Se ha ido un grande entre los grandes. Pensador comprometido, asumió responsabilidades. Se enfrentó al peronismo reinstalado bajo la batuta del hombre fuerte que manejaba los hilos del poder, el ministro de Bienestar Social, José López Rega. El 2 de octubre de 1973, la triple AAA hizo explosionar una bomba en su casa, llevándolo al exilio. Su destino fue México, donde realizó la mayor parte de su obra como profesor de ética y filosofía de la UNAM, y ya en el siglo XXI, asumiendo como rector de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Incansable batallador, el atentado que casi le cuesta la vida a él y su familia no fue suficiente para acallar su voz. Al contrario, le dio fuerza y reafirmó sus convicciones en la lucha por la emancipación política de los pueblos y así también del ser humano.
Por Marcos Roitman Rosenmann (*) [caption id="attachment_147379" align="aligncenter" width="486"]el espacio político de los pobres, de las víctimas, las del sur del planeta, los oprimidos, los excluidos, los nuevos movimientos populares, los pueblos ancestrales colonizados por la modernidad, por el capitalismo que globaliza, subrayando que es el lugar desde el cual
tendremos que ir efectuando la crítica de todo el sistema de categorías de la filosofía política burguesa. Para ello dio vuelta a la historia. La puso patas arriba, repensó discursos y propuso una visión crítica y global de la cultura occidental, cuestionó que el origen de la democracia se encontrase en la cultura greco-romana y rompió con el helenocentrismo. Fue lejos y reivindicó su origen en las culturas semitas establecidas en Mesopotamia, Medio Oriente, milenios antes de Cristo. Estudió las culturas asiáticas, africanas y prestó atención a la historia de los pueblos originarios conquistados de Nuestra América. Si queremos encontrar a Enrique Dussel, deberá ser entre estos parámetros. De ahí su propuesta de forjar un pensamiento capaz de romper la violencia del sistema mundo dando la voz a sus víctimas, silenciadas o invisibilizadas. Así se teje su propuesta del pensamiento poscolonial. Una alternativa capaz de explicar la paradoja de la exclusión de las grandes mayorías en la globalización, cuyos efectos son la destrucción ecológica afincada en el proceso de valorización de un capitalismo predador y su corolario: la extinción de la vida en el planeta con la muerte de la especie homo sapiens. Profundizó en la obra de Fanon, dialogó con Pablo González Casanova, Darcy Ribeiro, Franz Hinkelammert, los teóricos de la dependencia, y cuestionó las visiones de una conquista y colonización bajo la idea de progreso. Reivindicó la historia de Nuestra América. Supo unir su saber a las luchas de los pueblos originarios y puso especial atención a la revolución cubana. Tuvo palabras para defender la revolución bolivariana. Fue un semita, de ahí su propuesta de una cultura fundada en la transmodernidad, en el reconocimiento de un saber anterior al pensamiento grecorromano como fuente de un poder ético y forjador de lo humano. Fue un convencido de la necesidad de estudiar a fondo la modernidad capitalista y su racionalidad política. No se trataba de un saber erudito, de un conocimiento academicista. No pretendía ser considerado un especialista en Marx. Dussel buscó en Marx una respuesta a sus interrogantes. Para Dussel, Marx proporcionaba herramientas, argumentos y facilitaba la comprensión del capitalismo realmente existente. Sus reflexiones sobre Marx no tienen parangón en el ámbito de la epistemología.