¿Si ya resultó antes, para qué cambiar de estrategia? Ése pareciera el axioma que está aplicando Estados Unidos para justificar una intervención militar en Irán a la que estaría siendo arrastrado por Israel.
Por Alejandro Baeza
Quizás alguna parte de los lectores y las lectoras de esta columna sean muy jóvenes para recordarlo, pero por allá empezando este siglo, a finales de 2002, comenzó a aplicarse una intensa campaña de los grandes medios de comunicación occidentales para secundar la narrativa de Estados Unidos, Reino Unido y -por supuesto- Israel, en cuanto a que el régimen de Sadam Hussein en Irak estaba construyendo "armas de destrucción masivas" y justificar así una intervención militar.
"Según el informe de la CIA, todos los expertos de inteligencia estadounidenses coinciden en que Irak busca armas nucleares", declaró John Kerry, de la oposición del Partido Demócrata al gobierno republicado de George Bush en octubre de 2002. "No cabe duda de que Saddam Hussein quiere desarrollar armas nucleares". La clase política en general respaldaba iniciar operaciones, incluso mintiendo sobre estos supuestos informes de la CIA, que de hecho, decían lo contrario.
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Una táctica que vista en retrospectiva pareció ser exitosa. La invasión a Irak finalmente ocurrió y fue respaldada por una buena parte de la sociedad estadounidense sensibilizada aún por los atentados terroristas contra las Torres Gemelas y el Pentágono, incluso a pesar del voto en contra del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el inicio del fin del derecho internacional como marco normativo de las relaciones entre países y que el Estado de Israel terminó por destrozar, y que por cierto, fue una instancia en la que dignamente Chile -como miembro no permanente- votó en contra en medio de las negociaciones del TLC con el país norteamericano. La invasión y la posterior guerra y ocupación de una coalición internacional comandada por EEUU dejó un saldo de muertes que se estima entre los 500 mil y el millón de víctimas, la mayoría civiles, y 9,2 millones de desplazados.
No obstante, esto es lo que actualmente denominaríamos como fake news. Una comisión investigadora que visitó Irak en noviembre de 2002 concluyó que no había ninguna evidencia que sostuviera la existencia de dichas armas en el país. Un reportaje de la BBC publicado en 2013 demostró cómo el entonces primer ministro británico, Tony Blair, aseguró "más allá de toda duda" que Husein estaba produciendo armas de destrucción masiva a pesar de que los informes del MI6 indicaban lo contrario. Incluso exagentes de inteligencia estadounidenses como Scott Ritter, ex oficial de inteligencia del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, ha sido una de las voces más duras denunciando la ilegitimidad de la guerra contra Irak pues nunca existieron dichas armas.
Sin embargo, uno de los agitadores internacionales más importantes para llevar a cabo esta operación militar fue el que por entonces también fungía como primer ministro del Estado de Israel, el criminal de lesa humanidad Benjamin Netanyahu, quien en una sesión del parlamento israelí aseguró "No cabe duda alguna de que Saddam busca, trabaja y avanza hacia el desarrollo de armas nucleares" agregando que "Una vez que Saddam tenga armas nucleares, la red terrorista las tendrá".
Ahora, literalmente sólo basta con cambiar una letra manteniendo intacta la narrativa para justificar otra intervención militar en la zona. Esta vez, no hacia Irak sino hacia Irán.
El relato propagandístico que busca instalarse es el mismo. El supuesto desarrollo armamentístico iraní representaría un "riesgo" para la región, afirma el país que sí tiene armas nucleares, al menos 90, como es Israel, que amenazó al jefe de Estado persa, el ayatola Jamenei, con que tendrá un destino como el de Sadam Husein.
A Irán se le acusa de desarrollar un programa armamentístico de misiles de largo alcance desde 1979 y una eventual búsqueda de desarrollo armas atómicas desde incluso antes de la revolución islámica, pero con más fuerza desde 1984, es decir, más de 40 años. El mismo Netanyahu viene repitiendo, más de una docena de veces, el mismo discurso en cuanto a que Irán está a meses sino semanas de conseguir una bomba atómica ¡desde 1995!
Con el ataque de Trump contra las bases nucleares de Fordow, Natanz e Isfahán, Netanyahu acaba de cumplir su gran sueño de una guerra de Estados Unidos contra Irán y de paso, poniendo un grave riesgo de una catástrofe radioactiva, algo que tanto criticaron cuando Rusia hizo algo parecido en Ucrania. A pesar de que atacar este tipo de lugares viola el derecho internacional y que además estaría pasando por encima de su propia constitución al agredir a otro Estado sin la aprobación del Congreso, la estrategia parece que funcionó (hasta ahora).
Finalmente, es necesario recordar que Irán no ha atacado a ninguno de sus vecinos, Israel sólo en los últimos dos años ha atacado a Palestina, Líbano, Siria, Irán y Yemen. Irán firmó el tratado de no proliferación nuclear, Israel no. Irán permite la inspección del Organismo Internacional de Energía Atómica, Israel nunca. Y lo más importante, Irán no tiene armas nucleares, Israel tiene al menos 90 y tal vez más. De hecho, es precisamente por no tener armas nucleares es que está siendo atacado, pues las acciones de Israel y EEUU están empujando a al mundo a asumir que la postura de Corea del Norte fue la correcta, en cuanto a que más vale tener armas atómicas para no sufrir el destino de Irak, Libia o Siria.