Ni a una semana de abrir sus puertas los locales de Concepción, el tan reconocido y querido bar Mal Paso, donde existió un arduo trabajo para partir y atender a su público; con sus patentes al día, rediseñando espacios, invirtiendo en infraestructura, e incluso en música para amenizar el espacio y satisfacer a sus clientes, fue lugar de injusta represión.
Aún con todos los esfuerzos, relata su dueña, Alejandra Gutierrez, que “el día de ayer, 18 de diciembre, en medio de una jornada maravillosa apoyada por los clientes amigos, en momentos de una tarde cálida hubo control de dos ‘setas’ municipales amables, indicando reglas a seguir no menores. Se mantuvo cordialidad, conversación y sugerencias a seguir. Se fueron después de llenar un formulario muy extenso. A los minutos llegaron fuerzas especiales dando órdenes de cierre. Llevando detenidos a clientes y a un músico con exagerada prepotencia. Sin orden. Solamente no se podía estar en una terracita. Su comportamiento nos llevó a repudiarlos y solo conseguimos cerrar y detenidos, más parte. Hasta cuándo. Un parte lo pasan un par de pacos después de pedir patentes, pero no pueden enviar a fuerzas especiales”.
Demás está decir la difícil situación que vive el rubro bohemio en Concepción, que se encuentra en condiciones precarias en medio de la pandemia, y pese a que existen todos los esfuerzos posibles por mantenerse en pie y la inversión para poder funcionar, Fuerzas Especiales de Carabineros no respeta y actúa una vez más, de forma violenta, desmedida y sin criterio, además en un ámbito que no les corresponde. Si hubiese existido un real problema, durante la fiscalización realizada se solicita el cierre del local, lo que no sucedió, pero tal como dice Alejandra Gutiérrez, no es posible que lleguen uniformados de Fuerzas Especiales a realizar un procedimiento sin existir conflicto de por medio.
Virginia Torres Matamala
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En repudio al actuar de Carabineros contra el bar Mal Paso
