Hace unos días, el ministro de salud Jaime Mañalich, abrió la posibilidad de desmunicipalizar la salud primaria, los consultorios. La opción que puede inferirse, según sus palabras no es aclaradora. No es que vuelvan al ministerio de salud, pero tampoco es que se privaticen. Eso, hasta ayer miércoles 21 de Septiembre, tras reunirse con el presidente de la comisión del ramo de la Asociación Chilena de Municipalidades (ACHM), Felipe Guevara.
Según eldinamo.cl, el Ministro señaló que “desmunicipalizar no significa devolver los consultorios al Estado”, llamando a “revisar las cosas buenas y las cosas que se pueden mejorar en estos 30 años, y (lo que) proponemos es crear corporaciones, sin fines de lucro, que administren las comunas que se asocien”. “Nosotros no queremos, ni debemos hacernos cargo de los consultorios de la salud primaria y desmunicipalizar no significa devolver los consultorios al Estado (…). Este es un problema estructural y tiene que ser abordado por economía de escala y esto tiene que ser concordado con los municipios, ya sea a través de cambios administrativos o cambios legales”.
La propuesta de Mañalich es similar, en cuanto a su ambigüedad, con lo propuesto en la desmunicipalización de la educación del acuerdo GANE. El tema es ¿Corporaciones sin fines de lucro?, ¿Cómo las instituciones de educación superior sin fines de lucro que llevan años lucrando?
Según la Confusam, en su petitorio publicado y por el que presionan en sus movilizaciones, señalan que se “Defiende la Salud Pública exigiendo al Gobierno entregar a salud los recursos necesarios para atender a la gente como se merece, terminando con la política de asfixiar el presupuesto de consultorios y hospitales públicos entregándolo a privados.” Esta tendencia de entrega de recursos públicos puede ir en directa relazción con la propuesta de Mañalich, pues se le suma a la constante práctica de concesiones al sector privado de tareas de los consultorios y hospitales.
Según un informe de la OCDE, en Chile se destinan US$1.200 por habitante, mientras que en los demás países de la organización se gastan US$1.500 per cápita. Lo que significa que se gasta poco en salud, y gran parte de ese presupuesto se está desviando en utilidades empresariales. En vez de fortalecer un sistema, público gratuito y de calidad, se le desfinancia para asfixiarlo, se transforma en ineficiente, y es a todas luces superado por las instituciones privadas de salud que se adjudican millonarias utilidades, cobrando más.
La salud chilena, al igual que la educación, vive un proceso grosero. El privilegio al sector privado es a todas luces vergonzoso, al comprobarse que las ISAPRE (entidades de salud privada) se incrementaron un 70,2%, debido fundamentalmente a que cubren las patologías AUGE que no alcanzan a cumplir las instituciones públicas. O sea, por la reducción de las listas de espera para las atenciones de patologías del programa ha costado $2.739 millones, en vez de los $1.339 millones que se hubiesen desembolsado en los recintos públicos. (http://www.lanacion.cl/bonos-auge-denuncian-duplicacion-de-costos-para-el-estado-a-favor-de-privados/noticias/2011-08-12/224019.html) Se financian las atenciones en empresas privadas, que sacan utilidades millonarias, en vez de invertir en el sector público que se cae a pedazos.
Según el diccionario de la Real Academia Española, privatizar significa “transferir una empresa o actividad pública al sector privado”. En este sentido, concesionar también significa privatizar.