El ministerio de Blacamán.

¿Hay algo más poderoso que la realidad?. El sistema de pensiones en Chile ha funcionado como un sistema de financiación de grandes grupos económicos y no como un sistema de pensiones. O sea, no ha jubilado, sino que ha entristecido. O sea, que no ha dado pensiones, sino que se las ha hurtado.

Dos cuestiones fundamentales pueden acercarnos a esta observación. La primera fue la comentada afirmación de Vial, un ex Consejero del Banco Central que señaló que el 60% de los chilenos que entraron en el sistema el año 81, sacarán pensiones bajo los $160 mil pesos.

La segunda la entrega la fundación Sol cuando señaló recientemente que el “17,6% de los fondos que tienen los trabajadores en las AFP se destinan a las operaciones de estas instituciones financieras: Banco de Chile (US$5.323 millones; Santander (US$4.670 millones); BancoEstado (US$4.508 millones); BCI (US$3.974 millones); Corpbanca (US$3.357 millones); BBVA (US$2.309 millones); Scotibank (US$1.786 millones); Itaú (US$1.362 millones); BICE (US$1.236 millones), y Banco Security (US$922 millones).” (lanacion.cl)


En último término, se podría señalar, así como señalaron los estudiantes sobre la educación, que se lucra con los fondos previsionales de los trabajadores. Postura que se puede reafirmar con el pilar solidario creado por la Concertación, que no tocó a las AFP pese a que daban ya en ese tiempo pensiones miserables, y complementó con recursos estatales las pensiones que debían entregar las AFP.

Tras esa medida, el sistema funciona de manera similar.

Las medidas que se anuncian para mejorar el sistema, como aumentar la edad de jubilación, aumentar la competitividad de las administradoras, subir las cotizaciones de los trabajadores, ni siquiera se acercan al problema: el problema es el lucro con los ahorros previsionales.

Muestra asimismo, del compromiso de la clase política con las afps, es que cuando los trabajadores se dejaron asesorar para cambiarse de fondo según su conveniencia, las AFP pusieron el grito en el cielo y desde el gobierno corrieron para poner trabas a los cambios de fondo: una de las medidas del gobierno fue dar tiempo a las afp para cambiar a sus afiliados de fondo cuando lo solicitaron. En el sistema financiero, también el tiempo es oro.

Entonces, las administradoras hacen lo que ellas estiman con mis ahorros previsionales, y cuando yo intervengo para salvaguardar mi interés el sistema corre peligro? Y no que vivíamos en el maravilloso capitalismo donde cada trabajador ahora era accionista de grandes empresas que iban a hacerlo millonario? Como decía Nicanor Parra: “Aquí no se respeta ni la ley de la selva”


Muestra de que no hay interés alguno por transformar este sistema, en uno de pensiones, es que además se aumento la exposición a renta variable del fondo E (el más conservador), de 10 a 20%, donde muchos trabajadores se habían refugiado por la posibilidad de menor especulación. Tras la medida el fondo E ha perdido ahorros.


Tras las máscaras que imponen las medidas técnicas, están las decisiones políticas. Intervenir el sistema de AFPs es intervenir el sistema económico chileno. Y eso significaría cuestionar por ejemplo, que el retail o los bancos nos prestan nuestro propio dinero a tasas de interés altísimas. Se expropia nuestro dinero por obligación( más bien por ley), se les administra de forma arbitraria en grandes empresas que utilizan nuestros recursos para su funcionamiento, funcionamiento que consiste en extraer ganancias de los servicios que nos ofrezcan. No hay más que eso.


Acumulación por desposesión, ese es el concepto. El sistema para que funcione, requiere de una acumulación de capital. El maravilloso sistema de José Piñera, acumula ese capital sacándolo del propio salario del trabajador, que se entrega al sistema financiero, a manos ajenas. Se expropia y se invierte y se le da “dinamismo” a la economía. Esas son las alegres cuentas del sistema y por lo que le dicen que debe estar contento y tranquilo.


No le crea a los Blacamán, vendedores de milagros, hoy necesitamos un sistema de reparto solidario, donde los trabajadores activos mantengan a los pasivos. Donde el mayor aporte a la jubilación sea de empresario, luego el Estado y luego el trabajador. No un sistema de capitalización individual cuyo principal motivo es invertir en acciones de grandes empresas y no dar pensiones a quienes son dueños de los ahorros.


Más claro echarle agua.



A tomar el Cielo por Asalto.


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Siguen las pérdidas en los fondos de pensiones.

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