El desastre nuclear en Japón y la decisión alemana de abandonarla para siempre terminaron por matar el cuento de hadas de la energía atómica “limpia y segura”. Esta fue la octava historia periodística más ocultada en 2010-2011 por el Proyecto Censurado de California, que sacó a la luz reportajes y notas publicadas por medios independientes y esfuerzos de agrupaciones anti-nucleares que fueron ignorados por la gran prensa corporativa de Estados Unidos.
La energía atómica presenta una amenaza a la humanidad de proporciones sin precedentes: Es capaz de inducir accidentes catastróficos que pueden matar a cientos de miles de personas, con subproductos tóxicos que perduran por milenios. Llamarla energía “limpia” es una afrenta a la ciencia, al sentido común y a la lengua misma, pero los promotores que tiene la industria, dentro y fuera del gobierno, intentan establecer un nuevo “estándar de energía limpia” para promover la energía atómica. Estas ofertas surgen de tres ideas falsas fundamentales: 1) que los agentes contaminantes, con excepción del dióxido de carbono, son irrelevantes al definir una “energía limpia”; 2) que la radiación es invisible e inodora; no es un agente contaminador tóxico; y 3) que la energía atómica es carbono-libre. Todos estos argumentos son falaces.
En su informe más reciente, divulgado en 2005, la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos determinó que no existe ningún nivel seguro de exposición a la radiación. Cada exposición a la radiación aumenta el riesgo de cáncer, de defectos de nacimiento y de otras enfermedades. La Comisión Reguladora Nuclear (NCR, por su sigla en ingles) de Estados Unidos acepta la hipótesis lineal (LNT) que es un modelo conservador para estimar los riesgos de la radiación, al establecer que ningún aumento de las dosis de radiación, no importa cuan pequeño sea, da lugar a un aumento ampliado del riesgo.
La permisividad de las autoridades estadounidenses frente al negocio de la energía nuclear podría explicarse por los fuentes aportes de las corporaciones atómicas a las campañas electorales, como se estila en Estados Unidos para llevar adelante negocios regulados por el Estado federal o estadal, o cuyo consumidor final es el mismo gobierno que paga con los impuestos de los contribuyentes, como en el caso de las cárceles privadas para inmigrantes, en su mayoría mexicanos.
La organización Información Nuclear y Recursos de Servicios (NIRS, por su sigla en inglés) difundió que, durante los últimos 10 años, el poder de la industria nuclear ha gastado más de 650 millones de dólares en lobby, contribuciones a campañas electorales y publicidad en los medios, en un esfuerzo persistente por imponer el "renacimiento nuclear".
"Una de las metas fundamentales de la industria ha sido convencer a los congresistas y a los medios que la energía atómica es de alguna manera energía “limpia”, porque los reactores nucleares emiten poco dióxido de carbono a la atmósfera”, indicó NIRS. “Pero esto desatiende la aparición de otros agentes contaminadores cancerígenos arrojados al aire y al agua por las instalaciones nucleares.
Desafortunadamente, a menudo logra cierto éxito el dinero gastado en campañas de cabildeo".
“Nadie confundiría nunca la energía atómica con “limpia”, aunque la radiación tóxica emitida a diario por cada reactor nuclear y otras instalaciones nucleares comerciales tuviera el color y la textura del petróleo u oliera como el gas natural, o pareciera hollín negro”, precisó NIRS.
El dióxido de carbono, que no es el único contaminante del planeta, definitivamente es la causa principal del cambio de clima global. Pero todos los estándares de “energía limpia” ignoran a la energía atómica. La propaganda pro-atómica hace del dióxido de carbono el único agente contaminador que afecta a la salud, la seguridad de la gente y del planeta, reclaman quienes luchan contra la amenaza atómica.
Las instalaciones de energía atómica liberan una variedad de radionúclidos cancerígenos, incluyendo el tritio, estroncio-90, cesio-137, plutonio-239 y docenas de otros más. Los reactores nucleares también sueltan otras toxinas en el aire y agua. Mientras la energía atómica apenas califica como tecnología “con poco carbono” (aunque no está libre de carbono), la presencia y liberación al ambiente de estos otros agentes contaminadores, descalifica claramente la energía atómica como “limpia”, en cualquier sentido del término. Y esto, sin mencionar los peligrosos y descuidados desechos radioactivos que genera y acumula cada instalación nuclear,
Muchos “Estándares de Energía Limpia” también incluirían al carbón en su lista, ignorando el hecho de que el carbono ardiente (incluso si esa molécula ardiendo pudiera ser capturada, algo que de ninguna manera está claro) también libera mercurio en el ambiente, crea ceniza tóxica de carbono y exige cada vez más devastadoras y enormes explotaciones mineras que destruyen montañas y “grandes porciones de nuestra hermosa nación”, precisó NIRS.
Fuentes:
- “Nuclear Energy Is Dirty Energy (and Does Not Fit Into a “Clean Energy Standard.” Michael Mariotte, Nuclear Information and Resource Service. January 2011. http://www.nirs.org/factsheets/nuclearenergyisdirtyenergy.pdf
- “Nuclear Reactor Crisis in Japan FAQs.” Union of Concerned Scientists. Posted: April 7, 2011 + updates. http://www.ucsusa.org/nuclear_power/nuclear_power_risk/safety/nuclear-reactor-crisis-faq.html
- “Radiation Exposure and Cancer.” U.S. Nuclear Regulatory Commission, Posted. Oct. 20, 2010. http://www.nrc.gov/about-nrc/radiation/health-effects/rad-exposure-cancer.html
- Proyecto Censurado
http://www.mediafreedominternational.org/2011/04/09/the-fairytale-of-clean-and-safe-nuclear-power%E2%80%A8/
Student Researcher: Aaron Peacock, San Francisco State University
Faculty Evaluator: Kenn Burrows, San Francisco State University
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