A partir de los cambios de régimen. El FMI y el Banco Mundial dictan sus leyes a los gobiernos, estos en su mayoría no tienen experiencia en economía de mercado, y están, unos acuciados por entrar en la Unión Europea (Polonia, Hungría, República Checa…), y otros, impacientes por alcanzar a Norteamérica (Rusia, Ucrania). Los banqueros y los Estados Capitalistas persiguen dos objetivos: supeditar los países del Este a Occidente y, debilitar a Rusia, cuyo potencial industrial y científico, aunque degradado, sigue siendo una amenaza económica.
El caso de la RDA es especial, ya que desaparece en tanto Estado independiente y es sometida al régimen de la RFA. La “transición”, la restauración del capitalismo, comienza por la llamada “terapia de choque”: liberalización de los precios, privatizaciones, supresión de las subvenciones públicas y desmantelamiento de los sistemas de protección social.
De un día para otro, las empresas del Estado, cuyas transacciones, de principio a fin, pasaban anteriormente por los ministerios, se ven ahora abandonadas a la intemperie, privadas de fondos públicos de inversión, con la imposibilidad de exportar a sus clientes tradicionales: la URSS y los países del CAME (el “mercado común” de los Estados socialistas) y rápidamente son sometidas a una competencia despiadada. Es la destrucción de la industria (en particular la siderurgia, la metalurgia, la química y las minas).
Por todas partes,se asiste a una explosión del paro (cesantía); fenómeno tanto más duro en cuanto que no existía o muy poco bajo el anterior régimen, y además, sin que ningún sistema de indemnización fuese creado a principios de los años 1990. La tasa de paro era en Rusia, en vísperas de la implosión de la URSS, del 0,1 de la población activa, y va a subir al 0,8 % en 1992, y hasta el 7,5% en 1994, cuatro veces más deprisa que en Bielorrusia (0,5% en 1992 y 2,1% en 1994), que adoptó un método más gradual de transición sin desmantelar sus estructuras económicas y sobre todo el sistema de protección social. Para el conjunto de los países de Europa Central y Oriental (PECO), la tasa media de paro pasa del 2,6% en 1990 al 11,7% en el 2000.
Las directivas del FMI son draconianas: en Rusia, el déficit presupuestario debe pasar del 20% en 1991 a 1% en 1992. Las primeras víctimas van a ser los pensionistas,los funcionarios, cuyos salarios no serán ya pagados regularmente durante varios años, y los servicios públicos. En Rusia, durante los primeros años, el producto interior bruto (PIB) casi se dividirá por dos.
Ya sean organizadas y beneficien a los capitalistas extranjeros, como en el Este, o tengan un carácter “salvaje” como en Rusia, las privatizaciones están en el centro de la “terapia de choque”. Éstas dieron lugar a enormes liquidaciones de las capacidades industriales “rentables” y a una especulación financiera desenfrenada, que desembocará en la quiebra bursátil de Moscú en 1998. Contrariamente a lo que se ha dicho, no son los “directores rojos” concentrados en el complejomilitar-industrial quienes fueron los más beneficiadosde con todo ello, sino una casta de apparatchiks, provenientes, entre otros, en la ex URSS, del Konsomol (las Juventudes Comunistas). El Russian Privatization Center recibió millones de dólares del Banco Mundial, del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo y de diversos gobiernos. Una casta de oligarcas de una riqueza obscena, donde se mezclan antiguos dueños de la economía en la sombra de la época soviética y nuevos capitalistas, sale a la luz.
Esta oligarquía intenta, no sin éxito, intervenir en la política rusa hasta la llegada de Putin, que acomete la tarea de reducir sus pretensiones y de restituir al país, a través de montajes financieros muchas veces oscuros, sus recursos naturales y mineros, y algunos sectores estratégicos (aeronáutica, espacial, armamento…).
El sistema de protección social y, en las “ciudades fabricas” de la URSS: la enseñanza, la sanidad y el abastecimiento, se organizaban por medio de las empresas, y frecuentemente, a través de los sindicatos. El hundimiento de las economías acarrea el hundimiento de la protección social.
Un estudio comparativo entre los países postcomunistas hecho por la revista “Lancet” (2009) atribuye el aumento de más del 18% de la mortalidad en Rusia a las privatizaciones masivas y al paro resultante.
La vida ha sido liquidada también…