Lunes, martes, miércoles; cualquier día de la semana. Una marcha, una protesta en la entrada, personas encadenadas, otros amenazando con quemarse a lo Bonzo: las oficinas de la Compin penquista y sus guardias no descansan ante los ya habituales reclamos de los usuarios del sistema de licencias médicas. La última semana de julio ya se encadenó a la entrada otra persona, y Patricia Mendoza madre de 2 hijos padeciendo una depresión profunda, acusó a la prensa el no pago de 8 licencias médicas. Su situación es compleja pues además una de sus hijas sufre epilepsia y discapacidad intelectual, declaró que gracias a sus vecinos y familiares había logrado sobrevivir durante el último año, pues el último pago fue en mayo del 2011.
Un caso significativo
El caso de Patricia Mendoza es significativo, pues es una muestra del nefasto sistema previsional chileno. Principalmente, por su notable desvinculación con la salud y bienestar de los usuarios. ¿Cuál es el sentido de un sistema de salud, si éste pierde de su vista la necesidad de salud y bienestar de las personas?¿Por qué si cada persona cumple inpajaritablemente con su deber de cotizar mensualmente para su sistema previsional y de salud, no hay una atención oportuna a sus necesidades? ¿es tan inmensa la burocracia que no permite un buen funcionamiento del sistema? Y por último, la pregunta peligrosa ¿Quién se beneficia con esta burocracia?
Chile es casi el único país en el mundo que divide el sistema de atención de salud con el sistema de pensiones, lo que permite a su vez, que muchos pacientes crónicos queden atrapados entre la negativa de las AFPs de pensionarlos y el rechazo, muchas veces injustificado, de sus licencias médicas. Lo que es profundamente vejatorio pues los fondos de pensión y los de salud son financiados por los usuarios a quienes el mismo sistema rechaza. Un verdadero robo legal, pueden decir muchos. El caso en particular de las licencias psiquiátricas es también significativo, pues además de ser complejo pensionarse por problemas psiquiátricos, es al mismo tiempo imposible catalogarla como enfermedad laboral, pues es indemostrable la relación entre salud mental y trabajo, sobre todo para las mutuales, quienes serían las que responderían en este caso. Las licencias médicas psiquiátricas han sido por años las más cuestionadas, no porque las enfermedades mentales sean reales o irreales, sino porque como acabamos de mencionar, para las instituciones reguladoras es indemostrable la relación. Esas realidades han dejado en el abandono a los usuarios, que son a quienes deberían servir.
Las verdades mediáticas
Desde el año 2009, con el bullado caso de las licencias médicas falsas se viene posicionando en los medios de comunicación la utilización indebida de licencias médicas, debido a la deshonestidad de los usuarios. Lo relevante de este caso no fueron los datos que entregó la autoridad gubernamental de la Concertación en aquel entonces, sino que los que no entregó: se armó un tremendo, bullado y mediático caso cuando las licencias cuestionadas representaban tan solo el 1% de las emitidas.
¿Cuál es el sentido de este verdadero montaje?¿Por qué se busca la criminalización de la ausencia laboral por razones de salud?
Es de esta forma que las personas que reclaman su derecho al subsidio de salud quedan deslegitimadas, pues se ha instaurado desde los gobiernos y los medios de comunicación que necesariamente el usuario actúa de mala fe. A pesar de que quien actúa de mala fe es el organismo gubernamental, por ejemplo, al momento de evadir su responsabilidad con los usuarios cuando la Compin demora más de 7 días para resolver la licencia, pues si demora más debe obligatoriamente aprobarla. Lo que no sucede si los usuarios no recurren a los tribunales de justicia.
Y lo que en realidad se hace, rechazando licencias médicas de pacientes crónicos es evidenciar la crueldad del sistema de salud y el descaro de las tasas de siniestralidad de las AFPs.
Fue el gobierno de Ricardo Lagos quien a espaldas de la ciudadanía cambió los requisitos para pensionarse, haciendo aún más difícil para muchos enfermos reales pensionarse.
Como señala Jorge Retamal Villegas, Asistente Social “El Gobierno Militar dejó Pautas para la Calificación de la Invalidez de los Afiliados al régimen de AFP con evaluaciones sumamente estrictas y que, por su sola comprobación ocasionaban su ponderación.
A manera de ejemplo, una enfermedad al Corazón Clase III significaba acceder de inmediato a una pensión de invalidez.
Pero esto cambió durante el régimen del Presidente Lagos. Cuando todos los chilenos estaban aún trasnochados por las festividades de fin de año, el 2 de enero de 2003 se publicó en el Diario Oficial nuevas Pautas.
Altamente subjetivas y sin el rigor anterior aparece, entre otras modificaciones, que una enfermedad cardíaca que para el Gobierno Militar ocasionaba derecho a pensión, para el presidente socialista este enfermo debía seguir trabajando, al rebajar esa ponderación a menos del 49%. Modificación realizada en sesión secreta por una Comisión cuyos integrantes se desconocen, en un régimen que predica la transparencia.”
El Mesías Lagos sana a los enfermos por decretos legales. Las verdades mediáticas son en realidad mentiras.
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