Aproximadamente el 50% de la basura de nuestras casas corresponde a “Residuos Orgánicos”, que son los restos de todo lo que alguna vez tuvo vida (todas las cáscaras, restos de comida, pasto, fecas varias, etc.) y que, por lo tanto, se pueden descomponer o pudrir. Mediante los ciclos naturales de descomposición todos estos residuos vuelven a formar parte de la tierra colaborando en aumentar su fertilidad. Sin embargo, al irse junto al resto de la basura y mezclarse con sustancias venenosas (como cloro, pilas…) genera los líquidos Percolados que son altamente dañinos.
Ante la no existencia de políticas estatales o comunales de reutilización de los Residuos Orgánicos, somos nosotrxs, junto a vecinxs o amigxs si es posible, los encargados de darles un buen uso, y de paso ayudar a mejorar la calidad de nuestros suelos. Esto lo podemos hacer en pequeños espacios (aunque tierra hay de sobra y el problema es quien se la apropia).
Como ya hemos visto cómo conservar las semillas, en esta oportunidad veremos cómo generar abono a partir de nuestros residuos orgánicos.
La abonera de Cajón:
Algunos detalles que debemos recordar es que la temperatura es un factor que acelera el proceso, por lo tanto en primavera y verano será más rápido que en invierno. Además este compost se debe mezclar con tierra común, ya que sin ser mezclado puede llegar a quemar la planta. El compost mejora nuestra tierra común.
La Unión Comunal de Huertos Orgánicos de Tomé es una organización que fomenta el trabajo en distintas áreas de la agroecología, fomentando un rescate de nuestras tradiciones urbano campesinas (de una u otra manera nuestras familias provienen del campo, pero los procesos de migración campo-ciudad nos han llevado al abandono de estos saberes).
En un proyecto piloto durante los años 90, se desarrolló una planta comunal de reciclaje de residuos orgánicos domiciliarios, el cual dejó de funcionar por falta de fondos comunales