Este sábado en la sede de la Unión Comunal de Huertos orgánicos (UCHO) en Tomé se realizó un encuentro de organizaciones sociales de la región relacionadas mayoritariamente con la construcción de huertos orgánicos, al lugar también llegaron varias personas que les interesaba aprender técnicas de autocultivo. El objetivo de esto mostrar e informar a la comunidad cómo funciona el trabajo en huertos orgánicos y asimismo señalar la importancia de la conservación de las semillas y la lucha por desterrar los transgénicos de nuestros cultivos y alimentación y sostener la idea de exigir la soberanía alimentaria como camino.
Esta organización plantea la necesidad de resistir y luchar contra el modelo de la agroindustria, proponiendo la liberalización de las semillas, la no privatización del agua y la tierra y que son los campesinos los que deben abastecer a la comunidad y no la agroindustria con sus productos contaminados con tóxicos y transgénicos.
La actividad comenzó en la mañana con exposiciones informativas sobre la actualización del estado de la lucha contra la privatización de las semillas, por la tarde se trabajó en grupos con la finalidad de develar en conjunto problemáticas que se presentan en el plano organizativo de los colectivos y posibles soluciones y compromisos.
Rosa miembro de la UCHO nos comenta que en la actualidad esta organización está trabajando en dos proyectos, por un lado la construcción de un sector agroecológico demostrativo en el cual invitan a jardines infantiles y escuelas con el objetivo de que los niños vean y conozcan esta experiencia que no solo se trata de cultivar vegetales y frutas, sino que es una forma de resistencia al mercado agroindustrial que día a día se enriquece a costa de nuestras tierras, aguas y alimentación. Por otro lado, están realizando periódicamente encuentros de organizaciones sociales para generar redes y espacios de solidaridad.
En la actividad igualmente participó Rita de la organización CLOC, la cual nos comentó cómo progresivamente el mercado semillero se ha concentrado en apenas 10 empresas (Monsanto, Syngenta, Bayer, entre otras,) cuya estrategia ha sido patentar y apropiarse de las semillas, los campesinos han sido seriamente dañado por esto, siendo perseguidos por estas empresas, pero nosotros también somos víctimas de este negocio, pues debemos consumir arbitrariamente productos transgénicos y contaminados con tóxicos.
Asimismo Rita nos señala cómo la privatización de las semillas y la instalación de cultivos transgénicos afecta a la población “primero en el tema de la diversidad de alimento, si te das cuenta en la actualidad nos alimentamos de 4 o 5 granos: el maíz, el trigo, el arroz, la soya, de ahí deriva todo el alimento que estamos consumiendo de la industria alimentaria y se han perdido todas las otras semillas que eran básicas y que eran parte de la cultura alimentaria en Chile, por ejemplo esto sucedió con la Quinoa Mapuche. También han afectado la calidad de lo que comemos, ya que la agroindustria utiliza químicos como pesticidas, que son altamente dañinos para nuestra salud y también de la tierra y cultivos. Los transgénicos cuyo daño aun no ha sido comprobado también ha afectado a través de la contaminación cruzada, pero el impacto se verá en dos o tres generaciones más, al igual como supimos de los efectos nocivos de pesticidas, fertilizantes y químicos en general”
Una de las propuestas de diversas organizaciones campesinas y también urbanas es el posicionamiento de la soberanía alimentaria como propuesta regidora de las políticas alimentarias y productivas que debiera posicionarse en nuestro país, Rita señala de qué trata esto “la soberanía alimentaria es contraria al concepto de seguridad alimentaria propuesto por la FAO, ésta última sostiene que hay que asegurar cantidad de alimento no calidad y esto asegurado desde el mundo del mercado y en manos de la agroindustria. La soberanía alimentaria dice NO! a este modelo, propone que la comunidad tiene derecho a consumir primero los alimentos que nosotros queramos y que estén acordes a nuestra cultura, también tenemos derecho a decir quién nos produce y bajo qué sistema productivo lo hace, con todo lo que eso conlleva, por lo que debemos elegir entre una producción en manos de la agroindustria que solo se preocupa de sus ganancias sin contemplar las necesidades la población o el mundo campesino que defiende el cultivo orgánicos libre de tóxicos y alteraciones genéticas, por supuesto nuestra propuesta es apoyar ésta última”.
Por último le preguntamos por la postura del Estado con respecto al tema de la protección de las semillas, para Rita es sencillo: no están ni ahí. Al Estado no le interesa la protección de las semillas ni tampoco defender los derechos de una buena alimentación en nuestras comunidades ni menos aun defender el trabajo del campesino. ¿Cómo?“Primero por la política agroalimentaria de exportación que se ha instalado que promueve cinco productos solamente como el vino, la fruta y plantaciones forestales todo esto sin contemplar el mundo campesino. Segundo el tema de la aprobación de la OPOV 91 por parte del parlamento que va a significar una apertura tremenda hacia políticas de registro de las semillas por parte de las empresas, que propiciará que éstas se apoderen de las semillas y también una progresiva instalación de transgénicos en nuestro sistema alimentario”.
Foto de archivo
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