Una madre primeriza denunció que, tras reiterados intentos de solicitar el acompañamiento en su parto en el Hospital Regional de Concepción, éste se le ha sido negado a pesar de tener un embarazo de alto riesgo y considerando los protocolos en tiempos de Covid-19 emitidos por el Minsal y respaldados por la OMS que insisten en que el acompañamiento significativo es parte del derecho de las madres. Asimismo, denuncia la negación del retiro de las células madres, a pesar de ser un servicio solicitado de forma externa por la familia.Por Valentina Luza Carrión
María Victoria Paz García Aguilera (33) es el nombre de la madre primeriza diagnosticada de Lupus, quien denuncia intransigencia de parte del Hospital Regional de Concepción al solicitar el acompañamiento de su pareja para dar a luz.
La enfermedad autoinmune de la que está diagnosticada está estrechamente vinculada al estado emocional en el que se encuentra, y este hecho ha sido el argumento principal para solicitar de forma urgente el acompañamiento.
Según el protocolo que emitió el Minsal en junio del presente año, respaldado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para partos de gestantes con Covid-19 o sospechosas del mismo, esta solicitud está enmarcada en los derechos de las mujeres y se especifica que se debe procurar “mantener el acompañamiento significativo (1 persona sana) durante el parto, manteniendo las precauciones estándar”, siguiendo esta recomendación también para el puerperio inmediato de las madres.
Para María, la situación ha significado enfrentarse a una intransigencia constante por parte de la institución a pesar de tener un embarazo de alto riesgo que está vinculado a su estado emocional. La enfermedad que padece le ha generado crisis en momentos de angustias: “Que me sometan a estas situaciones aumentan el riesgo, aun así, la respuesta final ha sido que no hay posibilidad de estar acompañada”, declara.
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Diferentes estudios han determinado que el acompañamiento no sólo es importante por lo significativo que pueda ser el momento, sino también, proporciona uno más seguro y humanizado. Por otra parte, tiene beneficios físicos, pueden reducir las horas del trabajo de parto e incluso los dolores.
También el derecho al acompañamiento no está limitado a pesar de la pandemia y la obstrucción de este se puede considerar un tipo de violencia obstétrica. Esto ha puesto nuevamente en el debate público la situación de los derechos de las mujeres al momento de dar a luz en tiempos de crisis sanitaria.
“Durante todo el embarazo, te preparas de una forma en conjunto a tu pareja. Cuando a mí me comentaron –amigas y conocidas- que estaban negando el acompañamiento, yo empecé a preguntar directo al Hospital y me topé con que efectivamente es así (…) Me dijeron que mi pareja podía estar en el momento del puje, pero no del parto”, expresa María.
Esta situación se genera considerando que el trabajo de parto puede ser de dos hasta dieciocho, o veinte horas y que es relativo según la madre: “La mejor opción para el proceso de dilatación es también estar en compañía”.
Ximena Garrido, jefa de matronas del Hospital Regional, le argumentó a la madre que esta determinación se debía a que “no hay capacidad de infraestructura para ello, teniendo en una misma sala a cuatro personas en el trabajo de parto, y por temas de aforo no puede permitirse”.
Sin embargo, María sostiene que debería existir la capacidad suficiente que permita a las mujeres mantener su derecho sustentado y avalado por la Organización mundial de la Salud y el Minsal.
Otro hecho que denuncian fue la obstrucción de la entrada del servicio de retiro de células madres VidaCel que la familia contrató, siendo ésta negada por parte del Hospital Regional. María Paz comenta que ella sufre de diversas enfermedades de patología base, por lo que “es de suma importancia para mi salud y la de mi bebe y para futuros tratamiento de las enfermedades, que tengamos las células madres y no nos explicamos esta intransigencia”.
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En junio del presente año, en el primer trimestre de la pandemia, diferentes organizaciones exigieron al Ministerio de Salud que entregara un pronto protocolo de atención para madres gestantes con Covid-19. Éste, pese a sus demoras, logró salir a flote en medio de polémicas.
Asimismo, el tema de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en pandemia ha estado en abandono por parte del Estado y el Gobierno en varias materias. Al respecto María José Oyarzún, jefa del área de Salud de la Asociación Chilena de Protección de la Familia (APROFA) señaló en dicha ocasión a Diario U de Chile que “siempre ha sido una política de gobierno dejar la salud sexual y la salud reproductiva fuera de las prioridades, ya sea de legislación o de acción, entonces no es una sorpresa".
OPCIONES ANTE LA INTRANSIGENCIA
Ante el aumento de casos como los de María Paz, los partos en casa han sido la opción para las madres que quieran parir de forma más tranquila. Desde el Observatorio de Violencia Obstétrica, recalcan que esta es una opción legítima, pero que en Chile aún falta legislar en ella.
Las dificultades para un parto respetado en el sistema de salud público es una problemática transversal en Chile. Esto ha provocado el aumento de violencia obstétrica en las mujeres gestantes, haciéndolas llegar a opciones más empáticas en casa. Del mismo modo, ha empujado a que diversas organizaciones que velan por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, aumenten la presión al Estado para pronunciarse al respecto.