Raimundo Contreras / resumen.cl
Ilustraciones: Italo Meza Briones (1) Pablo Placencia Lagos (7)
A finales de Marzo de 1805, en la Plaza de Armas de Concepción eran ejecutados un grupo de esclavos de Senegal que organizaron un motín en el barco carguero “Prueba” (Tryal) que los transportaba desde Valparaíso hacia el Virreinato del Perú. Pese a que lograron tomar el control de la embarcación y navegar hacia el sur intentando regresar al Atlántico, fueron capturados por la nave ballenera estadounidense “Perseverance” en un sangriento combate en la isla Santa María. Al llegar a Talcahuano, los cabecillas fueron rápidamente condenados a morir en la horca. Luego, los arrojaron a una laguna que anteriormente existía entre las actuales calles Cruz y Prieto, entre Rengo y Caupolicán.
En Chile, la esclavitud negra se desarrolló entre 1536 hasta 1823, y durante ese tiempo convivió con otros regímenes de explotación como la encomienda, el peonaje, el inquilinaje, la mita, las recomendaciones y la esclavitud indígena.1 Muchos de quienes trabajaban en plantaciones, minas y otros oficios morían cada año por las malas condiciones de vida y abusos laborales.
Los esclavos africanos comúnmente atravesaban el Atlántico encadenados hasta llegar al puerto de destino. Estimaciones calculan la cifra de esclavos africanos transportados a América en cerca un millón en el siglo XVI, tres millones en el XVII y 7 millones durante el siglo XVIII.2 Entre 1492 y 1870 se exportaron sólo a la América española entre 1.552.000-2.336.000 personas.3 Los esclavos africanos que arribaban a Buenos Aires eran arriados en caravanas cruzando las pampas hacia otras provincias. El cruce de la Cordillera de los Andes se realizaba con aún más grandes penurias.
A finales de 1804, un traficante del negocio esclavista llamado Alejandro de Aranda transportó desde Mendoza a Valparaíso a 72 esclavos africanos. El grupo estaba compuesto en su mayoría por mujeres y niños, además de 9 lactantes. El 20 de diciembre fueron embarcados en el puerto de Valparaíso a bordo del barco mercante Prueba (Tryal) al mando del capitán Benito Cerreño, con rumbo al Callao, en el entonces Virreinato del Perú.
Según las declaraciones que posteriormente registró el notario José de Abos y Padilla para Juan Martínez de Rozas en Concepción, el Capitán Benito Cerreño declaró que la tripulación estaba compuesta por: “treinta y seis hombres, además de los pasajeros. Entre los esclavos se contaban veinte de entre doce y dieciséis años, uno de entre dieciocho y diecinueve años, llamado José; un mulato, llamado Francisco, nativo de la provincia de Buenos Aires, de alrededor de 35 años, y otro llamado Joaquín. El resto de la población esclava masculina tenía de entre 25 a 50 años, todos nacidos en la costa de Senegal, cuyos nombres eran: Babo, el jefe de su grupo, el segundo era su hijo, llamado Mure, el tercero Matiluqui, el cuarto Yola, el quinto Yau, el sexto Atufal, el séptimo Diámelo, el octavo Leche y el noveno Natu. No se recolectaron los nombres de los otros. Iban en la nave también veintiocho mujeres de todas las edades. Ninguno de los esclavos que viajó en la nave iba encadenado porque el dueño Aranda le había dicho que todos eran dóciles”4
La documentación oficial no señala nada más acerca de las mujeres y los niños a pesar que formaban parte mayoritaria del grupo de esclavos del barco. En el comercio del Atlántico, se ha indicado que el manejo especial de las esclavas mujeres africanas pudo haberles dado oportunidad de participar activamente en motines y revueltas. Por ejemplo, no se solía encadenarlas, y se acostumbraba separarlas de los hombres dejándolas en lugares cercanos a los dormitorios de los oficiales, junto a las bodegas con armas y cerca de las llaves. Como además eran abusadas sexualmente por la tripulación, se presume que las mujeres pudieron acceder a información crucial para planear las revueltas.5
Siempre según el testimonio del capitán, el 26 de diciembre a las 3 de la madrugada, todos los españoles se encontraban dormidos excepto los dos oficiales de guardia, quienes eran el contramaestre Juan Robles, y el carpintero Juan Bautista Gayete, además del timonel y su hijo. Los esclavos se sublevaron rápidamente, dejando heridos al contramaestre y al carpintero, luego mataron a 18 hombres que estaban durmiendo sobre la cubierta, algunos con palos y puñales y a otros arrojándolos por la borda. Los amotinados dejaron siete españoles vivos y atados para maniobrar la nave y tres o cuatro más que se escondieron y durante el motín se mantuvieron dueños de la escotilla. Babo, uno de los cabecillas, informó al capitán Cerreño que debía llevarlos a algún país gobernado por negros, a lo que este respondió que era imposible, entonces Babo le ordenó poner rumbo a Senegal o las islas vecinas de San Nicolás. Los amotinados amenazaron con matarlos a todos si la nave no les llevaba hacia África. El capitán declaró la imposibilidad del viaje debido a la distancia, las malas condiciones de la embarcación y la falta de provisiones.
En su testimonio posterior, Benito Cerreño declaró que mantuvo la esperanza de encontrar una embarcación española o extranjera en la ruta. Así, el Prueba continuó con rumbo al norte y dentro de diez u once días avistaron el desierto peruano y continuaron en las proximidades de Nazca. El capitán declaró que no se dirigió a Pisco, que estaba cerca, ni a ningún otro puerto de la costa debido a las órdenes de los amotinados y que luego determinó que lo mejor sería ir a la isla Santa María, donde podrían obtener agua y víveres fácilmente, siendo una isla desierta. El cambio de curso en dirección hacia la isla fue celebrado por los amotinados, los que realizaron conferencias diarias en las que probablemente discutieron lo que era necesario para su regreso a Senegal. Ocho días después de abandonar las cercanías de la costa de Nazca, Mure llegó a hablarle al capitán y le dijo que sus compañeros habían decidido matar al tratante Alejandro de Aranda, porque no podían obtener de otra manera su libertad. Matinqui y Leche bajaron al camarote de Aranda, lo apuñalaron en la cubierta y lo arrojaron por la borda. El pasajero, Lorenzo Bargas, estaba durmiendo y despertó con los gritos de Aranda. En vista de que los negros tenían dagas ensangrentadas en sus manos, se arrojó al mar a través una ventana. Poco tiempo después de matar a Aranda, llegaron al puente: su primo alemán, Francisco Masa y su otro empleado, llamado Hermenegildo, además del contramaestre Juan Robles, y su compañero Manuel Vizcaya, y dos o tres marineros, todos los cuales resultaron heridos, y después de haberlos apuñalado, los arrojaron vivos al mar. Al finalizar esta masacre, Mure le dijo al capitán que ahora habían hecho todo, y que podrían seguir su destino, advirtiéndole igualmente que iban a matar a todos los españoles si veían que hablaban o trazaban cualquier plan en contra de ellos. Después de cuarenta y dos días de navegación a contar desde el momento en que zarparon de Nazca, tiempo en el cual navegaban con muy pocas provisiones, llegaron hasta la isla Santa María, en el Golfo de Arauco.
A principios del siglo XIX, el aumento de la demanda de aceite de ballena y lobos marinos mantenía una actividad de tránsito constante de naves balleneras, comerciantes y contrabandistas entre los puertos chilenos y las denominadas islas araucanas, la Mocha y la Santa María, así como también las islas del archipiélago de Juan Fernández, Más a Tierra y Más Afuera. En la Santa María y la Mocha era común encontrar buques anclados, mientras las tripulaciones descansaban o cumplían faenas de reparación y abastecimiento.6
En una bahía de la isla Santa María se encontraba un buque ballenero norteamericano, el Perseverance, al mando de Amasa Délano, un experimentado marino en medio de su tercer viaje alrededor del mundo y antecesor distante de Franklin Delano Roosevelt.7 Algunos historiadores se han referido a las rígidas condiciones que primaban en el barco, comparándolo, tal como otras naves balleneras y loberas de la época, como verdaderos feudos en el mar. 8
Según quedó registrado en la bitácora del Perseverance y en el relato del capitán9 el 20 de febrero a las seis de la mañana se avistó el Prueba entrando hacia la bahía. A las 8 de la mañana salió un bote con Délano y algunos miembros de la tripulación para abordarlo. Dos horas después regresó el bote y el oficial a cargo traía instrucciones del capitán. Según lo que se informó, se trataba de una nave española que iba de Buenos Aires al Callao, con cuatro meses y veintiséis días sin tocar puerto, con esclavos a bordo y gran parte de su tripulación blanca muerta de sed y hambre. En el Prueba, mientras tanto, Cerreño continuaba con la falsa historia siguiendo las órdenes de los amotinados mientras el capitán Amasa Délano enviaba un pequeño bote a su barco a buscar víveres y otro más tarde por agua. El capitán Délano declaró que sospechó de la historia de Cerreño y notó que este capitán había perdido mucha de su autoridad a bordo. Cuando observó un incidente donde un joven esclavo golpeó en la cabeza con una daga a un español que intentaba comunicarse con otro marinero en el puente, Délano pidió explicaciones a Cerreño, a lo que este respondió insatisfactoriamente. Délano quiso conversar a solas con Cerreño, pero el capitán siempre estuvo vigilado. A las cuatro de la tarde anclaron el Prueba lo más cerca que pudieron del Perseverance. Delano procedió a volver a su nave mientras continuaba la faena de aprovisionamiento. En un descuido, Benito Cerreño se arrojó hacia el bote de Délano. Otros españoles también se lanzaron al agua y fueron rescatados por el bote norteamericano. Cerreño anunció a gritos que se rebelaron los negros y que habían matado a toda su gente. Délano ordenó a sus marineros dirigirse hacia su nave mientras los negros cortaban las amarras del Prueba. Una vez en el Perseverance, Délano ordenó disparar seis tiros con un cañón hacia el Prueba que comenzaba a alejarse rápidamente. Los disparos destruyeron un mástil de proa y otras pequeñas cuerdas pero sin dificultar la huida de los esclavos. Pronto la nave quedó fuera de alcance de tiro y salió de la bahía.
Délano determinó tomar el Prueba con dos botes balleneros. Preguntó a Cerreño si los esclavos tenían armas de fuego, a lo que este respondió negativamente. Los marineros tomaron mosquetes, picas y sables ofreciéndose voluntariamente para abordar la nave. Dieciocho hombres se embarcaron en dos botes al mando del primer oficial Mr. Low. Con él iban: el segundo oficial Mr. Brown, William, el hermano del capitán Délano, Mr. George Russel, el guardiamarina Mr. Nathaniel Luther, el contramaestre William Clark, el artillero Charles Spence y trece marineros.
El relato señala que los botes se acercaron al Prueba. Los norteamericanos abordaron con grandes dificultades, luego los amotinados se atrincheraron en la cubierta con sacos y pertrechos. Los norteamericanos dispararon matando a Babo, Atufal, Dick, Natu y Quiamolo, hirieron a varios más y tomaron prisioneros a los sobrevivientes que se rindieron. A algunos esclavos heridos les colgaban parte de las entrañas, otros tenían la mitad de la espalda y muslos en carne viva, totalmente despellejados por las espadas. También hubo españoles heridos y muertos por el asalto. A las diez de la noche, el segundo oficial con tres hombres regresaron al Perseverance a informar al capitán Délano que el Prueba había sido tomado y a curarse heridas de daga en el pecho. Otros tres norteamericanos habían sido heridos levemente también. Existen antecedentes de que el capitán Cerreño, al regresar furioso al Prueba, apuñaló a un joven esclavo y quería descuartizarlos a todos. Délano contuvo al capitán amenazando con azotarlos a todos si continuaba la violencia.10 El 23 de Febrero, el Prueba, recapturado, zarpó junto al Perseverance hacia Talcahuano y fue entregado a las autoridades españolas de la época. La llegada a puerto de la nave quedó registrada el 26 de febrero de 1805.
Los sobrevivientes inmediatamente fueron sometidos a prisión por el asesor letrado, delegado de la intendencia de Concepción, y futuro segundo vocal de la Primera Junta Nacional de Gobierno, Juan Martínez de Rozas. Antes de una semana se pronunció la sentencia: pena de muerte para Mure, Matinqui, Alazase, Yola, Joaquin, Luis, Yau, Mapenda y Yambaio. Las esclavas y los niños serían obligados a presenciar la ejecución. El fallo fue confirmado por la Real Audiencia de Santiago y consignó que debía ejecutarse “arrastrándolos desde la cárcel, a la cola de una bestia de carga, y luego serán colgados hasta morir, y las cabezas de los cinco cabecillas serán cortadas después de muertos y se clavarán en un poste en la plaza del puerto de Talcahuano, y los cadáveres de todos deben ser quemados y reducidos a cenizas. 11
Pero, al parecer, los cuerpos no fueron quemados. Una leyenda popular relata que fueron arrojados a una pequeña laguna que existía a poca distancia de la Plaza de Armas. Posteriormente, los habitantes de la ciudad bautizaron la laguna como “La Laguna de los Negros”.12 Hoy, esta laguna está cubierta por el trazado de las calles Cruz, Prieto, Rengo y Caupolicán, en el centro de Concepción, la ciudad que creció expandiéndose sobre humedales y lagunas.
La historia del motín ha sido rescatada en más de una ocasión, tanto en la literatura como en el cine. En 1855, Herman Melville, célebre escritor norteamericano, escribió un cuento llamado “Benito Cereno”, basado en los hechos de aquella rebelión de esclavos13. Casi un siglo después, esta misma historia fue llevada al cine por el director francés Serge Roullet, quien pone el acento de la trama, no en el motín, sino en el capitán norteamericano Amasa Délano, quien supuestamente, después de muchas elucubraciones descifra el oculto motín de la nave que aquella jornada llegó a la isla Santa María.
Cuenta la leyenda que cuando Mure se encontraba junto a la horca, habló en español a sus verdugos reconociendo la sentencia de su delito, pero justificándolo como “el resultado inevitable de la crueldad de sus captores y de su falta absoluta de derecho para ir a robar hombres libres y comerciarlos, arrancándolos de sus hogares, mujeres e hijos”.
Cuando aconteció el motín del Prueba en 1805, la colonia española estaba cerca a acabarse en Sudamérica, y en su lugar, el proyecto de la oligarquía criolla iba tomando forma. Pronto, esta clase social comprendería que le era más rentable mantener trabajadores asalariados que esclavos. El esclavismo en Chile acabaría en menos de dos décadas y tiempo después, el peonaje e inquilinaje se transformarían en trabajo asalariado. El motín del Prueba es un trozo de la historia del despegue inicial del capitalismo occidental en nuestras costas, cuando la burguesía de todas las naciones buscaba expandirse en nombre del progreso y la razón14, explotando brutalmente a la población de América Latina y África, no sin resistencia por su parte.
REFERENCIAS:
1 La esclavitud negra en Chile (1536-1823). Memoria Chilena. Disponible en http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-100668.html.
2 Industria e Imperio, Eric Hobsbawm, editorial Crítica, 2001, pp. 48
3 Esclavitud. Las cifras de la trata. WIKIPEDIA. LA ENCICLOPEDIA LIBRE. http://es.wikipedia.org/wiki/Esclavitud#Las_cifras_de_la_trata
4 Narrative of voyages and travels in the northern and southern hemispheres. Amasa Délano (1817) 335-339 pp.
5De Senegal a Talcahuano, los esclavos de un alzamiento en la costa pacífica. http://cultural.argenpress.info/2009/12/de-senegal-talcahuano-los-esclavos-de.html
6 Historias de marinos y esclavos. Hernán Soto. Artículo en Punto Final. Mayo de 2004.
7 Who Ain't a Slave? Historical fact and the fiction of Benito Cereno. December 16, 2013. By Greg Gardin http://chronicle.com/article/Slavery-in-FactFiction/143551/
8 Coulson, Douglas M. (2010) "Distorted Records in "Benito Cereno" and the Slave Rebellion Tradition," Yale Journal of Law & the Humanities: Vol. 22: Iss. 1, Article 1. Available at: http://digitalcommons.law.yale.edu/yjlh/vol22/iss1/1
9 Narrative of voyages and travels in the northern and southern hemispheres. Amasa Délano (1817) 336-339 pp.
10 De Senegal a Talcahuano, los esclavos de un alzamiento en la costa pacífica. http://cultural.argenpress.info/2009/12/de-senegal-talcahuano-los-esclavos-de.html
11 Documento oficial de la Intendencia de Concepción, por Jose Abos Padilla para Juan Martínez de Rozas. Narrative of voyages and travels in the northern and southern hemispheres. Amasa Délano (1817) 347 pp
12 La laguna de los negros. Oreste Plath. Geografía del mito y la leyenda chilenos. 1995.
13 Benito Cereno, Herman Mellville 1855.
14 The many headed hydra. “Marineros, esclavos campesinos en la historia oculta del Atlántico” Peter Linebaugh y Marcus Rediker. 2000.