La actual manifestación de El Niño ha sido una de las más pronunciadas y con consecuencias en todo el planeta: como mayores inundaciones en algunas regiones y prolongados períodos de sequía en otras, así como tifones y ciclones.
El impacto es especialmente grave en este continente africano, con 54 países, porque alrededor de una tercera parte de los alimentos para consumo humano del mundo, unas 1.300 millones de toneladas, se pierden o se tiran; en África uno de cada cinco africanos está subalimentado, unas 220 millones de personas.
Además, la caída de los precios de los productos básicos en todo el mundo tiene consecuencias graves para África, donde la agricultura es la principal fuente de ingresos.
La pérdida de cultivos por cuestiones climáticas, entre las que está el fenómeno de El Niño, agravan la inseguridad alimentaria en las zonas afectadas, en especial en África oriental y austral.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) subrayó el 24 de marzo en Harare la necesidad de concentrarse en aumentar la productividad de los cultivos de alimentos y en mejorar la gestión de las cosechas.
Un poco antes, el 12 de febrero, la FAO, con sede en Roma, alertó que África austral atravesaba una fuerte sequía que se había agravado desde el inicio de la temporada agrícola 2015-2016, debido a que el actual fenómeno de El Niño es el más fuerte de los últimos 50 años.
En vastas áreas de Zimbabwe, Malawi, Zambia, Sudáfrica, Mozambique, Botswana y Madagascar, la actual temporada de lluvias ha sido de las más secas de los últimos 35 años.
Las áreas agrícolas del norte de Namibia y el sur de Angola registraron una grave carencia de lluvias, puntualizó la FAO en un comunicado conjunto con la Red de Sistemas de Alerta Temprana de Hambre (FEWS NET, en inglés), el Centro Común de Investigación de la Comisión Europa y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
“Gran parte de África austral registró demoras en la plantación y muy malas condiciones para el desarrollo de los cultivos y el crecimiento de las pasturas. En muchas áreas no se pudo plantar porque las primeras lluvias demoraron entre 30 a 50 días”, señala el comunicado.
Pocas esperanzas
La situación mejoró ligeramente desde mediados de enero en algunas zonas, pero la posibilidad de que haya una exitosa temporada de cultivos con buenas lluvias prácticamente se evaporó, alertaron la FAO, el PMA y la red FEWS.
Aun si se normalizaran las lluvias en lo que queda de la temporada, los modelos que valúan el rendimiento de los cultivos en relación a la disponibilidad de agua indican que no habrá una buena cosecha de maíz en la mayoría de las áreas cultivadas.
“Diversos pronósticos coinciden en que las precipitaciones seguirán por debajo del promedio y las temperaturas estarán por encima de lo habitual en casi todas las zonas para lo que resta de la temporada”, aclara.
La combinación de una mala temporada agrícola 2014-2015, las condiciones extremadamente secas del inicio de la actual (de octubre a diciembre) y los pronósticos de que el clima seco continuará hasta mediados de este año, sugieren que habrá una mala cosecha a escala regional.
Sudáfrica ya estimó que la producción de maíz rondará las 7,4 millones de toneladas, una caída de 25 por ciento respecto de la temporada anterior, que ya fue mala, y 36 por ciento por debajo del promedio del último quinquenio.
Esa la situación después de una temporada agrícola 2014-2015 caracterizada por similares condiciones de temperatura y sequía y una caída de 23 por ciento en la producción regional de cereales.
Las actuales condiciones climáticas profundizaron la vulnerabilidad debido a la disminución de las reservas de cereales y a que los precios de los alimentos están por encima del promedio, lo que eleva de forma considerable la inseguridad alimentaria, subraya el informe de la FAO y sus socios.
Por su parte, la Comunidad para el Desarrollo de África Austral (SADC, en inglés) señaló que aun antes del inicio de la actual crisis, la inseguridad alimentaria en la región, sin contar a Sudáfrica, ya afectaban a 14 millones de personas.
De ellas, 2,5 millones están en situación de crisis y necesitan asistencia urgente, estimó a principios de febrero, la red FEWS.
Además, el número de personas que viven con inseguridad alimentaria aumenta por las actuales condiciones de sequía y la inflación en el sector alimentación. El costo del maíz alcanzó un máximo en enero en Malawi y Sudáfrica.
En la mayoría de las provincias de Sudáfrica, así como en Lesotho y Zimbabwe, se declaró emergencia por la sequía, y las autoridades responsables de la gestión hídrica en Botswana, Namibia, Swazilandia y Sudáfrica restringieron el servicio de agua debido a la escasez.
Además, Zambia y Zimbabwe experimentan cortes de energía debido a que el nivel de agua en la represa de Kariba está por debajo de lo habitual.
“Es muy pronto para dar una estimación de cuánta gente sufrirá la inseguridad alimentaria en el período 2016-2017, pero se espera que aumente de forma significativa el número de personas que necesitan asistencia alimentaria y ayuda para recuperar su medio de subsistencia”, señala el comunicado conjunto.
La peor sequía de Etiopía en los últimos 30 años
El actual fenómeno, agravado por el cambio climático, también golpeó a África oriental. Etiopía sufre la peor sequía de los últimos 30 años debido a El Niño. Ya hay 8,2 millones de personas que necesitan asistencia alimentaria de emergencia.
La ONU despachó un equipo de salud de emergencia para ayudar al gobierno a responder a la crisis, que se espera empeore en los próximos ocho meses.
“La emergencia alimentaria coincide con múltiples epidemias”, observó la directora de respuesta humanitaria y gestión del riesgo de emergencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Michelle Gayer, el 4 de diciembre de 2015 en Ginebra.
“Eso agrava el estado de salud de las personas y golpea al sistema de salud, pues la malnutrición predispone, en especial a los niños, a las enfermedades infecciosas más severas, que rápidamente pueden costarles la vida”, agregó.
Etiopía ya registró dos malas temporadas en 2015. Y debido a la falta de lluvias atribuida a El Niño, su principal período de cosecha se redujo gravemente.
Todos los meses desde enero se registra un aumento en el número de niñas y niños malnutridos, y se estima que 400.000 menores sufrirán una malnutrición grave este año, alerta la OMS. Además, unas 700.000 embarazas y mujeres con bebés corren el mismo riesgo.
Traducido por Verónica Firme