A propósito del Día Internacional del Cooperativismo, sábado 5 de julio.
“Los indios han padecido y padecen síntesis del drama de toda América Latina, la maldición de sus propia pobreza” Eduardo Galeano
El impulso a construir el pensamiento cooperativo latinoamericano del Siglo XXI surge por influjo de los procesos de cambio y transformación que estamos viviendo en nuestra doliente Latinoamérica. Pensamos que deberíamos hablar de re-aparición del tema, toda vez que desde siempre fue una preocupación y ocupación de las bases y de los referentes del cooperativismo.
La aplicación de políticas neoliberales en nuestro subcontinente implicó un escandaloso desastre: incremento de la pobreza, catástrofes ambientales, y colapso financiero, entre otras muchas.
Sin dudas que son fáciles de inferir que las medidas de apoyo al cooperativismo por parte de la ONU son en razón a que ella ha llegado a la conclusión que es imperativo la visualización mundial de otras alternativas, que sean reparadoras del desastre aludido más arriba.
Y de tal manera, empujamos la instalación de la agenda de la renovación del cooperativismo, de la necesidad de que se sacuda de la modorra en que cayó por influjo del pensamiento único y global. En función a ello ponemos nuestro empeño de instaurar una corriente interna restauradora denominada Cooperativismo del Siglo XXI.
Retomamos la tarea de conjunto de construir el pensamiento cooperativo Latinoamericano y en esa consecución andamos los caminos.
A juzgar por el avance de nuestras propuestas-no sin impugnaciones-la reaparición en Latinoamérica de la propuesta desde nuestra visión y acción peculiar ha estado conmocionando a diversas jerarquías políticas, económicas y también a sectores retardatarios cooperativos de la subregión, porque se trata de un pensamiento cooperativo concordante con las genuinas orientaciones de nuestros pueblos y para dejar de estar al margen de las vivencias populares que esos impugnadores adversan.
Nos apresuramos también en anotar lo afirmado en otras ocasiones: “La construcción del cooperativismo Latinoamericano del siglo XXI es una tarea de conjunto y nadie puede arrogarse el derecho primigenio de esta propuesta que constituye una necesidad objetiva. El cooperativismo no puede seguir desarrollándose de manera marginal ante un mundo sediento de alternativas socioeconómicas que estén basadas en la equidad y la humanización de las relaciones de producción”.
“Esta es una tarea que requiere partir de un amplio espíritu generoso, realista, científico incluso y de servicio incondicional a los valores y principios de la cooperación que claman otra orientación y otra dinámica”.
Asumimos plenamente la formidable responsabilidad de abrir las compuertas-lo más amplia posible-al pensamiento Latinoamericano sobre el cooperativismo para que fluya a torrentes y de tal modo se encause hacia su esencia transformadora.
La filosofía cooperativa Latinoamericana es auscultación de la realidad desde su contexto subdesarrollado y dependiente, es aquella que induce a reflexionar sobre una realidad construida y sostenida artificialmente. La filosofía cooperativa no reflexiona sobre cuestiones metafísicas ni se aleja ingenuamente de esa realidad, al contrario, centra su indagación sobre ella para modificarla, para suplantarla, para transformarla. Es contestataria.
Pero también reflexiona la filosofía cooperativa desde experiencias organizativas genuinas de los originarios pobladores de estas tierras, experiencias como las realizadas en Paraguay: Oñondivepá y Jopói, entre otros tantos, enraizadas hasta nuestros días a través de hábitos muy profundos pero adormilados por tantos años de enajenamiento capitalista. Debemos tocar la clarinada del despertar cooperativo desde las entrañas del subcontinente.
La visión que tuvieron los Pioneros de Rochdale sobre el capitalismo industrial naciente en Inglaterra los empujó a buscar otra forma de pensar y actuar. Ese mismo país que incursionara con propósitos invasivos en el año de 1806 y 1807 contra el Virreinato del Río de la Plata (Uruguay y Argentina) y luego más adelante propugnara la guerra genocida de la Triple Alianza contra del Paraguay (1865-1870), generaron otros condicionantes en la subregión, otras realidades, donde la cooperación se viera en la necesidad de asumir nuevos retos.
Actualmente el capitalismo globalizado se ha establecido en una seria amenaza para la conservación de la especie humana y el planeta. Esta es la situación en la cual se debe lidiar por razonar un mundo mejor sostenido en la cooperación.
Propugno sin más que impregnemos de latinoamericanidad al cooperativismo, a sus principios y valores, a su doctrina, a su noble método productivo.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
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