Los habitantes del exclusivo sector de Lonco en Chiguayante reclamaron en contra de la planificación urbana y el cambio en el plano regulador de la comuna que ha permitido la construcción de edificios de altura en su barrio.
Con voz impostada, los disconformes, dijeron que sus calles son angostas y que no resisten el flujo vehicular de los nuevos vecinos que salen de los edificios de más de cinco pisos que han construido en el sector.
Sin duda que estos “residentes” sólo han tenido que levantar el teléfono y narrar su situación para que, hasta nosotros los escuchemos, a diferencia de los sanpedrinos que, por años han estado sufriendo los mismos tacos y recién ahora su drama a pasado a la palestra, sin que no los hayan humillado, mandándolos a levantarse más temprano.
Con todos los privilegios que tienen los residentes de Lonco, no están exentos de las consecuencias del libre negocio inmobiliario. Esta situación podría decirnos dos cosas: que el negocio inmobiliario no se mueve al interior de una burguesía provinciana como esta o que la lógica del capitalismo están aberrante que induce que hasta los que engordan con él se caguen a si mismos.