siempre.
Según Reuters, la bóveda del Ártico tiene “más de 860.000 ejemplares, de casi todas las naciones. Incluso si fallara la energía, la bóveda permanecería congelada y sellada al menos por 200 años.”