Se cumplió un año desde el comienzo de las primeras manifestaciones masivas protagonizadas por las y los estudiantes. Desde esa fecha hasta hoy bastantes cosas han cambiado. Se han sucedido protestas en diversas zonas del país, por distintas causas y reivindicaciones, lo cual demuestra que la pérdida del miedo en la gente se esta haciendo latente. Ya no es una locura salir a las calles a gritar el mundo que queremos, ya no es una desfachatez hacerle cara al estado, ya no es de locos hacer una protesta y romper la cotidianidad. La verdad es que eso tiene a los poderosos asustados. Símbolo de aquello es la compra de guanakos y zorrillos a destajo, la aprobación de la ley anti-capucha y la posible aprobación de la fatidica “ley hinzpeter”. Pero el año pasado pareciera no tener todo el protagonismo. Este 2012 las cosas han comenzado a moverse también. En el mes de Agosto comenzaron las tomas de liceos en diferentes puntos de Santiago, las cuales se han expandido rápidamente y contagiado el espíritu de protesta siempre necesario. Los universitarios, por su parte, han adoptado una posición más mesurada y pasiva, que posiblemente puede relacionarse con un proceso de “estancamiento” en el cual asambleas, espacios de discusión cotidiana e instancias de autoformación/autoeducación, se vieron despobladas todo el primer semestre de 2012, tras el fuerte desgastamiento producto del largo proceso de movilización del año recién pasado. Y es que pareciera que los secundarios son mas pragmáticos, actúan sin que un dirigente nacional salga en TV diciendo “es hora de movilizarnos”, como sí lo hacen muchos universitarios. Por otro lado los secundarios viven mas descarnadamente la opresión de un sistema educativo que les inculca valores como la competencia, el individualismo y la obediencia, muchas veces con el solo objetivo de generar mano de obra barata para el mercado, o instalarlos en un instituto tecnico y universidad que les “educara” con créditos usureros. Ellos no tienen nada que perder. En cambio los universitarios, muchas veces, tienen un pacto con el sistema, han entrado al juego y el modelo les brinda la posibilidad de “ser alguien en la vida” como tan siuticamente se suele decir. Mas allá de estas diferencias, es cierto que ambas facciones del movimiento tienen la misma importancia y son igual de necesarios para generar un movimiento con potencia. Relacionado con lo mismo, mucho se ha hablado estos últimos días que ha faltado solidaridad desde las y los estudiantes universitarios con sus compañerxs secundarixs. Sin embargo, dicha solidaridad no debe ser entendida bajo una lógica que dice “yo me muevo por las demandas del otro”, sino que bajo la óptica que a pesar de las diferencias entre universitarios y secundarios, la contradicción o problemática básica es la misma para ambos: una educación desigual, injusta, autoritaria y con una clara funcionalidad al mercado, y no así a las necesidades de la sociedad en su conjunto. Por otro lado es importante recalcar que la unión de estas dos facciones no es lo único necesario para desestabilizar el régimen, sino que se necesita siempre una activa comunicación y coordinación con otros actores sociales. También es necesario profundizar la crítica al modelo educacional, pareciera que la “educación gratuita” ya no abarca todo lo que quisiéramos, pareciera que hacen falta nuevos cuestionamientos si es que realmente buscamos avanzar.
Por último es importantísimo entender el contexto político y social en el cual se enmarca esta nueva movilización estudiantil, teniendo como hito central las elecciones municipales de octubre próximo. En dicho sentido, es vital que la movilización no le permita a la clase política emergente –expresiones reformistas- trasladar el conflicto social hacia la vía institucional. Por consiguiente, como movimiento social no tenemos solo la responsabilidad de vislumbrar críticamente el error que significaría la utilización de plataformas electorales –aunque fuesen alternativas “independientes” y “revolucionarias”-, dada la posible descompresión de la conflictividad social que significaría. Sino que es vital, que utilicemos dicho descontento, rabia y fuerza, en la multiplicación de experiencias de autogestión social y libre empoderamiento, que lentamente valla adquiriendo la masividad necesaria para apostar a una transformación real del sistema.
Los últimos acontecimientos, en donde se han visto diversos establecimientos educacionales tomados nos demuestran la vigencia del conflicto estudiantil. Protestas y acciones se han multiplicado en el último mes. Por su parte el gobierno ha actuado con sus únicas armas efectivas: la represión y criminalización. Estudiantes desalojados, golpeados y hostigados en diferentes liceos son la regla que impone el gobierno. En los medios masivos han mostrado acontecimientos. Claro, ya no pueden hacerse los weones, ya que el tema de la educación se ha posicionado a nivel país, tampoco pueden hacerse los tontos frente a la potencia desestabilizadora de los estudiantes. Sin embargo continúan con su mirada superficial, acentuando los hechos de violencia de los y las estudiantes, desmarcándose de los problemas de fondo, con el fin único de crear un discurso del miedo para mantener atemorizadas a las personas y hacer creer que las autoridades del gobierno son unos pseudo héroes al rescate del “orden y la paz” . Además conceden tribuna especial para los personeros de gobierno que deslegitiman permanentemente la movilización o aquellas expresiones del movimiento estudiantil que mas se acercan al discurso oficial. Sentimos decirles que la revolución no sera transmitida por la televisión, así que no se extrañen, no podemos esperar otra cosa.
Lo cierto es que para entender el conflicto estudiantil, primero debemos reflexionar un poco y acercarnos a las problemáticas y posibles soluciones a este problema. No sacamos nada con hacer llamados masivos a movilizarnos, si ni siquiera tenemos claro el por qué nos movilizamos y hacia dónde dirigimos nuestros movimientos. Peor aún, no sacamos nada con movilizarnos porque lo dijo algún dirigentillo con acceso a tribuna pública en los medios masivos de comunicación.
Cada territorio tiene sus propias características. Lo que necesita y lo que quieren las individualidades y colectividades de ese espacio son independientes y únicas, en comparación del carácter centralista que propone por una parte la educación pública estatal -que lo disciplina todo- y la otra que depende del mercado -que lo mercantiliza todo- (entendiendo también que ambas formas de entender la educación obedecen a la misma lógica que busca este sistema para perpetuarse a la fuerza, tratando de ocultar sus contradicciones bajo la alfombra). No podemos generar propuestas educativas sin tener como base el control comunitario de las escuelas, liceos e incluso universidades Tampoco podemos generar propuestas educativas sin tomar en cuenta la generación de espacios autónomos de construcción de conocimientos. La educación no puede ser un proceso anhelado por nosotrxs si sigue reproduciendo los valores de la competencia, individualismo y sumisión. La utilización de los espacios en base a las realidades locales significaría un gran avance para la construcción de una nueva educacion, ya que sus direccionamientos y objetivos podrían estar al servicio de las necesidades particulares. Con esto no queremos decir que no exista ninguna coordinación entre diferentes territorios esparcidos por $hile, claro que la debe haber y también un apoyo mutuo en el intercambio justo de recuros y experiencias, pero no se puede continuar con un modelo educativo centralista gestado netamente desde las ciudades mas grandes en desmedro de la “periferia” -es decir, todo aquello que no sirve más que para explotarlo y mirarlo folkcloricamente por la tele un día domingo- en donde no queda ninguna alternativa educativa más que dejar sus comunidades, cultura y formas de vida, para someterse a otra forma de vida dictaminada por una institución estatal o privada, pero siempre al servicio del gran empresariado.
¿Es posible que un gobierno autoritario sea capaz de ofrecer una educacion antiautoritaria?, ¿es posible que una educación financiada por el gobierno pero en manos de empresarios, sea capaz de erosionar este tipo de generacion de riqueza y en cambio desarrollar alternativas?. Por otra parte, la gestión de espacios públicos como las escuelas y universidades por la comunidad permite que se desarrollen núcleos de articulación en que puedan confluir en un espacio común los diferentes actores. El neoliberalismo se ha encargado de privatizar todo paulatinamente: el agua dulce, el mar, los minerales, los genes, las ideas, el aire, la tierra, entre otros, incluso hoy ya se privatizan las calles en las que nos vemos obligados a transitar, no solo con el TAG sino que también con leyes como la Ley Hinzpeter en donde la utilización de éstas solo estará al servicio del flujo de capital, jamás para las comunidades. Romper esta logica significa paulatinamente recuperar los espacios, aunque ni siquiera sepamos como se hace concretamente, esa no puede ser la limitante, pues la forma correcta que más se acomode, no saldrá más que de nosotrxs, nuestras experiencias y de lxs que vengan, pero para eso primero necesitamos tener incidencia local cuando existe una gestión global.
A diferencia de lo que se cree la educación no es algo bueno en sí. La educación no es buena por ser educación. De hecho, la raíz de la escuela nace del despotismo ilustrado que precisamente buscaba la dominación, la sumisión y la distribución en clases de la sociedad, idea que “por esas casualidades” se difundió rápidamente en todos los estado-nación emergentes.
Existen sistemas educacionales que fomentan valores individualistas, competitivos y que destruyen la imaginación. Por muy “democrática” y “gratuita” que sea ese tipo de educación aún contiene serios problemas que reproducen un sistema terrible. De esta manera, no se puede solamente cuestionar el financiamiento y lucro que lleva consigo el sistema educacional chileno, sino también hacer hincapié en cuál es la educación que queremos y cómo la queremos, no podemos pensar que la única instancia democrática que tenemos es la raya en el voto, somos partícipes de un sinnúmero de espacios en la sociedad, dentro de los cuales deberíamos tener mayor participación respecto a lo que queremos, pues en términos de educación TODO SE NOS IMPONE: Desde los contenidos que tenemos que tragar, hasta las grandes sumas que tenemos que pagar.
Muchos hablan de “mejorar la educación” a través de una mera inyección de recursos económicos por parte del Estado. Sin embargo, la educación es un proceso mucho más amplio y complejo como para resumirlo a un asunto de lucas y recursos. Estos sectores suelen ser los que enarbolan como única consigna la “educación gratuita”, casi un eslogan publicitario en estas fechas. Claro, no vamos a negar que, por un asunto de justicia, sería bueno que ninguna persona fuera discriminara por su condición económica a la hora de entrar a estudiar. Sin embargo nosotros/as nos seguimos preguntando ¿Es la petición de una educación gratuita una amenaza real a este sistema opresor, explotador y adoctrinante? ¿Es el cuestionamiento al lucro un cuestionamiento al capitalismo? Muchos plantean que sí, olvidando al parecer que hasta hace unas décadas el capitalismo convivía muy bien de la mano de un E$tado benefactor que subsidiaba a lxs explotadxs (la educación fue gratuita y pública en parte considerable del siglo XX chileno y actualmente lo es en países como Argentina). Sabemos que las críticas radicales (o sea, de raíz) no llegan por arte de magia, pero aun así tenemos nuestras dudas respecto a las reivindicaciones que hoy suman y suman a lo largo de $hile, pues vemos, con algo de temor y desconfianza este afán de seguirle el juego a la institucionalidad, esta dinámica de luchar en la cancha que nos rayó la burguesía. Creemos que una lucha “real” debería incorporar desde un principio otras dimensiones aparte de la gratuidad y fomentar en sus actividades nuevas relaciones sociales y cuestionamientos a lo que entendemos por “educarse”. sumarse a demandas que no son solo gremiales y que tienen que ver con la realidad en la que se desarrolla la misma educacion y no hacer caso omiso como si fueran peras con manzanas (¿como se puede educar a un niño si a escasos metros hay una planta que no lo deja respirar y le está provocando cancer?).
De igual importancia en el debate deben ser las conversaciones y propuestas tendientes a estructurar espacios de educación popular, educación libertaria o auto-educación. Estas dinámicas, aunque aún son pocas y pequeñas, se están desarrollando continuamente en variados puntos del territorio nacional. Su mayor auge ocurre cuando se desatan las movilizaciones y las tomas de establecimientos, en donde se generan espacios de comunidad y auto-educación a lo largo de todo el país producto de las condiciones que entrega el espacio político de “La toma”. Muchos creen que la toma es un simple espacio de “presión” para que el estado cumpla nuestras demandas. Lo cierto es que las tomas son mucho mas que eso, ya que se configuran como un espacio de generación de lazos de confianzas, critita, debate, reconstrucción de relaciones sociales antes mediadas por la autoridad y la mercancía. También, en muchos casos, es la escuela política de muchos jóvenes. Por otro lado se configuran espacios de educación fuera de los currículos que impone el sistema. Las actividades autogestionadas, los foros de discusión, ciclos de cine, charlas y talleres son algunos de estos espacios en donde se genera en la practica una educación distinta, sin necesidad de pedirle al estado que nos “solucione” el problema de la educación, lo cual es como pedirle al verdugo que ayude al esclavo que él mismo encadeno.
No vamos a negar la importancia de la “Educación gratuita”, sino que apelamos a que el movimiento tenga en mente las dos dinámicas. Por una parte el proceso de movilización tendiente a generar espacios que logren doblar la mano del gobierno y el empresariado. Por otro lado la generación de una educación distinta alejada de la institucionalidad. Ambos procesos deben ir juntos y la crítica del movimiento también debe ser dual: Por una parte criticar la desigualdad económica en el acceso a la educación que nos ofrece el modelo, por otro la critica a esa misma educación que nos ofrece el sistema, la cual constituye en gran parte un sofisticado aparato de dominación, disciplinamiento y adoctrinamiento ideológico. Esta última critica, además, debe ir acompañada con la generación de espacios de auto-educación (como lo son las tomas o cualquier otra instancia en donde aprendamos conocimientos fuera de la institucionalidad)
Lo cierto es que podemos ver que el movimiento pone énfasis en ambos polos de crítica, ya que además de exigir al Estado, también está permanentemente convocando a actividades, marchas, protestas, mitings y otros espacios que aumentan la organización y se constituyen como espacios de educación distinta en la calle, horizontalmente y fomentando la creatividad y el cuestionamiento. Sin embargo en la voz de muchos estudiantes movilizados, “líderes” del movimiento, así como en los medios masivos de comunicación, solo se ve una apelación y crítica al modelo educacional por su aparente falta de “eficiencia” o de “progreso” o de “igualdad”, haciendo comparaciones con estándares internacionales e informes que al fin y al cabo promueven una especie de desarrollo de tipo economicista, dejando de lado cualquier otro contexto IGUAL de importante (como los informes de la OCDE que es una organización capitalista) . Aun así poco se apela dentro del lenguaje a la crítica a la educación capitalista como aparato ideológico del Estado y el capital. No se hace la crítica a la escuela y la universidad como instituciones que no solo sirven para “despegar socialmente” o para “salir de la pobreza”, sino que también reproducen un sistema, un modo de vida, un disciplinamiento y un modo de producción y pensamiento en sintonía con las necesidades del capital de mantener la dominación y la explotación.
Los liceos muchas veces solo se preocupan de generar individuos pasivos acostumbrados a la obediencia, pero nunca a criticar y cuestionar. Esto produce grupos de chicos fáciles de someter como mano de obra barata en el mercado. Por otro lado las universidades generan conocimiento e investigación que beneficia a grandes empresas que contaminan nuestro medio ambiente y entregan sueldos miserables. Qué decir de que en sus aulas se forman futuros profesionales que solo esperan a salir de la burbuja universitaria para ver que tan “exitosos” pueden ser en el sistema ganando buenas lucas-sin considerar siquiera que se está haciendo a costa de la explotacion de otro-, despegando socialmente y teniendo alto poder de consumo dentro del modelo, todo esto con el fin de mantener un status quo lleno de robots con cartones universitarios en los bolsillos.
Por otro lado, es muy importante ligarnos con otros sectores sociales y salir de la burbuja educacional. Sabemos que existen algunos acercamientos en este respecto, sin embargo aún falta y son necesarios más puentes sociales entre las diferentes luchas de pobladores, trabajadores, mapuche, disidencias sexuales, estudiantes, ambientalistas radicales, etc. El enemigo es el mismo para todxs, por tanto es lógico que en algún momento exista la convergencia que nos permita dar el golpe todxs juntos. Vemos avances en este punto –como el hecho de que se esté generando mayor comunicación y solidaridad con otras luchas-. Además hemos visto que diferentes tomas de liceos en santiago no solo tienen inserto el asunto de la “educación gratuita”, sino que han incorporado el asunto de la contraposición a la ley hinzpeter y en contra de las elecciones municipales que prontamente se vienen en todo el país en el mes de octubre. Esta incorporación de temáticas fuera del campo estrictamente educacional demuestra esos puentes sociales y creemos que se debe seguir en ese camino. No debemos tener miedo a incorporar temas fuera de lo educativo, todo lo contrario, contra mas criticas radicales al modelo seamos capaces de generar de forma solida, mucho mejor. Finalmente todas las divisiones, todos los roles de “estudiantes” “artista” “trabajador/trabajadora” “profesor/a” “alumno/a”, “poblador/a” etc. nos los da esta misma sociedad, por su propia necesidad de generar esa división. Las necesidades inmediatas que genera cada sector en sus luchas, contra sus propias contradicciones, nos invita constantemente a acabar con esa separación y encontrar esa raiz del problema que nos golpea diariamente en la vida. He ahí donde radica la potencialidad de estos momentos de la historia, donde los estudiosos de la economía, los aparatos de inteligencia y represión y aquellos periodistas lamebotas y políticamente correctos desenpolvan sus mentes y generan nuevas respuestas que impidan nuestra constitución como clase, diversa, rabiosa, creativa y sin miedo.
Claro, los poderosos frente a esta coyuntura rápidamente salieron con el típico discurso de que “las tomas no son el camino”. Están reprimiendo fuertemente a los liceos en toma, ¡incluso han dispuesto personal policial a las afueras de los recintos y también en los interiores para que los estudiantes no se atrevan a tomarse sus establecimientos! Esto ocurre, en primera instancia, porque los poderosos tienen fresca la memoria con respecto a los perjuicios que puede tener un nuevo levantamiento estudiantil/social. Recuerdan 2011 y les tirita la pera. Por otro lado pareciera que están especialmente asustados producto de los niveles de politización que está adquiriendo el movimiento.
Es casi seguro que el llamado en “contra de las elecciones” o de “funar las elecciones” les produce mucho temor. Toda su democracia se sustenta en ese rito que es creer que decidimos nuestro futuro votando cada 4 años. La democracia se ha transformado en rayar un papelito e introducirlo en una urna. Gran parte de sus argumentos se sustentan en esa institución: las elecciones. Por eso están asustados, más cuando muchos liceos son utilizados para ser establecimientos de votación. Tampoco les interesa un ajetreo social en medio de su circo electoral, harán todo lo posible por mantener la preciada “paz social” por esos días, mientras continúan violentandonos y perfeccionando sus armas militares y juridicas. Recuerden que el voto es voluntario y quizás mucha gente no quiera salir a votar si ve manifestaciones en las calles. Por otro lado los políticos no saben cual sera el resultado de ese cambio legislativo. Finalmente, es gracioso pensar que el día del “carnaval democrático” son los militares quienes la llevan en las calles protegiendo los lugares de votación y las urnas, los mismos milicos que han salido a matar y bombardear más veces a su propia gente que a los milicos vecinos. !QUE FIESTA DEMOCRATICA¡
Sin embargo tenemos que ser capaces de poder ir más allá de la funa como hecho semiótico. Tenemos que ser capaces de poder avanzar de forma real y concreta, en la construcción y masificación de experiencias de autogestión social. Que son las que finalmente se desencajan de esta mera lógica de protesta o petición, y se transforman en un quiebre con los ejes centrales del capitalismo. Dado que el capitalismo se encuentra acostumbrado ha estas expresiones de descontento, pero cuando estas desbordan su expresión reivindicativa y se transforman en procesos reales de transformación rompen con la lógica actual de un sistema subsidiario.
Por otro lado tampoco les interesa que nos opongamos a Ley Hinzpeter. El 2011 se estableció en la opinión de la gente la idea de educación como derecho social. Hoy no quieren que durante este 2012 se establezca el discurso de la protesta como derecho social. No, no lo pueden aceptar… y harán todo lo posible por callar y sofocar el movimiento antes de que prenda.
Resumiendo, debemos tener en claro que es necesario diversificar el discurso de la “educación gratuita”, el cual ya fue instalado en el debate, un ejemplo es que ya muy pocas personas pueden rebatir este anhelo en la sociedad chilena. En ese sentido debemos profundizar la crítica, o sea no basta con gritar “educación gratuita”, lo cual también puede ser traducido como “domesticación gratuita”. Debemos entender la educación que proviene desde la institucionalidad como un aparato de dominación, por tanto es de vital importancia empezar a instalar como necesidad la construcción de espacios de educación popular, auto-educación, educación libertaria, educación autogestionada o como quieran llamarla. Debemos tener claro que aquí el asunto se complica un poco, ya que esta educación autónoma no se puede pedir al estado como sí la educación gratuita, sino que debe ser construida por nosotras y nosotros mismos en nuestras acciones cotidianas y nuestra movilización global. En otro aspecto debemos siempre estar mirando hacia las otras esferas sociales, para de esta manera no caer en un discurso gremial estudiantil. Debemos compenetrar nuestras luchas y nuestra solidaridad con otros sectores. Esto último inevitablemente nos obliga a instalarnos en las coyunturas globales como por ejemplo lo son la probable aprobación de la Ley Hinzpeter y las próximas elecciones municipales en Octubre. Realizando estas reflexiones podemos profundizar la crítica y tener avances cuantitativos y cualitativos dentro del movimiento. O sea podríamos salir del estancamiento en el cual nos encontramos y empezar a soñar un poco más allá.
Que nuestras acciones desordenen la lógica del capital.
A sorprender a los poderosos, nosotros tenemos la ofensiva en nuestras manos.
Por una nueva sociedad que se base en la actividad comunitaria del mundo:
¡A DESATAR LAS LUCHAS EN TODAS LAS ESFERAS DE NUESTRAS VIDAS!