Entonces está el concepto del Tiempo Sagrado, del Kahuín, del Todovale, del Recreo, del Break. Según una encuesta callejera de Megavisión casi nadie sabe bien qué se celebra el 18 de septiembre. Pero se celebra. Eso es lo importante. ¡Si estamos en Chile pué!
Si bien la lógica nos podría indicar que el hecho de celebrar está unívocamente unido a un motivo de celebración, en Chile esa razón de celebración para el dieciocho de septiembre prácticamente no existe. Además si existiera un motivo de celebración, estaríamos en otro país. De hecho, sería peligroso para la estabilidad institucional y del país. Porque lo que se supone es que se celebra la Independencia de Chile. Algún inadvertido lector podría decir ”¿…la qué?, ¿Qué somos independientes hueón? Con ésta me desayuno”.
Porque: ¿somos dueños de nuestros recursos naturales?, ¿somos dueños de nuestras costas y su fauna marina, de nuestras aguas, de nuestras semillas?, ¿somos dueños del derecho a una educación de calidad que se provea gratuitamente a niñas, niños y jóvenes?, ¿somos independientes con respecto a decidir si queremos o no enviar tropas a Haití, en donde tenemos que asumir la política norteamericana con respecto a nuestro continente?
Y todo se cubre con un manto de olvido y fiesta.
Por algo será que en la gesta de la Unidad Popular se hablaba de la Segunda Independencia.
Además llamar independencia a los sucesos del 18 de septiembre de 1810 es un poco extremista, porque en realidad se trataba de cuidarle el puesto al Rey de España.
La independencia comenzará a existir cuando retomando la senda que marcó Allende allanemos el camino en la búsqueda de nuestra verdadera independencia. Para empezar cuando tengamos una nueva constitución política.
Independencia que signifique sobre todo el amor y cuidado por nuestra gente y le proveamos una salud digna, educación gratuita y de calidad, buenos ingresos, buen transporte público, bajos niveles de delincuencia, altos niveles de vida cultural, aire, libertad. Y en donde la economía de mercado de Friedman y la Escuela de Chicago esté en una vitrina del Museo de Historia Nacional y se lleve a los escolares para que la vean como una monstruosidad histórica.
En general no se liga la celebración de la independencia con un hecho que tenga memoria y sentido. Eso es muy chileno. Las prioridades de contenidos en los noticieros de televisión en la celebración del cumpleaños de Chile van por: a) los anticuchos; b) dos tragos conocidos como Terremoto y Réplica; c) la obligación de la cueca y el placer de la cumbia; d) la ridiculez de los políticos al bailar el sincopado ritmo de la cueca.
Nadie habla de la deteriorada soberanía ante las mineras. De los arreglines en las ventas de los porcentajes de Codelco. De cómo el Estado de Chile está al servicio de los empresarios y las transnacionales y no de su gente. Esos temas no están en la agenda noticiosa cuando son los más pertinentes en la celebración de la independencia.
Pienso en que algún día podremos celebrar la verdadera independencia. Y recreando otro recreo. Re creo.
Por Mauricio Redolés